Princesas
Sinopsis de la película
Ésta es la historia de dos prostitutas: Caye, madrileña de casi treinta años y con un atractivo más bien barriobajero, y la exótica Zulema, inmigrante de la República Dominicana. Zulema es dulce y oscura, y vive día a día el exilio forzoso de la desesperación. Cuando se conocen casi llegan a enfrentarse: son muchas las chicas españolas que ven con recelo la llegada de inmigrantes a la prostitución. Caye y Zulema se hacen amigas cuando comprenden que, en definitiva, las dos se tambalean en la misma cuerda floja.
Detalles de la película
- Titulo Original: Princesas
- Año: 2005
- Duración: 113
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Opinión de la crítica
Película
6.8
52 valoraciones en total
Es cierto lo que dicen otras críticas: el objetivo de esta película no es criticar la prostitución, ni analizar a la clientela, ni condenar los abusos o a las mafias, ni reflejar una manera alternativa de sexo en España, ni abogar por la legalización, se reduce a decirnos que las putas son chicas como las demás con sus sueños y aspiraciones en la vida etcétera…O sea, como hacer una película para demostrar que el cielo es azul y los caracoles se arrastran sobre la tierra.
El afán de normalización es tan fuerte que se antepone a toda la película, a su potencial y sobre todo a su verosimilitud. Al director no le importa sacrificar historia, actores y en definitiva, su cine, en favor de unas convicciones y aunque eso sin duda tendrá su mérito, yo sólo quería ver una película .
Es una lástima desperdiciar las pocas cosas buenas que se entrevén, como por ejemplo, el rol de una excelente Candela Peña que sólo se sale de tono cuando el amigo Aranoa la obliga a soltar unas perlas poéticas por completo incoherentes en su personaje. Algo que debe preocuparnos a todos porque esto puede ser un preludio de una futura carrera literaria de Fen-nando para cuando se le acabe el tema de las subvenciones.
Me gustaría conocer también (si alguien tiene idea) la razón por la cual la protagonista, española, de clase media, con aspiraciones de normalidad, es puta y no cajera del Carrefur, por ejemplo. Una cosa es que las putas sean chicas normales, que lo serán, otra muy distinta es que ejercer de puta sea una cosa normal en una chica. Que no lo es, por mucho que Fen-nando nos cuente lo contrario.
Mientras se puede gozar a tope de la peli sobre su colectivo favorito primavera-verano del 2005 y de cómo se ve reflejado en el voluntario que viene al barrio de las chicas malas a repartir condones y a sentirse limpito entre tanta mierda. Con música del ídolo perrofláutico Manu Chao, para que la cosa ONG se paladee con más condescendencia (y el Moodysson con los Rammstein, manda huevos).
Me sorprende por último que se queda muy pobre además en su revindicación. Personalmente creo que hubiera sido una buena oportunidad de abogar por la legalización de este trabajo: las princesas se beneficiarían cantidad y los miserables plebeyos que con nuestros impuestos costeamos sus chequeos potorriles en la SS, ni te cuento.
Es así como Fernando León de Aranoa lo deja claro a través de dos protagonistas, personajes trazados para ir más allá de la actividad que ejercen y meternos de lleno a su vida y pensamientos. La vida de dos prostitutas que tienen que lidiar con clientes difíciles, la policía y corrupción, la discriminación racial y rechazo social por lo que representan y la constante disputa por las calles entre inmigrantes y nativas, son solo algunas de las cuestiones que trata esta película.
León de Aranoa a través de su cámara nos vuelve a mostrar calles alejadas del glamour y centrarnos en la realidad de estas mujeres, a quien la angustia o apatía las aprisiona. Cada una a su manera contacta a los posibles clientes y se marca sus límites con respecto al servicio. La película esta mejor lograda y genera controversia, desde mi punto de apreciación mucho más ágil que Los lunes al sol, donde la problemática del desempleo se volvió irremediablemente soporífera.
Antes de concluir y me imagino que pocas veces se piensa o pregunta ¿en qué sueñan las prostitutas?
Loables intenciones, pero en el guión sobran más de dos detalles inverosímiles y más de dos diálogos cargados de poética afectación. Piénsenlo bien y encontrarán absurdas escenas como la del aseo de mujeres, la del coche de lujo o la de las predecibles sorpresillas, falsas algunas conversaciones como la de los equilibristas y las princesas o la de la vida tras la muerte, y estúpida la tontería que se traen con los móviles –se pueden silenciar, incluso apagar, ¿lo sabían ustedes?, pues Fernando León parece que no–.
Algunas de las canciones de acompañamiento están horriblemente seleccionadas.
