El código que valía millones (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie de TV (2021). En los años 90, un artista y un hacker de Berlín inventaron una nueva forma de mirar el mundo desde arriba gracias a las imágenes de los satélites de la NASA. Años más tarde, se reúnen para demandar a Google por la infracción de su patente, un algoritmo que Google copió para crear Google Earth.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Billion Dollar Code
- Año: 2021
- Duración: 265
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes descargarte una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te añadimos un listado de posibilidades de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
7.2
88 valoraciones en total
A pesar de estar basado en una historia real nunca había oído hablar de ella.
Ahora en 2021, nadie piensa que Google sea una empresa, digamos limpia . Pero por los años 90 la cosa no estaba tan clara.
La serie según van pasando los capítulos más te apetece saber lo que sucedió.
La forma de contarla y de presentarla me parece fabulosa. Los personajes están bien desarrollados y desprenden carisma. Se hace realmente fácil empatizar con ellos y comprender porque hicieron lo que hicieron.
Mención especial, la amistad de los dos personajes principales. Siendo tan dispares y como se complementan. Maravilloso la forma de narrarlo y darle todos los matices.
La música, los años 90, todo hace querer saber más de esta historia.
Sin duda todo un descubrimiento.
El código que valía millones – The Billion Dollar Code
Eran personas que creían que la revolución digital construiría un mundo más justo y democrático. Pero no pasó nada como lo soñaron. Robert Thalheim, director de la serie.
Después de la caída del muro de Berlín, Alemania estaba en pañales en cuanto a tecnología digital e informática se refiere y EE.UU., cuyo liderazgo era indiscutible, había tomado una gran ventaja sobre el resto de los países occidentales.
El código que valía millones, una miniserie alemana de 4 episodios, cuenta una historia real. Una historia que, en su momento, pasó extrañamente desapercibida. Y digo extrañamente desapercibida con un deje de marcada ironía porque el asunto en cuestión tiene su miga y es tan sobresaliente e impactante que parece incomprensible que no tuviera una mayor resonancia internacional.
Verán, a principio de la década de los 90, Berlín era dos ciudades empeñadas en un histórico proceso de reunificación después de un largo tiempo separadas por aquel muro que muchos bautizaron como el de la vergüenza. Los nuevos vientos de la libertad estimulaban la imaginación de una idealista y joven generación que aspiraba a un mundo mejor, más justo e igualitario.
Carsten Schlüter y Juri Müller eran dos de esos jóvenes inquietos, inteligentes, creativos y visionarios de la contracultura de la época, braceando a contracorriente con la finalidad de obtener financiación para su ambicioso proyecto, TerraVisión, en el que la gran mayoría de instituciones y empresas de entonces no creían, al considerarlo como una loca fantasía de ciencia ficción.
Finalmente, Deutsche Telekom les ofrece un contrato que les permita desarrollar su plan y en el plazo de tan sólo un año, no sin grandes contratiempos y penalidades, TerraVisión es presentado con éxito en la Feria Internacional de Kyoto de 1994.
A partir de ahí, una serie de hechos bochornosos y sin parangón en la historia del registro de patentes darán lugar al ignominioso acontecimiento que supone el meollo de la narración.
Y para no pecar de impertinente soplón, no les voy a revelar aquí, mis improbables lectores, lo que con tanta expectación e interés fui descubriendo en el trancurso de esta apasionante realización.
Sumérjanse sin miedo en la indescifrable jerga de los algoritmos, nodos, interfaces, hercios, drivers o gigabytes. Un fascinante universo que en veinte años ha cambiado nuestras vidas tanto o más que en el trancurso de los dos últimos siglos. En serio, me lo agradecerán.
Emilio Castelló Barreneche
Cuando los más avispados se dieron cuenta a finales de siglo pasado de que eso de internet podía ser la gallina de los huevos de oro, platino y diamantes con el que construir un futuro diferente y de paso pingües beneficios se inició una carrera de carros similar a la que narraba Ron Howard en Un horizonte muy lejano (1992) por plantar cada uno su banderita y colonizar un territorio virgen por explorar y explotar. El hecho de que se lo birlaran previamente a los indigenas es otra historia. Y una vez que muchos tuvieron su pedazo de terruño y siguiendo con el simil del western llegaron los terratenientes y por las buenas o por las malas fueron adquiriendo o comprando por un puñado de dolares lo que luego valdría millones.
