Dios se lo pague
Sinopsis de la película
Una mujer jugadora, Nancy, que ostenta su elegancia para disimular su pobreza mientras espera que un hombre adinerado aparezca y se ocupe de ella, conversa con el viejo que mendiga en la puerta de un casino. Poco después, un pretendiente rico y misterioso le ofrece una vida de lujos, aunque alejada de las convenciones sociales.
Detalles de la película
- Titulo Original: Dios se lo pague
- Año: 1948
- Duración: 119
Opciones de descarga disponibles
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Opinión de la crítica
Película
7.3
25 valoraciones en total
Película argentina con toques de drama filosófico-moral interesantes. Sin embargo, tras un comienzo de bastantes posibilidades, la película va derivando hacia un tono de melodrama, bastante rocambolesco además, que le quita mucha fuerza. Tiene perlas interesantes, sobre todo en las reflexiones de Arturo de Cordova y en ese rechazo a las convenciones, pero pierde gas en los últimos tramos (para mi gusto le sobra también un poco de metraje). Es una película aceptable, pero yo me quedo con la idea de que se podía haber sacado mucho más. De hecho….
A la entrada de una iglesia hay un mendigo que se hacer llamar Juca, de espesa barba y mirada amable, que pareciera estar necesitado como tantos otros que ocupan los lugares más concurridos de la ciudad. A cada persona que le arroja una moneda a su sombrero, él la compensa con la consabida frase Dios se lo pague que, a algunos les acaricia el alma, a otros los hace sentir que ya cumplieron con su deber… y otros creerán que ya pueden pedir a Dios, o a sus santos, lo que necesitan para sí mismos.
Cuando aquel mendigo se encuentre con Barato, otro mendigo a quien las cosas no le van muy bien, se sentirá tan a gusto en su compañía que, pronto, se convertirá en su maestro, demostrando su amplio conocimiento del arte de pedir limosma. Así, comenzarán a iluminarse una serie de hechos que desnudarán su particular existencia: sus aspiraciones, sus afectos, sus desgracias… y sus deseos de venganza.
Con unos significativos diálogos que quizás te quiten las ganas de volver a dar limosna a desconocidos, el director argentino, Luis César Amadori, va tejiendo un emotivo y poderoso drama que nos muestra, con sorpresa, el singular camino que recorre aquel mendigo, de quien luego sabremos que se llama Mario Álvarez y que tiene más mundo que el mismísimo Papa de Roma.
DIOS SE LO PAGUE, es la versión cinematográfica de una obra teatral escrita, en 1934, por el brasilero Joracy Camargo (1898 -1973), la cual tuvo cerca de 14.000 presentaciones en su país, siendo también llevada a las tablas, en otros países de Latinoamérica, con notable éxito.
Amadori ha hecho una versión fílmica bastante interesante, no obstante que sus internacionales actores, Arturo de Córdova (Él, ¿Por quién doblan las campanas?, El conde de Montecristo historia con la que, Dios se lo pague, tiene claras similitudes…) y Zully Moreno (quien, desde un año atrás, es la esposa del director), resultan a ratos sobreactuados. El manejo de sombras y luces indirectas lo encuentro bastante preciso, y la historia se desenvuelve con mucha soltura, descorriendo el velo del personaje central con particular eficacia. Al final, queda trazado un complejo y ejemplarizante drama, y algunos espectadores quedamos perplejos, pues nos da la impresión de que aún somos bastante inocentes frente a las perversas maquinaciones que se agitan a diario en nuestra maltrecha sociedad. Y hasta se nos ocurre pensar, si esta película no resultará una pacificadora invitación a pedir, denegando el derecho a exigir justicia social, allí donde imperan grandes desigualdades.
Como puede verse, es la clase de filme que abre puertas a importantes debates, y solo por esto, tiene ya su mérito. Quedan resonando en nuestros oídos, frases como éstas:
Dan las monedas para que les vaya bien. Si no necesitaran nada, no darían nada.
El día que la gente se entere de lo que ganan los mendigos, la competencia se va a volver imposible.
Jugar es vicio del que necesita, no del que tiene.
El diablo siempre está al lado de los que quieren vender su alma.