Cuando Rodríguez Marchante habla de complacencias con el tópico, supongo que se refiere, por ejemplo, a la historia que adapta, según visión leoniana (me acabo de inventar el adjetivo), la de Pretty Woman . Curiosamente es en esa historia, junto con la de la nostalgia de la inmigrante, en la que yo más entonados veo a las actrices y al director. En la historia de los maltratos y los papeles sí estoy de acuerdo con él.
Conclusión: una película de momentos –de momentos buenísimos y de momentos discretos– que se alarga un pelín más de la cuenta. El director tiene mucho –prácticamente todo– que agradecerles a las actrices, aunque él tampoco está exento de méritos, pues sabe dirigirlas bien.
A Fernando León de Aranoa se le veía el plumero pero escondía sus múltiples defectos tras interesantísimas películas como Familia y Barrio , y llegaba a su cumbre con la estupenda Los lunes al sol .
En Princesas sus detractores (que supongo tendrá) se podrán frotar las manos. Por fin el plumero ha quedado bastante al descubierto. Ni el Ken Loach español ni un cine comprometido y realista como el de los hermanos Dardenne, Princesas debe formar parte del sci-fi patrio.
En esta ocasión todo queda al descubierto: diálogos inverosímiles, dirección efectista y edulcorada y situaciones repetitivas y tremendamente absurdas. ¿Hay alguien que le pueda explicar a Caye (Candaleña Peña) que tiene que apagar o silenciar el móvil fuera del trabajo o en situaciones comprometidas? ¿Qué se puede comprar otro por dos duros y evitar TODO? ¿Por qué es puta Caye? ¿Por qué no lo deja? No entiendo nada de toda la patraña que cuenta Fernando León de Aranoa.
Todo el excelente trabajo interpretativo de Candela Peña y Micaela Narvaez y la banda sonora de Manu Chao se van al traste por un guión que hace aguas constantemente y llega hasta los límites del absurdo. Si Fernando León quiere ser el director más progre y comprometido del cine español y que encima sus películas sean un éxito de taquilla debería apartar bastante la vista de su ombligo.
Cuarta película de Aranoa, en este caso escrita, dirigida y coproducida por él. Rodada íntegramente en Madrid, se estrenó el 2-IX-2005.
La acción tiene lugar en Madrid, en el momento de la elaboración del guión (2003/4). Narra la historia de amistad entre dos mujeres sencillas, sinceras y auténticas. Una es española, se llama Cayetana/ Caye (Candela Peña), tiene casi 30 años, su atractivo es limitado y periférico, es ingenua e idealista y es trabajadora del sexo. La otra es dominicana, se llama Zulema (Micaela Nevárez), tiene 22 años, es mulata, atractiva y exótica, inmigrante sin permiso de residencia, madre de un hijo que dejó en su país, es trabajadora del sexo. La amistad que surge entre ellas parte de la confrontación y avanza a través de la constatación de que ambas tienen mucho en común: son mujeres que corren los mismos riesgos. Ambas hacen, cada día, un esfuerzo titánico para poder sobrevivir, afrontan unas condiciones de vida durísimas y su trabajo comporta esfuerzos y sacrificios tan grandes que, en realidad, ellas son las heroínas de nuestro tiempo: son las princesas/heroínas de historias tan arriesgadas como las que vivieron las princesas de los cuentos milenarios. Su corazón está lleno de ternura, de deseos de amar y de ser amadas, de ánsias de comprender y ser comprendidas, de dar y recibir amistad. Caye y Zulema pasarán horas conversando, compartiendo esperanzas, riendo y suspirando. La película no hace un estudio sociológico de la prostitución, no aborda el tema controvertido de su legalización, no explica la opresión y la violencia que padecen sus víctimas. La película es un noble y apasionado canto a la amistad de dos mujeres, y por extensión a la amistad femenina, más allá de todas las contingencias. La película contiene momentos culminantes: cuando Manuel descubre el verdadero trabajo de Caye, cuando Caye explica a Zulema que su ideal de pareja es la del que irá cada día a recogerla al trabajo, cuando Caye entra airadamente en el apartamento de Zulema y la encuentra malherida en un rincón, las comidas de los domingos de Caye con la família, las escenas que muestran a Blanca, la princesa caída.
La música incluye dos canciones magníficas de Manu Chao y una selección de otras muchas. La fotografía está rodada cámara en mano con una estabilidad precaria de la imagen, como corresponde a un relato que pretende apropiarse del clima de un documento. El guión, de Aranoa, está escrito con maestría narrativa y fuerza dramática. La interpretación de Candela Peña es sobresaliente y muy correcta la de Llum Barrera en el papel de Gloria, la peluquera. La dirección eleva el drama a niveles sobrecogedores que integran realismo, sinceridad, lirismo y humor.
Película bien construída, que aborda el tema pocas veces tratado de la amistad femenina, encarnada en dos mujeres que comparten profesión, desarraigo, esfuerzos e ilusiones.