Cheers (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2011). 7 episodios. Adaptación de la mítica serie norteamericana de la NBC. Cheers es una taberna de estilo irlandés gestionada por Niko (Alberto San Juan), un seductor que fue jugador del Cádiz Club de Fútbol. Félix Simón (Antonio Resines), un «psiquiatra conductista», es su consejero en asuntos amorosos. Entre los empleados del pub están la guapa y elegante Rebeca Santaolalla (Alexandra Jiménez), Lola Mendoza (Chiqui Fernández), El Míster (Joan Pera) y un cocinero polaco (Adam Jezierski). Sus clientes habituales son el psiquiatra, un ordenanza del Ministerio de Asuntos Exteriores (Luis Bermejo) y un desempleado que pasa su vida en el bar (Pepón Nieto).
Detalles de la película
- Titulo Original: Cheers (TV Series)aka
- Año: 2011
- Duración: 26
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Opinión de la crítica
2
52 valoraciones en total
A todo hay que darle una oportunidad. Pero una, no más. He visto el primer capítulo y creo que las oportunidades se han acabado: si quiero ver otro capítulo de Cheers, lo haré de la original.
Nada tiene que ver, más que el nombre y el escenario, la serie española con la americana. Se han esforzado tanto en hacerla igual, pero a su manera , que no es ni chicha ni limoná, y finalmente parece que estás viendo a los Serrano en Boston.
Humor burdo contra gags inteligentes, risas enlatadas contra público en directo, y la sensación de que han tratado de meter a presión todos los personajes y situaciones que fueron apareciendo a lo largo de todas las temporadas de la serie americana en el primer capítulo.
Sólo la canción de la cabecera está peor adaptada que la serie.
Quien quiera se puede quedar con este Cheers, yo prefiero ir donde todos conocen mi nombre.
Sirvan estas líneas como aviso para todo aficionado a la TV: El visionado de este bodrio sin sentido, de sus chistes de parvulario, de su cancioncita absolutamente repelente, de su deficiente puesta en escena, de la cutrez de las imágenes de la introducción, pueden provocar reacciones tales como ira, desdén, vergüenza ajena, repulsión, vómitos ocasionales, mareos y otros desagradables síntomas… avisados estáis…
¿Qué necesidad tenía Vasile de ultrajar de manera tan inmisericorde una sitcom histórica, de ensuciar un abrevadero de leyenda? La ignorancia es atrevida. Un poco de respeto por esas viejas e inolvidables comedias que han marcado nuestras vidas. Cheers, el bar de Sam Malone en Boston, es un garito que forma parte de la historia de la amistad y el bebercio, un antro sagrado que durante los 80 nos recordaba que había otra manera de conversar y remojar el gaznate. Acostumbrados a los bares de entresijos y calamares de la Plaza Mayor de Madrid, y a las tascas de caracoles del Rastro, muchos españoles soñábamos con los cálidos pubs irlandeses y sus Guinness tibias, con los salones norteamericanos rebosando buena música y bourbon sin hielo. Nos parecían el paraíso en la tierra. Bien, pues el Cheers español quiere que volvamos a la fritangana, el clarete y las moscas.
¿Qué necesidad tenía Vasile de ultrajar de manera tan inmisericorde una sitcom histórica, de ensuciar un abrevadero de leyenda? La ignorancia es atrevida. Un poco de respeto por esas viejas e inolvidables comedias que han marcado nuestras vidas. Cheers, el bar de Sam Malone en Boston, es un garito que forma parte de la historia de la amistad y el bebercio, un antro sagrado que durante los 80 nos recordaba que había otra manera de conversar y remojar el gaznate. Acostumbrados a los bares de entresijos y calamares de la Plaza Mayor de Madrid, y a las tascas de caracoles del Rastro, muchos españoles soñábamos con los cálidos pubs irlandeses y sus Guinness tibias, con los salones norteamericanos rebosando buena música y bourbon sin hielo. Nos parecían el paraíso en la tierra. Bien, pues el Cheers español quiere que volvamos a la fritangana, el clarete y las moscas.
Para los telespectadores aficionados al alpiste y la buena televisión, solo la taberna de Moe, templo de la birra Duff y segunda residencia de Homer, Lenny, Barney y Carl, puede resultar tan entrañable como el viejo Cheers. Fue la meca de la ficción etílica, y resulta que ahora llegan los de Telecinco, que no respetan nada, y hacen una versión sin de ambiente cañí. Un ejercicio suicida, no podía ser de otra manera, desde el primer minuto: Dani Martín, el vocalista de ese sub producto sonoro llamado El Canto del Loco, mancilla la legendaria sintonía y vomita Es hora de vivir donde la gente se divierte donde antes se podía escuchar un delicioso Where Everybody Knows Your Name.
