Borat
Sinopsis de la película
Sacha Baron Cohen, el peculiar protagonista de Ali G anda suelto , interpreta a Borat, un reportero de Kazajistán. Por orden de su gobierno, el periodista va a Estados Unidos para rodar un documental pedagógico, que debe recoger las mejores enseñanzas de los USA para que su país las aproveche. Pero el trabajo no será tan fácil como parece…
Detalles de la película
- Titulo Original: Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan aka
- Año: 2006
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
Película
6
86 valoraciones en total
Una especie de Jose Luis Torrente kazajo, aunque delgado y sin mala leche, va a los states a realizar un documental sobre las costumbres americanas, pero al poco de llegar a Nueva York descubre la serie Los vigilantes de la playa y, enamorado de Pamela Anderson, decide ir hasta California para casarse con ella. El arranque es brutal y mantiene el ritmo hasta la mitad del film, donde comienza a decaer progresivamente llegando a un punto bastante aburrido de road-movie delirante.
Hasta entonces, el tal Borat no ha dejado títere con cabeza: chistes sobre retrasados, incesto, judíos, negros y gitanos, bromas sobre el feminismo, la homosexualidad y el american way of life, pero, sobre todo, una burla del pobre país de Kazajstán cruel y desmedida.
Como en Torrente, te ries mucho y con ganas… pero los valores críticos que algunos sesudos han visto en esta peli brillan por su ausencia. A destacar algunos diálogos por su monumental irreverencia, y una serie de pequeños detalles de los que hay que estar muy atento (en el spoiler, tres, incluyendo el de la tira negra sobre el desnudo que se menciona en la crítica anterior).
Tan recomendable como pueda ser una mezcla de Tarzan en Nueva York y Torrente, que consigue tanto escandalizar como provocar la carcajada.
Sin hipocresías, diré que los chistes de judíos y gitanos me hicieron lagrimar de tanto y tanto reír.
– ¿Entonces puedo bromear sobre mis relaciones sexuales con mi suegra??
– No creo que ese chíste le resulte gracioso a un americano .
Es el diálogo que quizá define mejor la reacción de una mente bien pensante , ante la mordacidad de Borat, una continua crítica siempre grotesca y agresíva, pero certera y divertida para todos los que disfrutamos con el llamado humor grueso .
En forma de falso documental, se nos cuenta la historia de Borat, un reportero que trata de grabar un reportaje para el gobierno de Kazajstán, con el fin de tomar ejemplo, y seguir el modelo de vida y costumbres del americano de pié. (Nótese ya la ironía de entrada..)
Una vez presentada su intención, en la que es una de mis partes favoritas de la película por la basta ironía y acidez con la que nos describe un atrasadísimo y grotesco Kazajstán y sus anárquicos habitantes, se pasa a la grabación en Estados Unidos. Y en una combinación de cámaras ocultas y ficción delirante, se ataca todo tipo de moral, religión, liberalismos, conservadurismos y todo lo que se mueva… es decir que no deja títere con cabeza.
Todo un ejercicio de provocación que busca agitar al más pintado y que invita a que nos riamos con una crítica tan loca y brutal, que hace que riéndonos de todo y de todos (hasta de nosotros mismos), nos planteemos en tomarnos el mundo un poco menos a la tremenda.
Absténganse los políticamente correctos y los dogmáticos del séptimo arte, esto es para relajarse y reirse del mundo entero…. ¡¡hasta del cine!!. Seis estrellitas le doy, porque aún así la peli no es muy buena, solo para pasar un buen rato con sus locuras.
PD: ¡¡Atentos a una banda sonora que bebe de Goran Bregovic!!
Disfrútenla.
Quiero dejar clara una cosa antes de comenzar: la parodia que hace de unas retrógradas y palurdas costumbres kazajas totalmente inventadas me parece una falta de respeto inexcusable hacia ese país. Seguramente si el personaje hubiera sido español me habría sentido muy ofendido y mi nota habría cambiado muchísimo (enésima muestra de hipocresía por mi parte). Y dicho esto, he de reconocer que sus chistes me hicieron muchísima gracia, tanto los que se ceban con los paletos del pueblo de Borat como, sobre todo, los que lo hacen con el pueblo estadounidense.
