Diario de invierno
Sinopsis de la película
Se trata de la historia de Caín ambientada en el mundo infernal de una comisaría de policía, en el caos de una ruina familiar, en un viaje mítico al mundo de la infancia. Dios y Caín. Caín y Abel. El paraíso perdido, la infancia y su recuerdo idealizado, todos los tabús y traumas y la versión que da la sabiduría popular de los mismos hechos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Diario de invierno
- Año: 1988
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
6
97 valoraciones en total
Dentro de la proverbial maldición que ha acompañado siempre al cine de Regueiro, Diario de invierno pasa por ser hoy día su obra más inaccesible, hermética y compleja. Con guión del maestro Fernández Santos y el propio cineasta, compone una trilogía encubierta, en estética, tono e intenciones con Padre nuestro y la emblemática Madregilda : se basa en la sugerencia, en la alegoría y el esperpento, en la parábola, con resonancias bíblico/históricas, en un conjunto inasible, difícil, que viaja, vólatil, de género a género (comedia irónica, tragedia, thriller abstracto, fantástico, drama surrealista). Diario de invierno hace hincapié a mayores en una atmósfera más feísta y fantasmagórica si cabe, pero es desbordante su multiplicidad de enfoques y lecturas.
Enormemente desigual, con interpretaciones y personajes igualmente irregulares (Pávez, Rosario Flores, Vicky Peña), abusa de unos diálogos muy literarios (al estilo de Gonzalo Suárez) que la hacen, junto a un conjunto que remite al thriller abstracto pero de forma nada encajonable, rozar y caer en lo pretencioso en muchos momentos.
Hay influencias de todo tipo: Valle Inclán a la cabeza, Juan Marsé, Suárez… y un anticlericalismo y crítica a la tambaleante institución familiar y a la sociedad patriarcal absolutamente directa aún en sus meandros metafóricos.
Diario de invierno puede decirse que es el film más ambicioso y quizás más irregular de Regueiro, un celuloide de incatalogable y bárbaro hermetismo de esperpéntica entraña, dónde el director se ve desbordado por su compleja tarea.
Con Fernando Rey, la película crece pero el incontrolable potencial expresivo de semejante océano de lecturas que ofrece este film/jeroglífico no cuajan en algo auténtico y notable. Siempre interesante y ejemplarmente osadísimo.
Una historia de tormentos del pasado, de renuncias a una madre que aún vive y de odios hacia ella y lo que la rodea, y de la búsqueda mental de un padre singular, con quien se encontrará solo para salvarse de su mala vida como inspector de policía, una vida miserable, que le hace pasar los tiempos de descanso en una celda y otros momentos con un recluso del que se ha encariñado.
Todo ello contado en un lenguaje poco actual, muy de Valle Inclán lo que hace que te pierdas varias veces en el camino. Una película extraña, poco comercial, y para muy eruditos. Fernando Rey se llevó el máximo galardón en los Premios Goya como mejor actor pero a mí la actuación que más me ha agradado es la de Francisco Algora, incluso por encima de Poncela. Una película que, francamente, no la recomendaría. Un 5.
«Y alejándose de la presencia del Señor. Caín durmió su pecado…»
Génesis. 4. 16.
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Diario de invierno es la crónica de una relación imposible, pasada y revivida con un padre. Un comisario interpretado por Eusebio Poncela y una madre, expulsada del convento, se aloja en la comisaría y realiza una revelación-denuncia a su vástago: violó a una menor y ahora tiene un hijo. La relación es simbólica: a través de un caso de un niño que prende fuego a la habitación donde se encuentra su padre se inicia una regresión al pasado.
Redes y ecos desenterrados mediante un personaje turbio interpretador por Fernando Rey donde Francisco Regueiro articula la narración por el paralelismo y pasajes oníricos.
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Declaraciones:
«Se trata de la historia de Caín nuevamente contada desde el mundo infernal de una comisaría de policía, desde el caos de una ruina familiar, en un viaje mítico al mundo de la infancia. Dios y Caín. Caín y Abel. El paraíso perdido, la infancia y su recuerdo idealizado, todos los tabús y traumas y la versión que da la sabiduría popular de los mismos hechos.»
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Me encantan frases como «Antes de que yo naciera mi casa era un prostíbulo. Mi abuela era la dueña pero la reina era mi madre», «Hombre jodedor, poca picha, mucho cojón» o «Llevo el sombrero no por hacerte un feo sino porque se me escapa la memoria».
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El personaje de la subinspectora es absolutamente caricaturesco con esas botellas de ginebra encima de la mesa. Tal vez Regueiro, que define su película como una ‘comedia bárbara valleinclanesca’, construye un filme extraño y fascinante por su atmósfera y personajes. Puede que sea imperfecta pero de esa imperfección nacen elementos sugerentes sobre un guión de Ángel Fernández Santos y el propio director.