De aquí a la eternidad
Sinopsis de la película
Año 1941. El soldado Prewitt (Montgomery Clift), que acaba de llegar a la base militar de Pearl Harbor en Hawai, es un antiguo boxeador retirado del ring. El capitán Holmes (Philip Ober), conocedor de sus habilidades como púgil, intenta que se una al equipo del ejército, pero Prewitt rechaza la propuesta. A partir de ese momento se ve sometido a toda clase de castigos y humillaciones tanto por parte de sus superiores como de sus compañeros. Sólo cuenta con la amistad y el apoyo del soldado Angelo Maggio (Frank Sinatra). Mientras tanto, el sargento Milton Warden (Burt Lancaster) y Karen (Deborah Kerr), la mujer de Holmes, viven una historia de amor adúltera. Pero la vida de todos cambiará con el ataque japonés a Pearl Harbor.
Detalles de la película
- Titulo Original: From Here to Eternity
- Año: 1953
- Duración: 113
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Opinión de la crítica
7.8
38 valoraciones en total
Superproducción realizada por Fred Zinnemann, es su film más galardonado y uno de los más conocidos. El guión, de Daniel Taradash (Picnic, 1955), adapta libremente la novela From Here To Eternity (1951), de James Jones. Se rueda en escenarios naturales y reales de Hawaii (EEUU) durante 41 días, con una inversión de 2 M USD. El film es nominado a 13 Oscar y gana 8 (película, director, guión adaptado, fotografía en B/N…). Producido por Buddy Adler (Bus Stop, Logan, 1956) para Columbia, se proyecta por primera vez en público el 5-VIII-1953 (NYC, preestreno).
La acción dramática tiene lugar en Hawaii (acuartelamiento de Schofield, Pearl Harbour, Honolulu, Halona Cove, etc.), a lo largo de los 2/3 meses anteriores al ataque japonés del domingo 7-XII-1941. Las vidas entrecruzadas de los soldados Robert E. Lee Prewitt (Clift) y Angelo Maggio (Sinatra), de los sargentos Milton Warden (Lancaster) y James R. Fatso Judson (Borgnine), del capitán Dana Holmes (Ober), de la vulnerable Karen Holmes (Kerr) y de la prostituta Alma Lorena Burke (Reed), dan lugar a una eclosión de pasiones humanas desbordadas, que convierten la vida en el archipiélago en un polvorín de injusticias, abusos de poder, envidias, odios, afanes de venganza, extorsiones y romances imposibles, a punto de estallar. Prewitt es testarudo, Maggio es bromista y alborotador, Warden es un trabajador eficiente, Judson es racista y sádico, el capitán Holmes es tiránico y despótico, Lorena es interesada y soñadora, Karen Holmes es una mujer insatisfecha, frustrada, refinada y ninfómana.
El film suma drama, romance y guerra. Adapta una novela de éxito que plantea, 6 años después de la IIGM y al comienzo de la Guerra de Corea (1951-53), la denuncia y crítica de la brutalidad, corrupción, sadismo y mezquindad que se da en el Ejército en tiempos de paz. En busca de emociones fuertes, al gusto del público del momento, contextualiza la crítica antimilitarista en un ambiente marcado por el adulterio, la prostitución y la ninfomanía. La película, al objeto de evitar problemas con la rígida censura del Código Hayes, rebaja la crítica antimilitarista (que traslada de la institución a casos aislados), incorpora elogios a las instituciones militares y elimina las blasfemias y el prostíbulo.
El film centra la atención en cinco temas principales: el adulterio, la prostitución, la corrupción, los castigos sádicos y el alcoholismo. Sin abandonar nunca el tono mesurado y contenido, realizador y guionista se apoyan más en la sugerencia y en las indicaciones veladas, que en la demostración directa y explícita. Construyen con el apoyo de unas interpretaciones convincentes y un gran guión, unas atmósferas de tensión y dramatismo de gran nivel. No desarrollan una acción dramática única, sino un entramado de dramas paralelos y simultáneos, de características específicas, que conforman un conjunto denso y sugerente.
(Sigue en el spoiler sin desvelar partes del argumento)
Es complicado encontrar una película de la historia del cine que refleje mejor la vida en un acuartelamiento que la espléndida De aquí a la eternidad , aunque es verdad que para poder percibirlo con total nitidez hay que haberlo vivido. Porque es eso lo que más me ha impresionado siempre en cada toma de esta película, el grado de verosimilitud de todas y cada una de las escenas, algunas de ellas hiperrealistas y de una frialdad cortante. Ver como ligan, como hablan, como contestan al teléfono, como desfilan en el patio, como fuman el cigarro… absolutamente maravilloso. Nunca el público estuvo más cerca de sentir cómo se vive y que se hace en un centro militar.
Pero es que al margen de ello debo decir que jamás he visto tampoco como un libro tan complejo, excelente, y rico en detalles la novela portentosa obra de James Jones –que también escribió La delgada línea roja que tiene casi 1.000 páginas es convertida en guión a la perfección en ¡menos de dos horas! Aunque no nos debe extrañar si conociéramos a Daniel Taradash autor entre otras de Llamad a cualquier puerta , Encubridora o Picnic que realiza uno de los guiones más perfectos de toda la década de los 50, que no es precisamente una década cualquiera. Comparar este guión con lo de ahora -incluido Infiltrados- pues es ver las miserias del cine de nuestros días.
