Dos pillos y una herencia
Sinopsis de la película
En Estados Unidos, durante los años 20, la Ley Mann prohibía que un hombre cruzara una frontera con una mujer, si no estaba casado con ella. Nicky (Beatty), un granuja a punto de divorciarse, pretende viajar de Nueva York a Los Ángeles con una rica heredera llamada Freddy (Channing). Para hacerlo sin violar la ley, convence a Óscar (Nicholson), un caradura que le debe favores, para que se case con Freddy, les acompañe durante el viaje y se instale con ellos por un tiempo. Los problemas empiezan cuando Óscar decide exigir sus derechos matrimoniales y se destapan las verdaderas intenciones de ambos hombres.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Fortune
- Año: 1975
- Duración: 88
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Opinión de la crítica
5.2
53 valoraciones en total
Mike Nichols ( Closer , Armas de mujer ) dirige y coproduce la película, que obtuvo una escasa respuesta comercial, pese al renombre de los protagonistas.
La acción se inicia en Nueva York y poco después se traslada a Los Ángeles. Narra la historia de un bribón, Nick Stumpo (Warren Beatty), que para fugarse a California con su novia Freddie (Stockard Channing) obtiene, bajo chantage, que su amigo Oscar Sullivan (Jack Nicholson) acceda a casarse con ella hasta que él obtenga el divorcio. A causa de la ley Mann, que prohibía viajar en compañía femenina con fines deshonestos fuera del Estado de residencia de la mujer, los tres, amparados en un matrimonio de conveniencia, emprenden viaje en tren, de inmediato, y lo concluyen en un fráfil avión de línea regular. La acción se desarrolla en clave de humor. Hace uso de numerosos gags, que recuerdan viejas películas americanas de los años 20. Nick y Oscar se pelean constantemente por celos, ya que ambos pretenden en exclusiva el amor de Freddie, y por codicia, porque ambos quieren apoderarse de la herencia que la chica va a recibir el día de su próximo cumpleaños. Pero la codicia es en ellos más fuerte que el amor, de ahí que les sea fácil llegar a un acuerdo ventajoso para ambos a partes iguales. El humor de la primera parte se basa en la torpeza de los personajes, malentendidos, enredos y en la ausencia de toda sospecha por parte de Freddie, que vive distraída a causa de su desmedida afición a la bebida. En la segunda parte el humor deviene negro y se basa en acciones homicidas tan inauditas como desventuradas para ellos. A la manera de los antiguos slapsticks, la intervención de la policía es rápida y contundente, lo que les lleva a confesar, entre mentiras, contradicciones y aparentes arrebatos de locura, un asesinato que no han cometido. Las escenas más destacadas del film son la del baile entre cortinas muy ligeras, de cristales engarzados, el día del cumpleaños de Freddie y la escena nocturna del puente, en la que se pasa de la soledad a un enorme atasco de tráfico.
La música, de Donald Shire ( Todos los hombres del presidente ), incorpora composiciones de baile de la época (tango, charlestón, etc.), que suenan de modo vibrante y con brillantez. La fotografía, del acreditado John A. Alonzo ( Tom Horn , El precio del poder , Harold y Maude ), aporta un relato visual de gran belleza, que alcanza niveles culminantes en las escenas nocturnas. El guión ofrece unos diálogos rápidos, claros e ingeniosos. La direccion da a la obra ráfagas de sutileza y un ritmo intenso, que capta la atención del espectador.
Obra menor dentro de la filmografía de director, actores y profesionales, de excelente fotografía y buena música, que resulta entretenida y divertida. Es de gran interés para fans de Jack Nicholson, que al año siguiente, tras varias nominaciones, iba a conseguir el Oscar al mejor actor principal.
Simpática comedida donde la protagonista es Stockard Channing, esa estupenda actriz que cuatro años más tarde cantaría y protagonizaría el papel de Rizzo en la inolvidable película Grease , dejando ver ya aquí en este filme que Stockard es mucha Stockard. De ahí que no entendemos por qué otros como Jack Nicholson o Warren Beatty, que más o menos empezaron con ella, haciéndolo igual de bien, hayan tenido tantos papeles principales a lo largo de las décadas y Stockard Channing sólo haya logrado que le den papeles secundarios o papelitos terciarios e insignificantes la más de las veces.
El tema va de dos sinvergüenzas que se quieren aprovechar de una mujer que tiene grandes posibilidades de heredar una fortuna, así uno de ellos la conquista pero como ya tiene esposa y ésta no le ha concedido el divorcio, hace que la heredera pretendida se case con un amigo y así juntos los tres escapan lejos de la casa paterna de la señorita en cuestión, instalándose en Los Ángeles de California donde se dedican a disfrutar de la vida sin trabajar. Pronto saldrán a relucir el interés y los líos amorosos de los dos varones con la hembra, alcanzando momentos muy divertidos aunque la película en líneas generales resulte floja.
