Cinemanía
Sinopsis de la película
Harold Hall (Harold Lloyd), un joven sin ninguna habilidad ni talento como actor, quiere desesperadamente, actuar en una película. Así que marcha a Hollywood y se presenta a numerosos castings, donde ocasiona todo tipo de dificultades y problemas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Movie Crazy
- Año: 1932
- Duración: 98
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes descargarte una copia la película en formato HD y 4K. Seguidamente te añadimos un listado de posibilidades de descarga directa activas:
Opinión de la crítica
Película
7.1
71 valoraciones en total
Tercera película sonora del gran cómico norteamericano Harold Lloyd, Cinemanía es, sin duda, lo mejor de su última etapa, si bien su siguiente obra, La garra del gato, presenta también bastante interés. Anteriormente había rodado ¡Qué fenómeno!, en principio muda y luego reelaborada para presentarse con sonido, y ¡Ay, que me caigo!, prácticamente un remake sonoro de su obra maestra, El hombre mosca. Estos dos intentos poco brillantes presagiaban un aciago destino, quizás el que esperaba a alguno de los grandes cómicos del cine mudo, como Buster Keaton (sin duda el caso más dramático), en efecto, Lloyd, cuyo cine era más limitado que el del propio Keaton y, desde luego, que el de Chaplin, no escaparía a la decadencia y a su progresiva desaparición de las pantallas, si bien su enorme fortuna (durante los años veinte fué el actor mejor pagado) le salvó de vivir situaciones degradantes, como las que sí sufrió el pobre Buster.
Cinemanía posee todas las características propias del cine de Lloyd, de nuevo la protagoniza su personaje clásico, Gafitas , con todos los rasgos que le caracterizan: juventud, intrepidez, inocencia, romanticismo, torpeza y ansias de grandeza. Es un tipo social nacido en los felices veinte americanos, siempre bienintencionado y menos crítico con la sociedad que otros personajes de ficción, especialmente Charlot. Casi todas las películas de Lloyd nos presentan a este personaje, por lo general de orígen humilde pero no miserable, intentando alcanzar un sueño dorado, usualmente asociado a un estatus social superior, digno de respeto. En este caso, el sueño de Harold es convertirse en un gran actor, y a partir de ahí se desarrolla la inevitable sucesión de desastres que caracterizan sus intentos por agradar.
Pese a ser sonora, lo mejor de la película siguen siendo sus gags, plenamente visuales, al viejo estilo, el guión no es malo, pero sirve únicamente para introducir estas secuencias cómicas, sin que los diálogos aporten humor al conjunto, a diferencia de lo que harán los hermanos Marx, por ejemplo. Pese a ello, es innegable la gracia y maestría cómica de secuencias como la del baile o la de la lucha final, llenas de aciertos y que conservan el ritmo trepidante propio de los mejores momentos de Lloyd. El elenco actoral está perfecto, como suele ocurrir en estas obras cómicas llenas de secundarios, si bien hay que destacar la importancia de la protagonista femenina, una bellísima Constance Cummings, cuyo papel tiene más espesor que el acostumbrado en otras películas de Lloyd.
En suma, un muy buen filme, más próximo al cine cómico mudo que a las comedias que surgirán en estos años treinta, tipo Screwball , pero que pese a ello, constituye un buen puente entre ambas épocas, y nos trae a la memoria un tiempo pasado, en el que los cómicos fueron reyes.
Cinemanía fue la peli más famosa de la época sonora de Harold Lloyd pero no la mejor para mí. Yo prefiero Ay, que me caigo y La vía láctea. Cinemanía es el canto del cisne del rey de la comedia. Eran tiempos que la palabra mandaba a los gags visuales. A pesar de eso hay tal cantidad de maestría en Cinemanía para saciar al espectador más nostálgico de tiempos pasados. Ya sea perdiendo los zapatos en el charco, montando en bici e ir de paquete o el final del verdadero mago del suspenso y rey de la comedia. Viendo a Harold Lloyd y sus pelis no sé la razón de llamar a fatty el mago del suspense. El mago del suspense venía de cine cómico y se alzó con el maillot amarillo. Fatty te dan en todos los lados.
