Doctor Akagi
Sinopsis de la película
1945, vísperas de la rendición japonesa. En medio de una tensa atmósfera de guerra, el Doctor Akagi, médico de un pueblo pesquero en una de las islas japonesas, está consternado por la cantidad de personas que caen afectadas de hepatitis, primera causa de muerte en el desnutrido país. Ante esta grave situación decide implicarse para salvar su integridad profesional. Se alía con sus viejos colegas, un monje que ha colgado los hábitos, un cirujano nihilista adicto a la morfina y una mujer, formando así un grupo al margen de la sociedad militar japonesa
Detalles de la película
- Titulo Original: Kanzo sensei (Dr. Akagi) aka
- Año: 1998
- Duración: 129
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Opinión de la crítica
6.9
64 valoraciones en total
Es un film sin ataduras a nivel argumental: la historia de un médico que investiga la hepatitis, consternado por las muertes producidas por esta enfermedad, se desarrolla con giros imprevistos. El trasfondo histórico es el final de la segunda guerra mundial. La sociedad japonesa intenta conservar sus formas ante el caos de la guerra, pero le resulta imposible: el desorden, la violencia, el hambre, le enfermedad y la inminencia de la gran batalla que esperaba Japón, y que finalmente acabó con la masacre de las bombas atómicas, producen el caldo de cultivo de los cambios sociales que más adelante se desarrollaran en su país.
Imamura capta con extraordinario ritmo el ambiente de caos, sinsentido que toda guerra conlleva.
Qué mejor que una banda sonora en clave de free jazz para un desarrollo argumental también free. Las geniales secuencias del Dr. Hígado corriendo a visitar sus pacientes con un acompañamiento musical original me han hecho saltar sobre el sofá de puro divertimiento. La ironía sobre los personajes, constante de muchas películas de Imamura, no impide que sintamos afecto sobre ellos. Son seres que huyen de la construcción arquetípica de un personaje gracias a las contradicciones emocionales que el director les imprime.
100% recomendable para aquellos que huyan de los personajes planos y de los argumentos previsibles.
Sin duda se trata de una película interesante, pero Shohei Imamura no moldea bien el barro de la gran obra que emprende. A ratos resulta una película muy buena, por ejemplo cuando el médico Akagi se pone a investigar con un simple microscopio al virus de la hepatitis o en sus visitas profesionales a los enfermos, pero no se comprende que el director de este filme entremezcle estas partes rigurosas, serias y de máximo interés con otras bastante chabacanas y extemporáneas como la de la ballena o nube atómica en forma de hígado. Además tampoco sabe desarrollar bien la adoración y amor que siente la sirvienta hacia el galeno, todo un potencial argumentativo que de haberle sabido dar cuerpo, habría hecho una película mucho más estimulante y de las que dan que hablar.
Así pues, es obvio que este filme con estas formas no podía ser tomado muy en serio dado que su propio director no lo realiza precisamente con ese aire ni lo dota con tal impresión, tampoco con el suficiente arte como para ser considerado NOTABLE.
No obstante el mensaje del film es importante y valorativo de la figura ideal de los médicos de familia o de cabecera, habidos allá por los años cuarenta, en pleno desarrollo de la II G.M., hombres sencillos, solidarios, siempre dispuestos a ir a la casa de los enfermos que le solicitaban atención, un tipo de profesional médico que ya ha desaparecido (ahora todos, aunque sea con la lengua afuera y las tripas saliéndose por una herida, tenemos que ir a verlos a ellos a sus clínicas, hospitales o consultas particulares y encima pagarles de lo lindo). El médico Akagi es de los que ya no se ven, corre y corre continuamente por llegar a tiempo a todas las llamadas de sus enfermos, la mayoría de los cuales ni siquiera pueden pagarle.
