Edén al oeste
Sinopsis de la película
Elías es un joven emigrante que debe afrontar numerosos contratiempos para entrar ilegalmente en la Unión Europea. Al igual que en La Odisea , el Mar Egeo es el escenario de sus aventuras. Después de innumerables peripecias, de una escala en el paraíso y una estancia en el infierno, su periplo termina en París. Es un intento recrear el viaje de aquellos que cruzaronn tierras y océanos embravecidos a la búsqueda de un hogar. La historia de Elías no es la de Ulises, ni tampoco la de Jean-Claude ni la mía. Pero me veo reflejado en Elías, un extranjero que no me es extraño.
Detalles de la película
- Titulo Original: Eden à louest
- Año: 2009
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
6.3
32 valoraciones en total
Edén al Oeste el reciente filme de Costa-Gavras sin nada de denuncia política en el microcosmos en el que se desenvuelve el joven y solitario Elías, nos recuerda por momentos el mensaje de muchas películas que tocan el tema de la inmigración como La terminal de Steven Spielberg, que a propósito, está muy cercana de otra película como The visitor.
Costa-Gavras en su película (a diferencia de filmes como Tierra de nadie, dirigida por el documentalista Danis Tanovic) no nos sumerge en las guerras idealizadas para descubrir manejos socio-políticos, pero sí de ese camino a la felicidad y la esperanza, en una sociedad enferma ante la ausencia (en muchos casos) de comunicación, que implica —por supuesto— el deseo de compartir.
Todo emigrante que sale de su país —dijo en alguna oportunidad el escritor marroquí Tahar ben Yelún—, alienta un proyecto de encuentro, de mezcla, de mestizaje, un proyecto de una vida mejor. La tierra propia, la familia, no se deja por razones banales. El emigrante, que llega a un lugar para quedarse, deja su impronta, más tarde o más temprano, con mayor o menos facilidad, en la cultura que le acoge, de la misma manera que recibe la cultura del país al que llega. No hay choque de culturas, las culturas se intercambian inconscientemente, es lo que hemos llamado transculturación
Todo lo anterior lo descubrimos en la ideología del filme Edén al Oeste. En una escritura audiovisual a lo Road Movie, Elías (Riccardo Scamarcio) por su juventud y su aventura, es ese ser transcultural que nos invita a reflexionar si realmente somos también ¿seres globalizados?
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic, Barranquilla, Colombia)
Costa-Gavras, que hizo películas tan notables como Z o Estado de Sitio, se nos ha pasado al cine infantil. Ha querido retratar la Decadencia de Occidente, pero principalmente ha sido su propia decadencia lo que ha quedado patente.
Un argumento ingenuo, poco original y bastante maníqueo. Un cúmulo de peripecias poco realistas, especialmente en el club de vacaciones y a la llegada a Paris. Por otro lado, tampoco se denuncia realmente nada, sólo se surfea sobre los temas de denuncia. Que si opulencia, derroche, antipatía, alienación mediática, racismo… todo muy por encima. Un festival de temas denunciables. Denunciar todo para no denunciar nada.
Unos personajes que responden a estereotipos muy gastados: el Inmigrante y su Sueño, la Madurita Todavía Apetecible que se busca un rollete de verano, la Pareja de Cínicos Burgueses que te dejan tirado a la primera, etc… De los que desfilan a lo largo del periplo del protagonista sólo se salvan los más humildes: una vendedora ambulante, otro inmigrante, unos camioneros, unos mendigos, unos gitanos. Y ningún dialogo de interés, aunque supongo que será lógico si se quiere denunciar la incomunicación en Occidente.
¿Continuo? Pues una actuación del protagonista que se ha basado en poner los ojos como platos. Algunas notas de drama a destiempo, otras de sentimentalismo a la europea, y finalmente algo de humor blanco bastante desfasado, en ocasiones parece un remake de una película de Charlot. Y a mí me gustan las de Charlot, que conste ¡Pero se hicieron hace 80 años! Por cierto que igual el film hubiese salido más redondo con solo pretender no aspirar a ser más que una comedia.
Recomendable como introducción para debatir sobre inmigración en las clases de Educación para la Ciudadanía y poco más.
Costa-Gavras ha sido un importante cronista de las realidades políticas y sociales, lo que parecía hacerle el más adecuado para dar un oportuno golpe en la cara a una Europa donde crece la xenofobia y cuajan ideas lanzadas por la derecha más extrema.
Pero aunque la realización de su último trabajo tiene enérgica factura, el guión no va más allá de las tibias aventuras que protagoniza un chico con aspecto de actor mal camuflado, un previsible devaneo donde siempre ocurre lo de siempre, escaseando complejidad, veracidad o dramatismo.
Lo peor es que un tema importante haya dado, en las mejores manos, resultado tan intrascendente y prescindible, con un inadecuado Riccardo Scamarcio demasiado guapo para el papel, siempre impecable aunque pase por los peores lugares, que no llega nunca a ser creíble.
Es la historia de Elias, un inmigrante que llega a la costa del Edén, un complejo turístico para gente adinerada. Trata de pasar desapercibido y en medio de las aventuras que le suceden es también explotado, empieza a ser tratado como una persona de la que se puede disponer: sólo es receptáculo de ciertas compasiones y algunos paternalismos hacia él son lo único bueno de lo que puede disfrutar a lo largo de su historia.
También hay algún gesto de amistad, pero casi todos los pobres como él son parte de una jungla por sobrevivir y cada quien vela por lo suyo, por sus intereses.
Elias tiene un plan, piensa llegar a Paris y ahí… una promesa, una esperanza.
Sin embargo debe correr demasiado, sortear la presencia policial, a cada rincón estar alerta por su calidad de perseguido. La situación de ser un ilegal se nos muestra como los movimientos de un roedor, una comadreja, un ser que corre por el suelo y escapa.
Pero también es un ser del disfraz, del engaño, de la apariencia. Y es solamente esta vía la que le permite llegar más lejos de lo que llegaron otros, amigos suyos, con menos suerte que él.
La verdad es que me ha sorprendido esta última entrega del comprometido Costa-Gavras. Después de una filmografía que narra la realidad de forma contundente y sin paliativos, nos ofrece este cuentecillo moral con algunos ingredientes entre Amelie y Milagro en Milán . La acción empieza en un barco atestado de ilegales, lo que nos pone en la tesitura de una historia dura sobre inmigración. Pero el protagonista (un tal Elías del que nunca llegamos a saber nada, ni siquiera su procedencia) llega nadando a una playa nudista y la historia pega un quiebro para convertirse a ratos en una especie de comedia costumbrista. Es verdad que pervive la denuncia y que se pone de relieve la utilización en todos los sentidos (sexual, económico, etc.) del diferente, pero aparecen elementos que en el cine de Gavras, cuando menos, descolocan. El actor se limita a poner cara de susto mientras recorre Europa con destino a un París mitificado.