Una película muy simpática y muy buena, seguramente porque la mayoría de los gags son visuales, es decir, puro cine mudo, donde Lloyd se desenvuelve como pez en el agua.
Adorable Constance Cummings, en un doble papel (bueno, un único papel con dos personalidades). Altamente recomendable verla en versión original (con un inglés muy fácil de entender) para, entre otras cosas, apreciar como Cummings habla inglés con acento español.
Cine dentro del cine con un argumento de base ya cómico en sí mismo: Lloyd es presa de un equívoco y piensa que le quieren como actor principal para películas de héroes . Por supuesto, su habitual torpeza choca con cualquier cualquier modelo de galán cinematográfico. La secuencia del rodaje final, con casi 10 minutos sin palabras, es antológica.
Un adolescente se encuentra un día en terapia y el psicólogo le pregunta: -¿Qué profesión te gustaría seguir cuando termines la secundaria? A lo que el chico responde: -Quiero ser ginecólogo, fotógrafo de modelos o director de cine X. El psicólogo se queda mirándolo y murmura: –Me parece que no tienes muy claro lo que quieres. -¡¿Cómo que no?! -Exclama el joven- ¡Quiero ver viejas desnudas!
Harold Hall también tiene muy claro que quiere ser actor de cine. Sueña con ir a Hollywood a probar suerte… y de manera inimaginable, su deseo se realiza. Pero allí las cosas sólo son fáciles para la gente con talento, con atractivo físico o con un buen padrino, y el chico… bueno, tiene dignidad, cara de tonto y un gran talento para meter la pata.
Pero, los que creemos en los ángeles, sabemos que estos se presentan a veces con un bello rostro de mujer. Y en el enrevesado sendero que está recorriendo Harold, se aparece Mary O’Brien, una morena actriz que está protagonizando el último filme que se rueda en el Estudio. Después, cuando se quita su caracterización, Mary es una dulce y encantadora rubia, quien se siente conmovida por el desafortunado aspirante a actor de cine… sólo que él cree que está tratando con dos chicas distintas.
Tiene lugar, entonces, una agradable comedia de enredos donde Harold se las ingenia para quedar bien con ambas chicas y Mary se las ingenia para meterlo en camisa de cuatro mangas. Como ocurre siempre en los filmes de Harold Lloyd, abunda la gracia, el contrasentido, la picaresca y, aunque falta un poco del genio y de la poesía de otras obras, el filme se deja ver sin mayores complicaciones.
Constance Cummings (Siete Pecadores, El Espiritu Burlón) revela un carisma fascinante y se desenvuelve con suma propiedad entre sus dos personalidades, siendo la primera chica que juega un rol tan importante como el de Harold Lloyd, quien aquí pasa por todos los reveses (y fortunas) habidos y por haber.
Aunque nunca figuró como Director en ninguno de sus filmes, se sabe que Lloyd intervenía, durante los rodajes, en la preparación de los sets, en la ubicación de las cámaras y hasta en la definición de muchas acciones que sólo él sabía acomodar a su particular estilo acrobático. CINEMANÍA hizo parte de sus filmes sonoros, una transición de la que salió avante sin dificultad alguna y en la que aprovechó los nuevos recursos con connotada eficacia. Él era de los más grandes, y para todos los grandes, los cambios que llegan con el tiempo son sólo una nueva oportunidad.
¡Que se diviertan! Y si están sintiendo los reveses de la crisis, el ánimo decaído con aires de depresión… o acaso ya las angustias de la enfermedad, se los digo por experiencia: ¡Reírse es la mejor de las medicinas!
Título para Latinoamérica: LOCO POR EL CINE
Los equívocos en la fiesta, que se parecen a los de El estudiante novato, y el espectáculo final dan a las claras que Harold Lloyd sonoro o mudo fue de los mejores. El segundo mejor. La escena que pierde el zapato la cogió Blake Edwards para El guateque y es que Harold Lloyd ha sido y será una fuente de inspiración para los que quieren dar el golpe. Seguramente estas últimas letras están por algún sitio pero no tengo ganas de mirarlo.