Lo cierto es de comedia negra tiene poco, al igual que de hombre la persona que escribió el guión, que fue una amiga de Nicholson llamada Carol Eastman. El humor que presenta este filme en su mayor parte es infantil, que en algunos momentos lleva al espectador a un estado de confusión por la poca gracia que tiene, aunque también reconozco que la película me hizo reír en un par de ocasiones puntuales. En su segunda parte se hace más llevadera, esto se debe en buena medida a que Nicholson se suelta la melena, pero para la escasa duración que tiene la película el espectador termina pidiendo la hora porque es un disparate de pies a cabeza sin ninguna lógica interna ni emoción alguna. He visto películas de Jack Nicholson que me han gustado menos aún, pero en cuanto a relevancia de su personaje diría que es una de sus obras menos interesantes de su etapa de estrella de primer nivel, y una de las dos únicas películas suyas que a día de hoy no ha terminado otorgando rentabilidad. La otra es Ella nunca se niega, diecisiete años posterior a esta, y el que sería el siguiente y último guión que Eastman escribiría para una película de Nicholson. El fracaso de dicha cinta fue mucho mayor, pues de unos 30 millones que costó, se recuperaron cuatro, y dejó a la productora al borde de la quiebra, y la recepción fue mucho peor todavía (es la película con menos nota de Nicholson de esta web), pero con la cual yo recuerdo haber disfrutado mucho.
Warren Beatty, otro amigo de Nicholson en la vida real (así como gran contrincante a la hora de competir por las mismas mujeres, siendo Diane Keaton un ejemplo) nunca me pareció que tuviera grandes dotes para la interpretación, ni carisma, ni un talento especial para el cine, su figura me transmite egocentrismo -no obstante la legendaria Bonnie & Clyde sí me gusta- y aquí no resulta ser la excepción: cada aparición suya resulta molesta porque la cámara se desvía de Nicholson. La mujer protagonista a mi parecer tampoco brilla en ningún aspecto.
¿Quién puede resistirse a los encantos de Jack Nicholson y Warren Beatty? Nosotros no, desde luego. Ni Stockard Channing, quien antes de ser Rizzo en Grease, tiene que aguantar a este par de granujas. Ellos son dos pillos y ella la herencia. Y juntos, claro está, son Dos pillos y una herencia, comedia dirigida por Mike Nichols (El graduado, Primary Colors).
Dos pillos y una herencia está llena de situaciones inverosímiles, esperpénticas y sí, muy divertidas. Una comedia clásica, inteligente y sencilla. El trío protagonista es el aval suficiente para lograr todo eso. Hablamos de dos leyendas del cine, como Jack Nicholson y Warren Beatty. El primero en su salsa, histriónico hasta la médula. Sus gestos son parodia pura. Saca de quicio a Beatty, quien ese papel de vividor -ay Los vividores- le viene como un traje italiano. Los dos están perfectos y funcionan al cien por cien como pareja cómica, rallando la locura.
La tercera en discordia, Stockard Channing, es el contrapunto ideal al tándem Nicholson-Beatty. La película de Nichols fue la catapulta para su carrera, que con Grease culminó. Un papel, en Dos pillos y una herencia, que le valió la nominación al Globo de Oro, gracias a ese rol de chica no tan tonta como creen sus granujas amigos. Por separado, los tres están notables y juntos regalan escenas brillantes y socarronas, perfectas para reír.
A todo ese talento personal hay que sumar el pulso narrativo de Nichols detrás de la cámara. El cineasta siempre estuvo tocado por la varita para conseguir comedias de gran calidad. Algo que sucede en esta película gracias también al buen guión de Adrien Joyce, el seudónimo de la guionista Carole Eastman. Diálogos fluidos, escenas hilarantes -ya sea en el autobús o en ese apartamento cochambroso convertido en al casa delos líos- son el punto fuerte de esta comedia muy al estilo de la época. Ambientación, decorados y vestuarios perfectos. Como la música de David Shire, cuya carta de presentación incluye La Conversación o Zodiac. A veces recordando al cine de otro grande del género como Peter Bogdanovich y Qué me pasa Doctor.
Así pues, ya no solo por conseguir el cometido de entretener al otro lado de la pantalla, Dos pillos y una herencia es la oportunidad de ver juntos en escena a dos grandes actores del séptimo arte como Jack Nicholson y Warren Beatty. Una lucha de talentos que en su estreno pasó desapercibida. Sin embargo, rescatada del baúl, la propuesta de 1975 sigue valiendo para este siglo XXI, donde se sigue echando de menos la buena comedia.
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