Primera trompeta: la produce Telecinco. Segunda Trompeta: la patrocina Cruzcampo. Tercera trompeta: el tema principal defenestrado por Dani Martín. El apocalipsis estaba garantizado.
La traducción que han hecho de ese tema es la metáfora de toda la serie: una caricatura estúpida que aprovecha el nombre de la franquicia para desgranar gags de guionista principiante en un guión insustancial. Son tan terriblemente paquetes, que se cargan hasta los gags fusilados de la serie original, ni eso han sabido hacer.
El reparto ya es estomagante de por sí, lo de los actores en Hajpaña es un misterio. Cabe pensar cuántos aptos se quedan por ahí en producciones misérrimas mientras Coronado, después de 30 años en el medio, sigue disfrutando de trabajo y prestigio, habiendo demostrado a lo largo de estas décadas el talento de un calcetín. Tal vez la medicina o la fontanería esté perdiéndose un profesional de valía. Desde luego la interpretación no lo hubiera perdido prescindiendo de él.
San Juan es incapaz de captar al golfo trasnochado e ingenuo que hacía Danson. No puede, no sabe.
Resines es Resines. Su currículum debe ser algo así como Experto en hacer de Resines . Le da lo mismo hacer de Frasier que de profesor surrealista en Amanece que no es Poco o el personaje de Los Serrano. La unica variación es si lleva bigote. Aburre como él solo.
Alexandra Jiménez se salva. Debe ser la única que echó un vistazo al personaje original.
Cliff Cravin o Norm han sido convertidos en dos personajes ridículos de comedieta cutre con menos matices que una piedra de afilar. Qué episodios brindaban en la original… Ya os digo que no lo harán aquí. Personajes tan vacíos como el guión. Todos, no sólo estos.
Una sucesión de gags estúpidos, buscando a veces la gracia por la vía chabacana y ni por esas (cuatro primeros planos de culos y ni una sonrisa son capaces de arrancar).
Basura pura y dura. Aída al menos sabe hacer reír. He visto los dos episodios y ha sido más que suficiente para darme cuenta de que no hay el menor interés depositado en este proyecto, no vuelvo a tocarla ni con un palo. Un timo.
— ¡Camarero, póngame una copa!
— En este bar llamado Telecinco sólo servimos chupitos.
— Sé dónde me he metido. He tenido que atravesar dos toneladas de bolsas de basura malolientes y a una imitadora cutre de Gollum que se rebozaba en ellas con una locaza al lado que no paraba de chillar. No se preocupe. Tengo mucha sed y ganas de pasar un buen rato, sírvame uno.
— Antes me presento. Me llamo Paolo y tengo que advertirle que este no es chupito normal. Es refrescante, genial, divertido, adictivo y por encima de sus expectativas. Y tenemos oferta de dos por uno, oiga.
— Me da lo mismo. Póngame ese chupito con el otro de regalo… pero ¡ya! ¡Me muero de sed!
— Mire, el chupito se llama Cheers y tuvo muchíiiiiiiiiiiiisimo éxito en los Estados Unidos de América. ¡Ganó un montón de premios y todo! Y ahora lo tenemos aquí, en España… con los mejores ingredientes cien por cien españoles: Resines, Manuel Gómez Pereira, con música en el local de Dani Martín y apariciones de famosos como Ana Belén, Coronado… Y si no le gusta el chupito usted es un ‘anormal’, que lo sepa.
— ¡Paolo, corta el rollo! Y si era tan bueno ya, ¿para qué narices hacen una copia cutre-spanish? Mire como ejemplo el Dyc. Con ese whisky aumentó el índice de mortalidad por resaca.
— No sea ‘anormal’. Pruebe nuestro Cheers y no se arrepentirá. Tome y pruebe…
— ¡Jo#&%$! ¡Qué asco! ¿¡Pero qué co#&%$ es esta pu#&%$ mi#&%$!? ¡Diría que no sabe a nada pero realmente sabe a #&%$ pura! ¡Hos#&%$ #&%$! Cuando mi brazo se quedó atrapado en un cañón del desierto de Utah tuve que beber mi propia orina y amputarme un brazo y dos piernas con un folleto de los Testigos de Jehová. ¡Y recordaré cada corte de un tendón como una mejor experiencia que haber probado esta pu#&%$ mi#&%$! ¿¡Dónde coño tiene el baño!?
— Al fondo a la derecha, ¿va a vomitar?
— No, a plantar un pino que, que es para lo que realmente había entrado en este antro.
— Cuando acabe pulse el botoncito…
— Ya, para que se vaya el mojón… y con suerte su pu#&%$ mi#&%$ de chupito.
— No, para que suenen las risas enlatadas… y que sepa todo el bar que acaba de cagar un Cheers.