Como ella sola
Sinopsis de la película
Una neurótica mujer, emocionalmente desequilibrada, arruina la vida de todas las personas que se cruzan en su camino, hasta el punto de que las consecuencias de su comportamiento llegan a ser trágicas.
Detalles de la película
- Titulo Original: In This Our Life
- Año: 1942
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
6.8
84 valoraciones en total
Segundo largometraje de John Huston. Escrito por Howard Koch y el propio Huston, adapta la novela de éxito In This Our Life (1941), de Ellen Glasgow. La novela gana (1942) el premio Pulitzer. Se rueda íntegramente en los Warner Studios. Producido por Hal B. Wallis, se estrena el 8-V-1941 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en Richmond (Virginia) en 1940. Stanley (Davis) y Roy Timberlake (De Havilland) son hermanas de caracteres contrapuestos. Stanley es impulsiva, caprichosa, egoísta, frívola, desleal y manipuladora. Roy es tranquila, frágil, responsable y bondadosa. Ambas son hijas de Asa (Craven) y de su esposa Lavinia (Burke). El tío William (Coburn), antiguo socio de Asa Timberlake, siente gran simpatía por su sobrina Stanley.
El film desarrolla un drama que alcanza un notable éxito, el mayor de la Warner en 1942, poco después de la incorporación (diciembre 1941) de EEUU a la IIGM. Es una de las más destacadas películas de mujeres que produce la Warner en los años de guerra (1941-45). Durante el rodaje, Huston (35 años) y De Havilland (25 años) mantienen un acalorado romance, que levanta los celos de Bette Davis (33 años), preocupada por acaparar más y mejores primeros planos que su compañera de reparto.
La fotografía, de Ernest Haller, ofrece una rica gama de grises, que contrasta con espléndidas manchas de negros saturados. Sitúa la cámara a la altura de los centros de atención y la desplaza con movimientos suaves, parsimoniosos y precisos. La música, de Max Steiner, completa, amplía y profundiza la expresión verbal y gestual de los sentimientos. Añade tres melodías particularmente gratas: South America Way (1939), Bridal Chorus de Lohengrin (Wagner) y St. Louis Blues (1914). La narración es fluida y está dotada de una gran soltura, comparable a la de Wyler, para quien Huston había trabajado como guionista.
Los caracteres se presentan bien construidos. La contraposición de las figuras de las dos hermanas confiere relieve y vibración a la personalidad neurótica y destructiva de la mala hermana. De acuerdo con el código Hayes, el comportamiento perverso de ésta se explica como consecuencia de un fondo personal enfermizo y de antecedentes familiares patológicos (hipocondría de la madre). Más allá de sus causas y justificaciones, la descripción de la pérfida conducta de Stanley y de la malignidad de sus sentimientos, queda desarrollada con eficiencia y habilidad. La cuantificación y calificación de la maldad de Stanley se definen por acumulación de deslealtad, mentira, falso testimonio, obstrucción a la justicia, imprudencia temeraria, denegación de auxilio debido, inducción al alcoholismo y al suicidio e incesto. Son notables las interpretaciones de Bette Davis y De Havilland.
El film muestra con meritoria sinceridad las escasas oportunidades de ascenso laboral y social de la población afroamericana, que queda prácticamente excluida del mismo.
Segunda película de John Huston, tras el magnífico debut del emblemático clásico de cine negro El halcón maltés, demostrando ser un polivalente director, aceptando dirigir este intenso drama, con un fuerte protagonismo de Bette Davis y una Olivia de Havilland, dulce como ella sola.
Es la historia de dos hermanas de Virginia, lo único que comparten es que ambas tienen nombre de varón. Stanley (Bette) es caprichosa, engreída, hace lo que le viene en gana, sólo se importa a sí misma. Es la mimada de la casa y la preferida de su adinerado tío, Charles Coburn (quien subliminalmente siente un deseo incestuoso, en un momento dado le dice que tiene algo para ella en el bolsillo y ella se pone a hurgar para encontrarlo). Por contra, Roy (Olivia) es bella, delicada, cariñosa, servicial, exquisita en sus modales, en definitiva, a-d-o-r-a-b-l-e.
Sin desvelar nada más de los vaivenes del argumento, hay que decir que en su momento hubo voces críticas por la exacerbada actuación de Bette. Según John Huston en su autobiografía, Bette Davis le fascinaba y le dio rienda suelta. Entendía su interpretación como la expresión de su obstinada honradez como actriz. ¿Acaso debería dar un toque de ternura y simpatía a ese personaje racista y malévolo?
Lo que está claro es que ella entendió su personaje a la perfección y que su cometido no era provocar simpatías ni ser remilgada.
Quiero destacar también a la encantadora Olivia de Havilland, que le roba parte del protagonismo a Bette, comiéndose la pantalla cuando aparece, con unos planos fantásticos (posiblemente potenciados por John Huston, con quien mantenía un romance en aquellos momentos). En spoiler comento una escena.
