El abuelo de la criatura
Sinopsis de la película
Mientras Laurel y Hardy luchan en el frente durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), un buen amigo suyo resulta gravemente herido y, antes de morir, les pide que busquen a su hija y la lleven a casa de sus abuelos, pero la misión resultará más difícil de lo previsto. En su segundo largometraje, Laurel y Hardy se propusieron suavizar con unas pinceladas de humor un asunto tan serio como la guerra.
Detalles de la película
- Titulo Original: Pack Up Your Troubles
- Año: 1932
- Duración: 68
Opciones de descarga disponibles
Si quieres puedes descargar una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te añadimos un listado de opciones de descarga directa activas:
Opinión de la crítica
Película
6.4
56 valoraciones en total
Absolutamente geniales en sus cortos, El Gordo y El flaco tienen cuatro o cinco largometrajes de gran nivel, y el resto, se salvaban gracias a determinados gags. Más o menos lo que sucede en El abuelo de la criatura .
Finalizada la Primera Guerra Mundial los soldados Laurel y Hardy se harán cargo de una niña de cinco años y tratarán de llevarla junto a su abuelo paterno.
Bien dirigida por George Marshall, con una argumento más sólido que en otros largos, la película se deja ver con cierto interés aunque esperamos como agua de mayo a que lleguen los golpes. Y éstos llegan casi al final de la película, y nos desternillamos. Lo que pasa es que nos sabe a poco, porque nos gustaría que los largometrajes de El Gordo y El Flaco fuesen una sucesión de sus cortos. Pero no es así. ¡Qué le vamos a hacer!
Segundo largometraje protagonizado por los divertidísimos Laurel & Hardy, ubicados en tiempos de reclutamiento para ir al frente de la Primera Guerra Mundial, donde cualquier vago o delincuente servía, pues de lo que se trataba, era de mostrar un gran número de efectivos que asustara al enemigo, aunque a la hora de la verdad solo sirvieran como carne de cañón. Laurel y Hardy están, por supuesto, entre el grupo de los incompetentes… y bien que se encargarán de amargarle la vida al comandante, de darle una accidental zurra al panadero que quiere vengarse… pero también serán capaces de demostrar que, el mismísimo Alvin York, era un principiante al lado de su capacidad para capturar enemigos.
Muy divertida esta primera parte dirigida por el prolífico George Marshall, quien también asume el rol del panadero, enemigo casual del Gordo y el Flaco en el ejército. Daba para un buen largo, pero a alguien se le ocurrió dar de baja en el frente de batalla a Eddie, el amigo de la pareja y después –de seguro por su heroísmo- dan de baja a L & H del ejército… y pronto los vemos buscando infatigablemente al señor Smith, el abuelo de la hijita de su amigo, pues su madre ya les había abandonado para irse con otro hombre, y ellos no están dispuestos a dejar a la simpática pequeña en cualquier sucio orfanato.
Raymond McCarey se ocupó de dirigir esta parte, e infortunadamente, el filme pierde un buen tajo de sus toques de comedia, para convertirse en una remembranza de El chico de Charles Chaplin, con niña huérfana buscando padres, empleados del asilo del Estado pretendiendo rescatarla, y hasta con Laurel y Hardy jugando a delincuentes con tal de que la pequeña pueda ser salvada.
Con todo, el filme resulta plácido, contiene su grado de ternura, y nuestros célebres comediantes siempre resultan gratos para calmar el estrés, poner una sonrisa en nuestros labios y para ver que los problemas de la vida casi siempre tienen una posible manera de resolverlos… que, por fortuna, nunca estamos realmente solos.
James Finlayson, como el comandante gruñón, Tom Kennedy como el frustrado sargento del pelotón de holgazanes, y Jacquie Lynn como la pequeña Smith, secundan esta pasajera pero entretenida comedia de los años 1930 que, por suerte, se salvó de los temidos insertos de bailes y canciones, el pan de cada día tras el advenimiento del cine parlante.
¡Empaquen sus problemas! Si tienen solución no hay por qué preocuparse… y si no la tienen, pues ¡aguanta, que las penas también pasan!
A la fuerza la pareja termina alistándose. Su treta para librarse del reclutamiento no les vale y es que Stan, a veces, mete la pata hasta la cintura. A veces y siempre.
El adiestramiento es duro, pero están acostumbrados a pasarlo mal.
Stan y Oli son gente de buen corazón, por eso nunca alcanzan a comprender la gravedad de los líos que organizan, y esa es su comicidad.
Impresionantes escenas bélicas con el carro de combate por las líneas enemigas.
Después de la guerra intentarán reunir a la hija de su compañero fallecido con su abuelo. Ahí ya, el despifoste.