Desesperado
Sinopsis de la película
Steve Randall se acaba de casar y busca un nuevo trabajo como camionero, pero se da cuenta de que la carga del camión es robada y lo denuncia a la policía. El temible gánster Walt Radak jura venganza. Steve y su esposa empiezan a temer por sus vidas…
Detalles de la película
- Titulo Original: Desperate
- Año: 1947
- Duración: 73
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Opinión de la crítica
Película
6.6
97 valoraciones en total
Una vez vista Desesperado de Anthony Mann, estoy sorprendido por la habilidad y capacidad narrativa de este director en el género del cine negro que en nada desmerece a sus grandes westerns. Un estilo con diálogos concisos y sin adornos, marcado por una violencia seca donde aparecen de nuevo elementos como la fatalidad, la traición y el engaño.
En su planteamiento hay similitudes con Side Street porque ambas son historias con personajes honrados que se encuentran en el sitio equivocado y acaban manteniendo contactos, a su pesar, con mafiosos o atracadores. Es como una encrucijada del destino.
Tanto la parte inicial como el final contienen un par de secuencias excelentemente fotografiadas, con un elaborado contraste de luces y sombras donde se subrayan los intensos juegos de miradas y el sudor de sus frentes. Sin duda, a nivel de planificación y puesta en escena la secuencia del tiroteo en las escaleras es de lo mejor visto en la Serie B.
Entre medias, surgen algunos pequeños altibajos como la aparición de ese sarcástico agente de seguros o esos momentos más sentimentales de la pareja un tanto blandos en comparación con las escenas duras donde interviene Raymond Burr (Perry Mason o Ironside), un gangster brutal y vengativo. Desde luego, la película gana enteros con su sola presencia.
En líneas generales, otra muestra atractiva de la fuerza que imprime Mann a sus trabajos, sin llegar al nivel de Side Street, un título aún más importante por su modernidad e innovación estética para la época.
Entretenido thriller con intriga, dirigida por un Anthony Mann en uno de sus primeros trabajos.
Tiene fuerza al principio, yendo poco a poco hacia la convencionalidad más aplastante, no resultando del todo completamente lograda la unión de thriller, intriga y melodrama.
Con todo, sus estimables intérpretes logran que resulte entretenida en todo momento.
Podría haber sido una peli más importante pero como base para los futuros estupendos trabajos de Mann no está nada mal.
https://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Puede que no destaque dentro del género, ni siquiera dentro de la filmografía de su director, Desesperado es una producción pequeña que pasará desapercibida para la mayoría y seguramente se mostrará sólo un poco interesante si los ojos que la miran están acostumbrados a buscar en el cine que queda atrás. Y el caso es que es bastante buena y merece la pena, aunque viva en un semiolvido incuestionable. Sí, hay muchas más y mejores películas de cine negro y Mann, que es quien nos invita a pasearnos por el lado negro de la vida, tiene en su haber mejores películas. En este caso la invitación tiene que ver con el infortunio de un padre de familia, currante y honrado, que sin querer se mete en un lío gordo. Sin buscarlo el pobre acabará conociendo los quehaceres de los gángsters de los años cuarenta, tirará para adelante a pesar de la pésima justicia que en teoría ha de protegerle y en definitiva nos llevará por bastantes rincones y en muy poco tiempo. La peli es breve de verdad.
Y eso es lo bueno de este Mann que podemos descubrir aquí, se trata de una película escasa, mínima, y sin embargo pasan muchas y variadas cosas: el entretenimiento está garantizado. Condensación de buenas ideas, ritmo, sorpresas y unos malos muy malos. Como en otras ocasiones, lo que mola más son esos malos cuando aparecen, mucho más que la pareja de enamorados que se aceptan y se protegen de forma empalagosa. Típico de la época por supuesto. No hay que darle muchas vueltas, se trata de una peli que seguirá donde está, en un rincón sin llamar la atención, una lástima, es buena y merece la pena.
Anthony Mann rodó en sus primeros años de carrera numerosas producciones de serie B, fundamentalmente de cine negro, generalmente breves –esta dura escasamente 70 minutos- caracterizadas todas ellas por unos muy dignos resultados, de gran brillantez técnica -en especial por el uso casi expresionista de la iluminación- y por las más que correctas puesta en escena, encuadres, etc. Con argumentos sacados de la realidad más cotidiana o de las páginas de sucesos, muchos de ellos en torno a personas humildes a los que la suerte o la debilidad les juega una mala pasada y deben resolverlo a lo largo de la película, estos años fueron su escuela de aprendizaje para futuras empresas, mucho más ambiciosas y de mayor envergadura a partir de los años 50. Con actores de segunda o tercera fila – entre ellos un plomizo Raymond Burr como un mafioso de medio pelo verdaderamente estúpido- seguiremos las andanzas de un joven y desafortunado matrimonio protagonista huyendo de un delito que él no ha cometido. Tiene algunos momentos y escenas interesantes –como la de la cuenta atrás del reloj- pero el guion no está del todo pulido y los vericuetos argumentales están, un poco, pillados por los pelos. En todo caso resulta interesante, es consoladoramente breve y no desentona en una ociosa tarde noche de invierno para completar la filmografía de nuestro admirado Mann.
La fatalidad, la traición y el engaño vuelven a tener cita en este noir de serie B con la firma de Anthony Mann. Bastante cercano al género en los comienzos de su carrera, el cineasta americano, bajo la batuta de la RKO, crea otra más de las numerosísimas producciones de la época y que engrosan un estilo y una forma de hacer cine que todavía hoy consigue entusiasmar al público. Y es que los ingredientes, aunque típicos y sencillos, se combinan perfectamente y con gran efectividad: metraje corto, guión trabajado, un hilo argumental atractivo, giros narrativos bastante cuidados o la presencia de actores poco conocidos, completan un abanico que Mann pone en escena de una manera muy hábil. Su dirección es correcta, sin alardes, lo cual no le impide lucirse en algunos planos tremendamente logrados.
Sin duda, el mayor interés de la cinta es cuando aparece el Raymond Burr encarnando al gángster de turno. Actor carismático, corpulento y de gran presencia en la pantalla y que ocultó su condición de homosexual durante gran parte de su carrera por miedo a perjudicar a la misma. Eran otros tiempos. Y Mann aprovecha su figura para filmar unas cuantas escenas de enorme calidad visual, que hace que recordemos a que director estamos viendo y en que momento fue rodada la cinta. Evidentemente no estamos ante una obra destacada en la filmografía del director o ante una de las cumbres de la serie B. El ostracismo al que se ve sometida así lo atestigua. Sin embargo, si llegan hasta a ella o leen estas líneas no duden en dejar despertar su curiosidad. Lo pasarán bien.