Cold Fish
Sinopsis de la película
Shamoto tiene una pequeña tienda de peces tropicales que le permite una aburrida pero estable vida. Su segunda esposa Taeko, no se lleva muy bien con su hija Mitsuko, y eso le preocupa. Además, él también se siente de algún modo incompleto e insatisfecho con la vida que tiene. Un día, Mitsuko es sorprendida robando en un almacén. Allí se encontrará con un amable hombre llamado Murata que la ayudará a calmar las cosas entre ella y el director de la tienda. Murata también es dueño de una tienda de peces, y entre ellos nacerá una amistad. Mitsuko empezará a trabajar para Murata y vivir en su casa para evitar conflictos con su madrastra. Todo parece perfecto, pero Shamoto hará un sorprendente descubrimiento que puede cambiarlo todo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Tsumetai nettaigyo (Cold Fish)
- Año: 2010
- Duración: 144
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes descargar una copia la película en formato HD y 4K. Seguidamente te añadimos un listado de posibilidades de descarga directa activas:
Opinión de la crítica
6.6
27 valoraciones en total
La evolución más radical de un personaje jamás vista es, posiblemente, una de las bazas más salvajes de Cold Fish , y es que tras tanto tiempo observando como se daban en la gran pantalla transformaciones de personajes para llegar a extremos inhóspitos, y precisamente cuando uno pensaba que era complicado llegar más lejos, aparece Sion Sono y planta delante nuestro un film delirante y bruta, que desguaza como un torbellino la naturaleza del protagonista y se despoja de cualquier presunción que el público hubiese podido realizar hasta el momento, pues llegados al punto límite Sono lo deja todo en manos de un caótico ser cuya senda escogida es la más inimaginable se mire como se mire.
Pero, empecemos por donde hay que hacerlo. Su presentación de personajes, a bote pronto, ya indica que en el ideario del director nipón algo no funciona como debiera funcionar: desquiciados de fachada presuntamente formal, personajes extremadamente sumisos, muchachas irredentas y descaradas… cualquier tipo de carácter parece tener cabida en un universo que, con pericia se va desgranando y mostrando que la presunta calma de su inicio sólo era eso, una hipotética descripción encontrada por un espectador que no sabe lo que se le viene encima y, lo mejor de todo, una descripción tan bien confabulada por el propio Sono, que incluso pese a un metraje que podría parecer abultado, no es más que una preparación, un hervidero de instantes cocinados a fuego lento que no hacen sino ir acondicionando el terreno para dar paso a su tramo más salvaje.
No queda ahí la cosa, sin embargo, para un cineasta que parece ir en busca de la controversia, aunque al final uno no sepa ni que pensar realmente, pues antes del ya citado torbellino, se puede observar como todo está calculado fríamente. No hay momento o espacio al que su ritmo no otorgue un sentido completo y, lo parezca o no, ello confiere una dimensión distinta a los personajes, cuyas intenciones pueden llegar a ser comprendidas parcialmente (por lo intrincada que resulta, durante su última parte, la propuesta de Sono), pero jamás entendidas en su totalidad, haciendo que al llegar a la parte final del discurso, la agitación y el caos se unan en un relato que, vistos sus primeros pasos, ni el más demente de los asistentes hubiese podido imaginar que se desarrollaría tal como lo hace. Sin embargo, ¿quién se para a imaginar algo cuando un trabajo tan radical se presenta de forma bestial ante uno? Seguramente, ni el propio Sion Sono conozca la respuesta, y eso es lo mejor de todo.
Extenso film de dos horas y media, mezcla de drama y thriller basado en una historia real. Su finalidad pareciera ser tensionar al espectador por medio del personaje principal, Shamoto, el cual sufrirá internamente sin parar durante una semana.
La oposición entre personajes está muy bien lograda, aunque el director no se preocupa demasiado por concatenar perfectamente todas las transformaciones y acude al delirio para justificar estas falencias en la historia. De todas formas, lo hace recurrentemente transformándolo casi en un estilo del film.
La crudeza característica del cine asiático se presenta en este film en buena medida mostrando, sin hacerse demasiado problema, imágenes violentas, sangrientas y con alto contenido sexual.