El poderoso hacendado norteamericano Google (Eaarth) le robó la merienda a los pardillos colonos alemánes (Terra Visión) que soñaban con un bonito rancho para todos. Lo cuenta y muy bien Robert Tallheim, en apenas cuatro horas manejando los tiempos y el ritmo, apoyado en interpretaciones convincentes, manteniendo el tono y la intriga que remata con un último capitulo adscrito al mejor género procedimental. Más allá de los hechos la historia habla de sueños y realidades, del paso del tiempo y de la amistad a prueba de malwares,
Hay sin embargo un dato a mi juicio fundamental en la resolución del conflicto del que no se habla y es de los trabajos que realizó el Standford Research Institue en California en el area de la visualización geográfica al parecer anteriores a Terra Visión.
cineziete.wordpress.com
¿Qué tal seriéfilos? Hoy os quiero hablar de esta serie que tenéis disponible en Netflix y que nos cuenta una historia basada en hechos reales en la que dos Alemanes deciden demandar a Google por robarles un proyecto multimillonario.
Esta miniserie de cuatro capítulos es básicamente la historia de un juicio, la historia de David contra Goliat, la historia de como un gigante como Google utiliza toda su maquinaria para dejar indefensos a unos jóvenes e ingenuos alemanes, que consiguen desarrollar un programa que más tarde supuestamente se utilizará para crear Google Earth. Pero no os confundáis, no es una historia farragosa y pesada llena de tecnicismos y abogados que también los hay por supuesto, han conseguido vestir la historia de tal manera que consigue atraparte desde el minuto uno, con un montaje super conseguido, una banda sonora super potente y un ritmo frenético que sabe coger lo mejor del estilo de las docuseries, ficcionando una realidad ya de por si super atractiva.
Tiene una fotografía muy cuidada, siendo moderna cuando ha de serlo y más retro cuando nos hablan de los maravillosos años 90, las actuaciones son muy creíbles y sobre todo esta especialmente bien contada, creando una tensión e intriga permanente y utilizando toda clase de recursos para sorprendernos, en cierto momento hacen un que hubiera pasado si… que me pareció expectacular.
Quería también compartiros mi asombro de como juicios como estos los decide un jurado popular sin apenas conocimientos sobre los temas que se tratan y pruebas de expertos que deberían de ser concluyentes pasan a un segundo plano siendo más importante la habilidad comunicativa de los abogados o la credibilidad que sepan transmitir los demandantes.
Para más críticas como esta seguirme en Instagram como cítrico_de_series 😀
No es para 10 , pero sí para 8-9. Historia excelente. Magníficamente rodada y con un guión muy elaborado, añadiendo giros muy logrados y poniendo al espectador en situación. Pongo un 10 porque refleja de forma fidedigna lo que es una start-up y como funciona Silicon Valley. Grandes empresas, inversores y otros actores del ecosistema. Uno de los puntos fuertes son los personajes, perfectamente desarrollados y con grandes intérpretes. A destacar también la dirección, sosegada, poniendo el ojo en el detalle y al servicio de la historia
Sobre la historia. Es un caso real. Unos inventores alemanes crean un código – a mediados de los 90 justo cuando internet se transformó en un medio para hacer negocios.- que acaba en manos de Google. Con esto tienen bastante. Algún otro comentario indica que alguna de las situaciones no es creíble o exagerada. Con todo el afecto, indicar que no es así. La serie refleja perfectamente a los caracteres de una start-up, a los directivos visionarios de Silicon Valley y a los abogados especializados en patentes. Además la serie explica perfectamente que es un algoritmo y como se diseña y construye.
Muestra detalles sorprendentes que para algunos con alguna experiencia en este tipo de cosas, nos traslada a lugares muy familiares. Aparecen empresas que los más jóvenes no conocerán como la mítica SIlicon Graphics, competidora en la época de SUN Microsystems y Digital Equipment (DEC). Ninguna de ellas sobrevivió, pero aquellos que ya tenemos unos añitos, las recordamos perfectamente como empresas pioneras de la informática y de internet.
Si algún lector está en proceso de crear una empresa tecnológica y sigue teniendo una vision romántica e idealizada de Silicon Valley, esta es su serie. Se va a enterar como las juegan los americanos para proteger su industria tecnológica y sus patentes. Y si van a California, ya sabrán que no sólo hay focas, pelícanos y peces de colores: también abundan los tiburones. Algunos van con chanclas, hacen charlas TED Talk, montan fiestas de networking molón y son súper cool. Están especializados en cazar incautos que creen que hacer negocios en California es chachi piruli. Por ello pienso que la serie es excelente para el espectador medio, para el que está metido en la industria tecnológica, es obligatoria