Cuando llega la noche
Sinopsis de la película
La noche que Ed descubre que su mujer le es infiel, sale a dar un paseo y en el aparcamiento del aeropuerto tropieza con Diana, una joven a la que persiguen unos tipos armados. A partir de ese momento, no habrá lugar seguro para la pareja, que ni siquiera podrá recurrir a la policía.
Detalles de la película
- Titulo Original: Into the Night
- Año: 1985
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
5.7
69 valoraciones en total
John Landis dirigió unos cuantos títulos de mérito convirtiéndose en uno de los más interesantes realizadores de los 80, pero de repente, a partir de Into the night, su cine se hizo zafio y se sumió en el total despropósito.
Ésta es de la parte buena y bebe de fuentes ya vistas (supone una nueva variante de la situación chico normal se ve metido en líos por chica que conoce casualmente) con unos jóvenes Jeff Goldblum que parece casi humano y Michelle Pfeiffer tan encantadora como siempre. Hay persecuciones, tiroteos, guiños cómicos y multitud de apariciones estelares y cameos, desde Paul Mazursky a David Bowie pasando por Irene Papas, Vera Miles, Roger Vadim o el propio John Landis entre otros (al final en los créditos se muestran todos ellos con rótulos identificativos) siendo divertido irles descubriendo a lo largo de la trama.
Principio del profundo abismo en el que degeneró la carrera de John Landis, tras rodar el Thriller de Michael Jackson, esta peli tiene sus cosillas interesantes: lastrada por la comparación con la inmensa After Hours de Scorsese, salida el mismo año y con un leit-motiv semejante, casi un cuarto de siglo después se puede ver con ese interés casi arqueológico que se siente cuando se contempla un producto tan ochentero como éste, la historia es entretenida, siguiendo las peripecias del personaje de Golblum, Ed Okin, un ingeniero aeronáutico que de repente descubre que su vida se tambalea, su mujer le pone cuernos, el trabajo no le motiva, y, encima, padece un insomnio crónico que le hace conducir por las calles de Los Angeles de noche. Así se tropieza con Diana, el álter ego de la Pfeiffer, de belleza tan arrolladora como peligrosa, de este encuentro surgirá la acción, el mondongo: persecuciones, tiros, variados grupillos de malvados, etc, todo ello salpicado de convenientes chispas de humor.
A pesar de que el guión de Ron Koslow sea un tanto lioso y no especialmente brillante, la peli resulta entretenida, amenizada por un insólito desfile de cameos tanto de actores (Farnsworth, Vera Miles, Papas, Aykroyd, Bowie, etc), como, sobre todo, de directores (Cronenberg, Demme, Kasdan, Mazursky, Don Siegel, Jim Henson, Petrie, Vadim, etc.).
Lo mejor: el look inconfundible de los 80, ese vestuario, esos peinados, esa música de Ira Newborn, que nos lleva a la nostalgia de esa época de desenfreno estético (que se refleja perfectamente en pelis como ésta).
Lo peor: el esfuerzo que hay que hacer para no pensar demasiado en lo cutre que resulta todo, en el envejecimiento tanto de la historia como del envoltorio.
Hay películas que, para mí, que soy un nostálgico de los años 80, producen placer con su recuerdo. Entre ellas se encuentra este film que junto con After Hours (¡Jo, Qué Noche!) de Martin Scorsese toman como idea argumental lo que te espera en una noche cuando las cosas se tuercen y se pone un paréntesis en la cómoda rutina. La obra de Scorsese toma un derrotero más agudo y penetrante con una historia inteligentemente armada, mientras que la de John Landis se apunta al campo del entretenimiento y el cachondeo puros, pero sin caer en la tontería de la mayor parte de las películas absolutamente vacías que se hacían y se siguen haciendo.
La película no es de esas que les encanta a los estetas albaneses, pero es muy recomendable para cualquiera que quiera pasar un buen rato. Hay que destacar al estupendo Jeff Goldblum en su papel de hombre que sufre insomnio, aburrido con su trabajo y cuyo matrimonio de clase media se va al garete, la banda sonora interpretada por B.B. King, y, en general, lo bien llevada que está por John Landis, que nos obsequia con muchas sorpresas, muchas carreras y personajes desternillantes (el inimitable imitador de Elvis y esos eficientes gangsters iraníes).
Por utilizar una frase del film, se puede decir que la película está en la categoría de OK.
Los ochenta generan en mucha gente cierta fascinación. A mí me pasa. Y el atractivo que supone conocer de cerca esa época gracias a una película de aquel entonces, ambientada en la noche, y de manos de un director que destacó bastante a inicios de esa década, siempre es algo atractivo y que debe verse. Por desgracia, la decepción ha sido mayúscula.
Al estilo del ¡Jo!, qué noche que dirigió Martin Scorsese ese mismo año, nos encontramos con las aventuras y desventuras de un tipo gris y amargado, interpretado por Jeff Goldblum. Y ya Goldblum nos empieza a transmitir en su actuación lo que es esta película: tedio. Tedio absoluto, porque ninguna situación tiene gracia o suscita algo de interés. El personaje se pasa toda la película con las manos en los bolsillos y cara de no importarle nada, pero al mismo tiempo va detrás, cual perrito faldero, de los deseos de una Michelle Pfeiffer que, si bien sale bellísima en cada plano, resulta en otro personaje insustancial y que no nos importa un carajo. No hay química alguna entre ellos.
Otro de los problemas que tiene la película reside en la ausencia total de equilibrio en el tono. A lo largo de la aventura de la pareja protagonista hay una serie de perseguidores que dan lugar a situaciones cómicas. Algunas tienen su gracia, sí, pero choca ver a estos personajes, usados como desahogo cómico cada ciertos momentos, cometiendo atrocidades sobre otros personajes que van pululando a lo largo de la cinta. La película no maneja nada bien esto. Algo parecido puede decirse del personaje de David Bowie, que al final queda como un pequeño cameo. Su personaje también es fallido y queda mal resuelto.
En resumidas cuentas, estamos ante una cinta decepcionante y que supuso el principio del enorme declive de John Landis como director. Tuvo su momento en la primera mitad de la década, pero lo que vino después fracasó estrepitosamente y ya ha quedado en el olvido.
La descubrí hace ya muchos años, cuando la cadena pública programaba películas para la noche de los viernes.
Resulta curioso, porque es perfecta para verla en la noche de cualquier viernes, la película de Landis ofrece un escape de la rutina diaria, el personaje de Goldblum, después de un rutinario día de trabajo y un desengaño matrimonial, conoce accidentalmente al enigmático personaje de Pfeiffer, a partir de ahí todo el argumento es una espiral de situaciones extrañas, escapadas y asesinatos.
Nadie mejor que una joven Michelle Pfeiffer para dar un poco de adrenalina a una vida aburrida y monótona.
El film es mejor de lo que parece.