También aparece Hattie McDaniels (ganadora del Oscar en 1940, por el inolvidable papel de Mummy de Lo que el viento se llevó) como la eficiente sirvienta y sufrida madre de Parry (Ernest Anderson). Hay un tímido alegato por la igualdad racial, sobre la base de que la sociedad no los considera iguales en el escalafón social ni en el profesional.
La dirección de John Huston es firme y sólida, con una fluidez narrativa envidiable, una puesta en escena tan sutil como efectiva, confiriendo al film la velocidad adecuada en cada momento. La película resulta, pues, de lo más entretenida, a pesar de algunos clichés y un maniqueísmo manifiesto, buscado pero elegante (Stanley/Diablo, Roy/Ángel), y sin duda, de lo más funcional, siempre en beneficio del espectáculo cinematográfico.
Roy y Stanley Timberlake son dos hermanas de clase alta (sus nombres masculinos se deben quizás a que sus padres, como muchos otros, neciamente deseaban hombres), cuyo padre Asa y su tío William Fitzroy, trabajan en el negocio de las tabacaleras. Fitzroy como propietario y el padre de las muchachas como su empleado… luego de haber sido socio igualitario. Acerca de esto, sabremos luego cosas la mar de interesantes que, valga decir, fueron experiencias vivenciales que se sumaron a un cúmulo de razones, que indujeron luego a la escritora estadounidense, Ellen Glasgow (1873-1945), a entrar en un fuerte y definitivo descreimiento de la clase aristocrática en la que había nacido.
Formada en su propio hogar, Ellen se sintió inquieta por la búsqueda de un amplio conocimiento y buscó acceder a libros de política, sociología… y sobre todo de filosofía, y todo esto sumado a sus vivencias cotidianas, la llevó a revelarse contra las formas de entender la feminidad y contra la suerte de cultura que imponían los de su casta.
En las novelas que escribió, The deliverance, The sheltering life… y por supuesto In this our life (1941) por la que se hizo acreedora al premio Pulitzer, Ellen Glasgow habló de todas estas cosas y luchó por la dignidad de la mujer en contra de una sociedad discriminatoria y machista que no cesa de cosificarla.
En la versión cinematográfica del filme, que escribiera el muy notable Howard Koch y que le fuera dada como un diamante en bruto a nuestro apreciado John Huston para que la dirigiera (disponer de Bette Davis y Olivia de Havilland al mismo tiempo, no era un lujo que muchos podían darse), se logran reflejar varios temas de enorme relevancia:
El primero, la manera inescrupulosa como tantos hombres se hacen ricos, arruinando si es preciso, y muy limpiamente, a sus propios hermanos o pisoteando a cualquiera que se interponga en su camino. Enseguida veremos, muy bien insinuada para evadir la censura, la manera turbia y procaz como se hace uso del dinero para abusar de las mujeres de la familia. Y después, queda de presente el profundo daño que se puede causar con la sobreprotección y la alcahuetería.
Mientras Roy es una mujer profundamente equilibrada, serena y con una visión muy positiva de la vida, Stanley es la muchacha egocéntrica e inescrupulosa (¿herencia de su tío?) dispuesta a servirse de sus atractivos físicos para meter en su red a todo lo que se le antoje, incluidos, por supuesto, los hombres que le agradan… ¡Y qué importa si son solteros o casados!
Pero hay otro tema muy relevante en el filme y es que, es quizás la primera vez que el cine made in Hollywood, nos plantea el problema del racismo con un afrodescendiente, Parry Clay (interpretado por Ernest Anderson), que lucha por ser alguien en la sociedad, ajeno a los fieles sirvientes y esclavos de tantos otros filmes, con los que solo se pretendía limpiar la imagen de los sureños. Huston da con este hecho otro golpe certero y su filme aumenta las cualidades bastante notables que ya traía, con el conflicto entre las dos hermanas y las non sanctas particularidades de sus parientes.
COMO ELLA SOLA, es un filme a todas luces importante… y volver a ver a Bette Davis en sus brillantes roles de mujer sin alma y a Olivia de Havilland con su infinita dulzura, es un placer que suele dejarnos bastante complacidos.
Título para Latinoamérica: ESTA NUESTRA VIDA
Duelo interpretativo excelente, aunque con mas fuerza el papel de B. Davis. Cuando Bette se pone a interpretar este tipo de papeles, no hay quién la supere. Sin sobreactuar, ejerce una fuerza dramática brillante, haciendo que el espectador la odie. También hay que tener en cuenta el apoyo de todos los secundarios, sobre todo O. de Havilland y C. Coburn, para que el film resulte excepcional. Magistral, en todos los sentidos.
Ásí estaba yo en toda la película, repitiendo lo mismo. Y mira que parece mentira que haya gente tan egocéntrica y tan sabandija, pero haberla, hayla. Y sin más rodeos, John Huston nos introduce en la vida de una de esas personas. Gente tóxica que vive enamorada de sí misma y cree que todo el mundo debería quererla. Con un excelente guión y una Bette Davis en uno de sus paleles de niñata insoportable que borda a la perfección. Incluso te dan ganas de matarla (a la protagonista, a nuestra querida Bette no). En fin, unas interpretaciones geniales y una buena nos adentran en una nube de sentimientos tóxicos.