Desnúdate Marcela
Sinopsis de la película
Un cincuentón productor y actor de televisión sufre impotencia. Recurre a todo tipo de remedios pero no consigue recuperar su vigor. Tres antiguas amantes, condolidas de su suerte, le regalan en su cumpleaños una chica que tiene la virtud de volverle su potencia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Desnúdate Marcela aka
- Año: 1987
- Duración: 82
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El otro día vi La chica de la piscina (1987) de mi paisano Tito Fernández, con Arturo Fernández haciendo el papel que más le gusta, o sea de sí mismo. La película no tiene desperdicio (bueno, en realidad, no tiene nada de nada), con el galán patrio haciendo de cincuentón aquejado de una impotencia temporal, que recupera la fogosidad de manos (y lo que no son manos) de una bella muchacha que ponen a su servicio tres viejas amigas (entre ellas, la gran Mary Carrillo) que no toleran verle tan alicaído. Y no os cuento más porque no hay más: Arturito se encama con una vedette y pega el gatillazo, Arturito cae en la depresión consciente de su decadencia y Arturito renace de sus cenizas cuál Ave Fénix. The end. El papel de encargada de resucitarle recae sobre Felicia Mercado, actriz ignota para mí, pero que si la Wikipedia no falla tiene cierto renombre entre los aficionados a los culebrones. Lo mejor de la función, la canción de Lucio Dalla Toda la vida, versionada por un tal Franco, con la que nos martillean constantemente y algunas de las expresiones de Arturo con inequívoco acento asturiano, como un no jodas o un solo faltaría que me pegaran un tiro en un huevo y varias más de este jaez. A los 20 minutos mi compañera decidió que ya estaba bien y se fue a leer, dejándome solito en la degustación cinéfila. Altamente recomendable.
Una pizca de gracia, un talante desenvuelto y una pícara -también ingenua- vis cómica llenan la pantalla sin complejos ni mayores pretensiones.
Tanto guionista como director consiguen proporcionar cierta entidad a la película gracias a una eficaz estructura narrativa y a un desarrollo de la acción que sabe adecuar la acción a un ritmo ágil pero sobrio y sin desmanes.
Y eso a pesar de las dificultades derivadas de la intrascendencia de la historia.
El argumento juega con los equívocos, con situaciones viscerales y con vicisitudes hilarantes en una trama de palmaria simplicidad con un toque de erotismo cauto.
A. Fernández cumple su cometido con la soltura habitual.
Cinta trivial pero refrescante.