Fej Delvahe
Un caso más de discreción cinematográfica, a pesar de su estrecha relación con un tema recurrente, como es la Segunda Guerra Mundial. O bien hay que llamarse Clint Eastwood para hacerse conocido o bien algo falla cuando películas tan redondas pasan sin dejar huella. Cierto es que la cosa no es demasiado bélica, sino que gira alrededor de las vicisitudes de un médico en las postrimerías de la guerra en Japón y concluye como concluyó dicha guerra, pero es tan elevada la calidad de todas sus partes, que resulta incomprensible su olvido.
Muy recomendable para toda clases de públicos, tanto por su elevado nivel cinematográfico como por su accesibilidad argumental. Es lo que el cine americano podría haber hecho y quizás ya nunca será capaz de hacer.
Imamura, le fascinaba provocar, sacudir conciencias, las bien pensantes, sobre todo, con mucha frecuencia lo conseguía. Muy crítico con su idealizado país.
Aquí, habla de cosas y sobre todo, las trata, de forma no ortodoxa y exenta de convencionalismos.
Llama a las Geishas, putas. sin esos misticismos y esas auras con que habitualmente las pintan.
El jefe del campamento de prisioneros, es un pervertido sexual, una de sus aficiones, sacar fotos del pubis de las Geishas e introducirles un huevo analmente y después comérselo.
Retrata, como en la guerra las hijas se prostituían para mantener a la familia. Médicos que tomaban morfina para soportar el duro día a día. La corrupción entre el alto mando.
Las torturas sometidas a prisioneros, por el ilustre ejercito imperial.
Funcionarios públicos que hacían desfalcos para poder irse de putas.
Narrado en un clima de comedia con trasfondo social. Eso la hace más digerible. No banal. El argumento es rico en sucesos y avatares continuos. El final se tiñe de drama.
El ejercito es la fuente de nuestra fuerza . Éste y lemas parecidos fueron inculcados durante décadas por el nacionalismo, imperialismo Japonés. Mishima fue otro de sus ejemplares.
Japón pretendía apoderarse y colonizar Asia, vamos, hacerla parte de Japón. El germen de la política fue inoculado al pueblo Japonés durante décadas. Los militares mandaban y el pueblo obedecía perrunamente. El emperador se dedicaba a la contemplación de las flores de loto. Hirohito fue un auténtico títere. Eso sí, Títere sagrado.
Todo eso está en el trasfondo de esta historia, más o menos insinuado. Saca a relucir también como el ejercito diseccionaba gente viva, para experimentos en Manchuria. Así, como experimentación con armas bacteriológicas.
Para quién esté interesado en la salvaje y desconocida masacre, cometida por Japón, en Hanking, China. 1937. Una de las más desconocidas, ocultas y tristemente sanguinarias. Asesinaron a más de 200.000 personas, a sangre fría, la mayoría. En los muchos meses que duró la invasión. No quiero pensar que se hayan cometido atrocidades de esa magnitud, atravesaban a los bebés con las bayonetas, entraban en los hospitales y violaban a todas las mujeres, sin importar edad, después las asesinaban. Etc, etc.
Si alguien está interesado en el tema puede consultar las siguientes obras:
Nemesis- La derrota del Japón- 1944-1945. Max Hastings. La violación de Nanking Chang Iris.
Las flores de la guerra Geling Yan. Pues lo que ocurrió en esos años es el desgraciado génesis de esta obra ambientada al final de la II G.M.
Volviendo a la película, el final, lo de la ballena es una pura alegoría.
No estoy en absoluto de acuerdo con la opinión de que podía haber sacado más partido entre la relación que se establece entre la chica que repetía constantemente, lo que su madre le inculco. Nada de sexo gratis . Y el doctor Akagi. Es justo lo que necesita la historia, el tipo de relación que se da entre ellos.
Rebobinando, el gran mérito de esta obra es decir las cosas de muy diferente manera que el discurso establecido, oficial e imperante, así como hacerlo con esa vis cómica, lo cuál es sumamente difícil y más con este resultado.
Muy aconsejable para ver otros puntos de vista y opiniones de esta atroz guerra y sus humanitarios, anónimos héroes. Tan desconocidos.