La extensión me resulta excesiva, un final que no llega nunca y que es retrasado por secuencias repetidas que no aportan demasiada novedad a la historia o caracterización de los personajes. Los actores dejan bastante que desear pero esto se ve disminuido por lo delirante de la historia.
Para un director común y corriente, crear una historia extrema es una cruzada demasiado riesgosa. Para directores como Sono Sion, escandalizar es una forma de vivir. Para el autor de Love Exposure, Cold Fish no merece mayores comentarios.
Si bien venía de bajar un poco la locura con la moderada Be Sure to Share, arrastra dentro de sí la furia que le permite firmar cosas como Cold Fish. Es una huella distintiva en su cine.
Historias extremas, personajes exigidos al máximo, la línea de la cordura como hilo divisor de tendencias.
Sono es un director omnipresente. Como sucedió con Haneke y su viceral Funny Games, el director japonés juega con sus personajes a modo de títeres, articulándolos y cambiándolos de bandos constantemente.
Suele alinear desde un principio los buenos de un lado y los malos del otro. El propio guión se encargará de mezclarlos y hacerles cambiar de idea cuantas veces sean necesarias.
Los malos serán buenos y los buenos malos, como movidos por el azar.
Es dificil crear una sinopsis de esta palícula ya que se puede descubrir parte del juego que plantea el director por lo que lo único que diré es que Shamoto, padre de familia (dueño de un pequeño acuario), su hija, y su mujer (madrastra de la adolescente) conocen de manera fortuita a un personaje carismático, Murata, dueño de la mayor tienda de peces de la ciudad.
La hospitalidad y el buen humor de Murata, y la calma y seriedad de Shamoto, quedarán puestas en duda a medida que la cinta corra.
Nuevamente el extremo director japonés deja huella tal cual lo hiciera Kim Ji-woon con su inolvidable I Saw the Devil. No apta para impresionables, pero soberbia para los amantes del suspenso serial. Con algunos toques al estilo La Casa de los 1000 cuerpos, esta versión de El flautista de Hamelin para adultos debería ser imprecindible.
Nota= 8,5
Shamoto es el apocado dueño de una tienda de peces. Casado con Taeko, su segunda esposa, con la que no tiene una relación fluida, y padre de Mitsuko, una joven que lo odia. Mitsuko se mete en un lío y solo la ayuda de Murata consigue sacarla del embrollo. Dueño de una tienda mucho más grande que Shamoto, Murata se ofrece a emplear a la chica para que deje sus malos hábitos. Pero lo que Shamoto no sabe es que esa será la peor decisión de toda su vida.
Cold Fish es una película en la que la trama va in crescendo. Después de un inicio cercano al manido argumento de una familia desestructurada, que lo es por otra parte, tras la aparición de Murata, y posteriormente de su mujer, las situaciones rocambolescas se van sucediendo, con un Shamoto completamente desubicado e incapaz de decir no, dada su manifiesta cobardía. Un personaje que llega a resultar patético y triste viendo la clase de vida vacía que tiene, una mujer con la que prácticamente no se habla y una hija que lo detesta. Pero todo tiene un límite y esa evolución del personaje central será la que domine la película, influenciada por Murata, un carismático e inquietante personaje que obliga a Shamoto a ayudarle en sus asesinatos.
Basada en hechos reales, la nueva película de Sion Sono es toda una mezcla de géneros, desde la comedia, al terror, la acción, el cine negro o el drama. Este batido de sensaciones tiene como siempre una parte positiva y otra negativa. Lo positivo y negativo se confluyen, ya que por ejemplo a pesar de sus casi dos horas y media la película no se hace pesada en ningún momento, aunque quizás un poco menos de metraje no le habría hecho ningún daño. También es interesante esa forma de pasar de la comedia al terror en pocos segundos, aunque quizás a veces eso confunde a la gente riéndose en cosas quizás más macabras, pero claro, es que llega el punto que no sabes cuando se pone serio o se pone gracioso. Algunos actores están bastante bien, otros bastante sobreactuados. Esa es la sensación de dualidad que te produce la película cuando la estás viendo, con momentos mas brillantes y otros mas gratuitos. Aún así, finalmente la película es un buen entretenimiento.