Sería absurdo ir desgranando uno por uno todos y cada uno de los méritos de esta película inmortal (música, fotografía…) pero sí que me llama la atención que algunos critiquen a los actores cuando están fabulosos y es uno de los repartos más espectaculares que recuerdo. Os doy mis calificaciones de ellos en la película:
Burt Lancaster de 10
Montgomery Clift de 10
Deborah Kerr de 9
Frank Sinatra de 9
Ernest Borgnine de 10
Donna Reed de 11 porque nunca salió tan guapa o es que alguien ha olvidado su aparición en aquel sofá del Pub.
La película no ha tenido mucha suerte con el tiempo, es verdad, ya se sabe en blanco y negro, temas de militares norteamericanos que algunos les produce urticaria, las historias de amor no son canónicas, no hay casi tiros…ya se sabe y sobre todo director con poca prensa cuando es uno de los grandes.
Resulta esta parcialmente mítica, parcialmente clásica y parcialmente memorable película bastante frustrante. La razón es bien obvia: tras desarrollar con convicción, notable estilo y firmeza una apasionante historia en la base militar de Pearl Harbour previa al ataque japonés, sobre el abuso de poder, la puta subordinación a las jerarquías, la rectitud en las creencias de cada uno, la restricción de la libertad (Clift se ve obligado a boxear, Lancaster por el lío amoroso con la triste mujer de su jefe -Kerr-, Reed por trabajar compulsivamente de mujer de la vida ), que da lugar a un drama que parece espléndido, a una película que parece de soberbio guión, que te convence y te embauca, queda tras ver su parte final como una apología de todo lo que habilmente ha venido criticando previamente. Así todo queda impoluto: el Ejército a la cabeza y el adulterio -el amor- detrás. Queda, pues una sibilina vanaglorización de lo condenado y una apelación fascistoide y fastidiosa de ello que hacen de ella un film altamente frustrante y un ejemplo diáfano de la controversia ideológica de Zinnemann (justo después de Solo ante el peligro nada menos).
Para más fastidio la mejor secuencia de la película, por lo que es de verdad mítica, se incrusta en la mitad y no como clímax obligatorio que hubiera limpiado parte de la mala imagen que deja en la retina. Y es que Lancaster y Kerr embarrados y semidesnudos en la playa, abrazándose y besándose hasta el último aliento resulta francamente estimulante.
Esta laureada y premiada película que vi hace ya varios años es para mí una clásica del cine mundial.
Una historia muy bien incluida en el episodio de Pearl Harbour. Pero sobre todo pienso que el que se llevo las palmas en este film es el actor Montgomery Clift, a quien siempre recordare como el eterno Clift.
*Motivos por los que será eterna:
1. Las interpretaciones de Montgomery Clift y Frank Sinatra resultan soberbias: la mirada de Clift expresa todo un mundo de emociones a cada momento, y Sinatra se luce como nadie. Lancaster, en mi opinión, está un poco por debajo de los dos anteriores y, aún así, roza el sobresaliente.
2. La grandeza de una escena: esas olas rompiendo en la orilla y dejando testigo sonoro de un amor prohibido a través del incesante murmullo, esa entrega mutua de dos cuerpos húmedos, cubiertos de salitre y arena, esos besos apasionados que hacen de espejo para cualquiera que sepa lo que es amar intensamente…
3. Los momentos de camaradería, alcohol y blues que se marcan.
4. La profundidad y sabiduría que contienen algunos de los diálogos.
*Motivos para regresarla a lo terrenal y perecedero:
1. Es tremendamente machista, y no sé hasta qué punto lo justifica la época, o la temática castrense. La mujer está concebida tal y como aparece en la Biblia, es decir para que el hombre no esté solo. Y lo que ya clama al cielo es la conversación que mantienen Lancaster y Kerr en la playa, tras su momento tórrido…
2. Entiendo que hay buena voluntad al ensalzar ciertos valores, pero sinceramente, convertirse en mártir por miedo a claudicar, por pura testarudez, por ir contra un muro en lugar de darle la vuelta, por valentía entendida al estilo antes morir que perder la vida (me encanta la incongruencia de esta expresión que, sin embargo, contiene un significado bien claro), pues, llámenme cobarde, pero a mí me resulta estúpido. Y es en ese sentido que no comprendo del todo a los personajes. Pongamos un ejemplo: si se mete conmigo alguien de mi tamaño, pudiera ser que en un alarde de valentía y dignidad me pusiera chula, ahora bien, si se mete conmigo alguien que, evidentemente, me va a arrancar la cabeza de un sopapo, pues va ser que lo que me recomienda el cerebro es salir por patas, que tal vez sea una actitud cobarde –y sin duda mi orgullo quedará bien dolido–, pero fíjense, yo creo que es más inteligente…
3. Por último, la película es muy previsible. Tal vez en 1953 no lo fuera, pero hoy se ve venir lo que va a suceder.
Conclusión: que sí, que me ha gustado, pero está un poco sobrevalorada, ¿no?