Swing
Sinopsis de la película
A Max, un niño de unos diez años, le gusta el Jazz manouche , que ha descubierto oyendo tocar a Miraldo, un virtuoso de la guitarra. Esa música se convierte en su pasión y lo lleva hasta el barrio de los manouches , donde se compra una vieja guitarra. Gracias a las clases que Miraldo acepta darle, Max inicia el aprendizaje de la música y la cultura manouche . Enseguida se hace amigo de Swing, una joven manouche de su edad que lo fascina por su magnetismo, su seguridad y su sentido de la libertad.
Detalles de la película
- Titulo Original: Swing
- Año: 2002
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
6.8
86 valoraciones en total
Película marcada por el contraste entre música, movimientos de cámara y cortes abruptos entre planos, una fragmentación detallada que indican y resaltan elementos relevantes en la historia. Una puntuación detallada que generan un ritmo contrapuesto a la velocidad de la música, la cual no se rige por una estructura determinada, sino que opta por la improvisación. De esta misma manera responde la construcción y la presentación de la historia que se cuenta. No de manera improvisada, sino mas bien de un gran dinamismo, llena de pequeños saltos temporales que yuxtapone escenas de diversas cargas dramáticas entre si con una cuidadosa composición fotográfica, la cual a través del plano general, que como limite frecuente, enmarca la historia y desarrolla las acciones a través del movimiento de la cámara.
La película, al igual que en la mayor parte de la filmografía de Tony Gatlif retrata la cultura gitana, que en este caso se desarrolla en Francia, al igual que lo ha hecho en España o Rumania, mostrando diversas comunidades gitanas, sus diferencias y similitudes. Swing mezcla una gran diversidad cultural, añadiendo elementos árabes y judíos, los cuales realizan sus aportes a dicha cultura.
Este retrato etnográfico es presentado de un modo que limita con los realísimos creados a través de la historia del cine, y a modo documental presenta testimonios y situaciones que evidencian la historia de aquella comunidad, vistos desde una perspectiva infantil.
Lo mejor de Swing es la música, en seguida la actricita y sus ojos maravillosos. Película sin pretenciones ni sociológicas, ni musicales, simplemente se complace en el misterio del amor y en esos seres extraños que son los gitanos. Se agradece la honestidad del director que nunca trata de impresionarnos sino solamente comparte una historia mínima con nosotros.
El cineasta Tony Gatliff retoma una temática que le es plenamente familiar y por la que ya comenzó a sentirse atraído en 1981 con la película Corre le Gitan: la realidad sociocultural gitana. En Swing, la reflexión antropológica sobre las tensas relaciones entre el mundo payo y el mundo de los manouches, gitanos franceses, queda relegada a un segundo plano en favor de la historia personal de Max. Y es que, Swing, es ante todo un relato iniciático. A través de los ojos ilusionados del protagonista veremos el descubrimiento del primer amor y de la certeza de la muerte, el desarrollo de la curiosidad y de las ansias de libertad. En esta historia de aprendizaje, la música no sólo es un acompañamiento, sino el símbolo de esta libertad, una libertad que ejercerá un magnetismo irrefrenable sobre Max. Impagable el juego de miradas entre los dos jóvenes protagonistas.
La historia sobre la entrada en el mundo adulto es muy simple, pero sirve de excusa para hacer una exhibición de instantáneas entrañables de la vida y la música de las últimas comunidades gitanas nómadas en Francia. Con todo, el ritmo está bien construido y resulta ágil.
Max es un niño francés de 10 años que cada día acude a un barrio gitano a aprender a tocar la guitarra. Como un Tom Sawyer de nuestros días, en la caravana conocerá a Swing, su Hukcleberry particular, quien le enseñará un mundo nuevo, un mundo lleno de música, de libertad y también de amor.
Esta película del director Tony Gatlif nos trasmite una visión quizá excesivamente idealizada de la realidad gitana. La idealización es, sin embargo, aceptable, pues no oculta de ningún modo el resto de valores de la película: la forma en la que nos engancha a pesar de no contar con actores profesionales, el modo en el que ha conseguido crear una historia sencilla y amable pero bonita e interesante. El espectador acepta la idealización pues sabemos que es simplemente una forma de destacar los elementos positivos de esa cultura, una forma de contrarrestar la imagen negativa que ha predominado tradicionalmente sobre este colectivo.
Swing es una película sobre primeros amores (maravillosas las miradas y las risas de los dos niños), es una película sobre la integración y es, sobre todo, una película sobre la música, sobre el amor a la música. En Swing la música es la verdadera protagonista: la música representa la belleza, impulsa la unión de gente de todas las razas, favorece la amistad y la concordia… La música es un elemento de unión y también un placer íntimo y un lenguaje que sirve para expresar, de la forma más intensa y exacta, nuestros sentimientos.
Tony Gatlif nació en Argelia, vive en Francia y es de etnia gitana. Sus películas han sido premiadas en múltiples festivales. Acercarse a su cine es una sorpresa que merece la pena.