Eban and Charley
Sinopsis de la película
Eban, 29 años, ex entrenador de fútbol, vuelve a su pueblo natal para vivir con sus padres. Allí conoce a Charley, un chico de 15 años cuya madre acaba de fallecer. Los dos se enamoran gradualmente pero su relación se verá amenazada cuando el padre del chico se entera de la situación.
Detalles de la película
- Titulo Original: Eban and Charley
- Año: 2000
- Duración: 86
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Opinión de la crítica
Película
5.8
66 valoraciones en total
Me parece una película muy valiosa por el tema: el amor correspondido de un menor y un adulto y las consecuencias que eso puede tener.
(Y hablar de este tema ya es suficiente para que te acusen de pedófilo encubierto)
Nuestra sociedad tiene un tabú generalizado en cuanto se toca el tema de una relación supuestamente pedófila, pero es algo que está ahí, que ocurre cada día, el que menores se enamoren de gente adulta,(y viceversa) y quieran vivir su amor a pesar de las leyes en contra, o de las costumbres sociales. Muchas parejas gays duraderas están formadas por gente con mucha diferencia de edad. A veces empiezan cuando el menor tiene quince o dieciseis años, y duran casi toda la vida.
El problema social es cómo distinguir entre un abuso por parte de un adulto que fuerza o domina y cuando dos personas con esa diferencia de edad pueden amarse, respetándose, como iguales.
Si la sociedad no lo ignorara, podría haber vías para ayudar a esos jóvenes a enfrentarse a una relación, ciertamente prematura, pero que puede ser no sólo amorosa, sino un enriquecimiento mutuo, como era en la época griega clásica en la forma de la pederastia. En ese momento todo estaba institucionalizado y eso protegía a ambas partes.
La película nos hace simpatizar con el protagonista mayor, por su inocencia, a pesar del rechazo social. Y esto ya es difícil. Y al menos hace pensar sobre el tema de la pedofilia, no como algo rechazable sin más, sino como un tema complejo a seguir profundizando.
La edad no tiene importancia cuando se ama dice el menor cuando el adulto le confiesa que ya antes ha tenido relaciones con muchachos menores. Aquí esta el quid de la cuestión. En este caso apoyo al menor, Charlie, cuya madurez es superior a la de muchos adultos, incluso a la de su padre, pero no tengo tan claro que la actitud de Eban, el adulto, sea tan limpia y pura como la del menor, de hecho, ya ha tenido otra experiencia con un menor y confiesa a su padre que le gustan los menores. No se trata de que se ha enamorado de un menor, sino que busca tener relaciones con menores, lo cual queda patente en la tienda de discos al principio de la película. ¿Qué tiene que hacer la sociedad cuando un adulto convence a un menor sin formación? En muchos casos se trata de abusos, no solo físicos, sino psicológicos. Tiene que haber normas para defenderse de cualquier tipo de abuso y en todo caso el tema no es nada fácil. En algún momento me ha parecido encontrarme ante una película francesa, por su lentitud, por su planificación, por su escasa iluminación, por la música, que en este caso me ha gustado, por una interpretación aceptable pero insegura, y sobre todo por la temática. En definitiva, una de esas películas que te hacen pensar y que te gustaría contrastar con otros espectadores.
Hay películas que parecen estar construidas más desde la emoción que desde la razón y que haciendo de la necesidad virtud son capaces de traspasar fronteras y calar en lo más profundo del corazón. Eban y Charley es claramente una de esas películas.
La ternura y el mimo con los que está tratada desde el primer momento esta preciosa historia de amor entre un adolescente quinceañero y un joven vecino recién llegado a su pueblo que le dobla la edad suple cualquier posible carencia de tipo técnico o artístico. Al final, dentro de esta historia, el tema de la pedofilia aparece casi como una nota a pie de página y lo que realmente se subraya es el rechazo social que genera la condición y la relación de los protagonistas, más allá incluso de su diferencia de edad.
Así pues quien intente acercarse a esta película en busca de morbo y de carnaza ya puede ir olvidándose del tema. Y eso que los limitados recursos del film y el soporte en el que está rodado, más cercano casi al porno amateur que a otra cosa, pudieran tal vez ofrecer una idea equivocada. Y sin embargo, repito, lo único que nos encontramos aquí es una bella historia de amor plena de sentido y cargada de sensibilidad.
Y hablando de Ang Lee, hay en esta historia algo de lo que había también en aquella otra que se desarrollaba al pie de las montañas de Brokeback. Amar en plenitud se convierte en prácticamente imposible cuando el deseo se da de bruces contra el muro de las leyes de una sociedad injusta que decide de antemano lo que está bien y lo que no. Leyes únicamente basadas en prejuicios que utilizan cualquier atajo – la pedofilia por ejemplo- para condenar lo que no se considera correcto. Una sociedad que prejuzga y que se toma tan a la ligera el comportamiento de los demás no puede ser más que una sociedad enferma. Quienes la hemos padecido de alguna manera y en alguna situación parecida sabemos que una historia como ésta sólo podía nacer de las vísceras y tejerse con los mimbres de la pura emoción.