Delito de pasión
Sinopsis de la película
Kathy (Barbara Stanwyck) es una ambiciosa ex-periodista que está casada con un policía (Sterling Hayden). Con el fin de lograr un ascenso para su marido, no duda en coquetear peligrosamente con el jefe de éste (Raymond Burr). Atrapada en una difícil situación que ella misma ha creado, acabará cometiendo un crimen. Lo peor es que su marido será el encargado de investigarlo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Crime of Passion
- Año: 1957
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
Película
6.2
28 valoraciones en total
Correctísmo noir dirigido por el alemán Gerd Oswald que, como otros paisanos, intentó abrirse paso en el por entonces glorioso mundo hollywoodiense a base de producciones encuadradas el género más oscuro. Un género que por 1957 daba sus útimos coletazos dejando atrás una de las épocas más fantásticas de la historia del cine. Oswald dirigió el año anterior A Kiss Before Dying con mucho más éxito y repercusión que esta a pesar del excelente reparto con el que contó el director.
Barbara Stanwyck es Kathy, una periodista de San Francisco que piensa que nunca va a casarse y que derrocha una independencia y una inteligencia más propia de nuestros días que la de una mujer de mediados del siglo anterior. Pero todo cambia cuando esta implacable columnista se cruza con Billy, Sterling Hayden, un detective de L.A. de quien se enamorará y casará en un romance tan extraño como fugaz. Kathy deja a un lado su carrera, sus ideas y su vida para mudarse al lado de un policía cuya bandera no puede estar más en las antípodas que las de Kathy: honradez, nobleza y ante todo…conformismo. La falta de ambición de Billy en su trabajo despertará pronto en Kathy sus instintos más oscuros y competitivos con el único afán de hacer de su detective un inspector de quien sentirse orgullosa y de, porqué no, ver reflejados en él todos esos objetivos que un día dejó a un lado por amor.
Y aquí es donde crece la cinta. Tras un comienzo desalentador (a mi juicio la pareja Stanwyck-Hayden no logarn conectar) todo cambia cuando el director y la propia Barbara deciden tomar las riendas de la película. La Stanwyck saca parte de su repertorio de manipulaciones y cinismos para hacer disfrutar al espectador, ahora sí, de la que ha sido una de las grandes de la interpretación (otra vez a mi juicio, junto a Bette Davis y Joan Crawford). Hayden sin embargo, solo se despereza en unas cuantas escenas y más por la falta de alma de su personaje que por culpa propia. Como podremos apreciar estamos en uno de esos casos donde la falta de ambición de un personaje es acogida por el actor que lo interpreta como propia.
Destacar la presencia también de Raymond Burr como inspector, jefe de Billy y pieza clave del asunto. En un papel que le va a la medida, este gran secundario del cine negro americano acompaña perfectamente al duo estelar y termina haciendo un trabajo notable. También aparacerá en un papel menor Fay Wray, la inolvidable Ann en uno de los logros más especataculares de la historia del cine, King Kong (1933).
Con esto y poco más se completa esta cinta, que si bien no tiene una trama atractiva, ni una fotografía deslumbrante, ni una brillante dirección, ni una notas musicales inolvidables, si posee la presencia de la Barbara más recordada y que despierta justo a tiempo para reclamar un sitio para esta cinta y el merecimiento de, al menos, no ser olvidada.
Correcto e interesante relato de pasiones y ambiciones, presentando la historia de una experiodista que hará lo posible porque su reciente marido, miembro del cuerpo de policía, ascienda, empleando todas las armas que están en su mano, incluso llegar a coquetear con el jefe de policía.
La película tiene un desarrollo dinámico y acelerado, presenta los personajes iniciales con levedad, dejando patente sus personalidades y pretensiones desde un primer momento con total claridad. Llega a dar la sensación de ser precipitado para dar paso al núcleo verdadero del relato, haciendo que se planteen diversas situaciones previsibles que encuentran un desenlace automático y simplista. Ofrece una visión nítida del papel de la mujer en la época que se rodó la película, donde su misión era únicamente casarse y formar una familia, siguiendo el esquema del sueño americano. Aspecto con el que la personalidad de la protagonista contrasta, puesto que ella tiene otro tipo de expectativas para su vida. En este sentido, la película muestra una temática que, en la actualidad, queda muy pasada de moda, pero no deja de ser interesante constatar cómo han progresado ciertos aspectos sociales.
A pesar de cierto aire a antigüedad, logra presentar un relato que engancha por las artimañas y movimientos que va realizando la protagonista, manipulando el entorno de su marido para lograr que éste ascienda en su puesto de trabajo por todos los medios. Una vez presentados los personajes, la historia entra en un pequeño bucle de situaciones reiterativas, pero va dejando indicios de lo que ocurrirá progresivamente, manteniendo el interés en todo momento, gracias, sobre todo, a la gran labor de Barbara Stanwyck, que con su sola presencia, ya llena el relato. Luce a las mil maravillas y dibuja un personaje tremendamente ambicioso, capaz de manipular y emplear todo tipo de artimañas.
El desarrollo de los movimientos de la protagonista desemboca en un crimen que se convertirá en el foco de la trama, ofreciendo todo un proceso de investigación, culpa y responsabilidad, en el que se presentan diversos dilemas y situaciones de interés. Resultan verdaderamente interesantes las situaciones y dilemas con los que juega la historia, manteniendo el interés del espectador por su desarrollo y desenlace, siendo éste digno de elogio.
Sin ser un relato excesivamente complejo y en el que se hace notorio el paso del tiempo, no deja por ello de resultar interesante y de tener ese encanto especial de los clásicos del género.
La película comienza con destellos de brillantez que apuntan alto pero enseguida cae en un ritmo cansino y parece que la tensión dramática se esfuma.
La descripción psicológica de los personajes resulta redundante y larga.
Sólo durante la última media hora de proyección, el discurso adquiere rotundidad y, por eso, la película cobra personalidad, crece la intriga, el argumento se viste de dramatismo y el ejercicio cinematográfico es capaz de escribir los renglones de una narración contundente y certeza.
Lo justo para salvar los muebles.
La historia en sí misma aparece como trivial y se vá enredando con los minutos. Pero la cosa buena de este filme no está ahí, sino en lo bien que Bárbara expresa la forma de ser manipuladora, y lo que su mente enferma trama, se traduce en forma impecable hasta el final de la película.
Una muy buena actuación de Sterling Hayden, a quien ya vimos en una película donde el robo perfecto se descubre en el aeropuerto.
Buena muestra de cine negro y de drama desolador sobre la temática de la ambición personal –y conyugal– y del deseo de ascenso social a través de la manipulación de situaciones y sentimientos.
Esta obra cuenta con magníficos actores y actrices y modélicas interpretaciones, que nos muestran, sin titubeos, la identidad psicológica de los personajes, atrapados en la escala social en la que han nacido o merecido permanecer.
Estamos, en mi opinión, ante un sobrio y sencillo thriller pasional y de investigación, y con connotaciones sociales, de un director, Gerd Oswald, que, al menos, acredita otro film de interés, Un beso antes de morir , y especializado en famosas series televisivas de merecido impacto.
Recomendable, pues, para los amantes del suspense clásico americano, y para los entusiastas de los melodramas amargos, este interesante Delito de pasión .