La película tiene una parte de ficción y otra de documental ficticio en la que se gastan bromas al estilo Inocente, inocente a unos entrevistados que tendrían que esperar al estreno en cines para descubrir que fueron víctimas de ellas. A la primera corresponde, claramente, todo lo relacionado con el pueblo kazajo, la realización del documental para la televisión kazaja, Pamela Anderson (el amor platónico de Borat), etc. A la segunda, las entrevistas a Bob Barr, diputado republicano del distrito 7 de Georgia, al que le ofrece a probar un queso que su mujer (la de Borat) hace con leche de su propia teta , a Alan Keyes, político ultraconservador de color (negro) en cuya entrevista Borat se sorprende al ir atando cabos y descubrir que los amigos que hizo el día anterior en la cabalgata del orgullo Gay (la fiesta tradicional americana, según él) eran homosexuales, cosa muy mal vista en Kazajstán ( ¿Qué es palabra gay? ¿Usted dice a mí que hombre que intenta meterme puño di goma por ano era homosexual? ), a Ilham Äliyev, a las feministas, y muchos momentos más, como la visita al concesionario, al rodeo, etc. El resto de escenas son difíciles de clasificar, no sabría adivinar el grado de preparación que tenían desde el guión, es decir, que no sé si los extras eran actores o gente de a pie. Y esto logra un clima interesante en la película, pues la simple posibilidad de que las reacciones de algunas de esas personas fueran naturales llega a sobrecogerme a la vez que troncharme de la risa (el mejor ejemplo de esto es la escena del rodeo, cuando Borat es invitado por los organizadores a hablar ante el público y dice que desde Kazajstán apoyamos su guerra de teror, pido EEUUyUE elimine hasta último terorista, pido Geroge Bus bebe sangre hasta último niño y mujer de Irak , y el público prorrumpe en un una estruendosa ovación).
La cutrez es algo intencionado y adecuado al espíritu de la película, así que no puedo considerarlo como una fallo sino como todo lo contrario. Cohen no es lo que se dice un actor de método, pero, a pesar de que nunca llega a hablar kazajo, sino algo parecido a hebreo (es de ascendencia judía), logra dar el pego y engaña a todos —de hecho, durante el rodaje tuvo problemas con la policía hasta en 91 ocasiones.
(Sigue en Spoiler. Sólo desvelo un par de chistes que incluso podrían ayudar al que no haya visto todavía la peli.)
Borat habla de un choque cultural-geográfico utilizando el falso documental, un tema empleado y explotado hasta la extenuación en infinidad de series y películas.
Pero ese mismo choque traspasa la pantalla y se produce en el espectador en forma de un digno estudio sociológico: va camino de ser del estreno en España del 2006 más controvertido.
Contradictoriamente y sorprendentemente Borat ha sido la película americana al 100% (United 93 es una coproducción) con las mejores críticas del año (por encima de The departed, Volver o Banderas de nuestros padres) y va camino también de ser una de las más taquilleras del 2006 en el box office americano.
Esta suma de degradaciones verbales y físicas no sólo es una casi perfecta combinación de South Park, Jackass y Torrente, va más allá. Al de un ejercicio inteligente para realizar una radiografía del american way of life utilizando la herramienta más simple: Hola, me llamo Borat, soy idiota, vengo de un país de trogloditas y quiero ser como vosotros. Ayúdame.
La imagen que se desprende del pueblo americano no podría ser más sórdida y aterradora.
Lo mejor es que parece un documental de cámara oculta, ya que es imposible adivinar si los personajes que aparecen entre los sexy times, peleas zafias a lo 69, chistes dañinos y malsanos y esa apología del humor soez de trazo grueso son reales o simples actores.
Borat es pura basura execrable que llega a los límites de demencia moral más ignominiosos vistos en una pantalla en mucho tiempo, para convertirse en una lluvia de carcajadas y granizo de sonrisas.
Todo un mérito y un pecado que muchos no podrán perdonar.
¿Se equivocaron de sala o de iglesia?
Hoy en día existe la creencia buenrollera de que las tradiciones y las costumbres de todos los pueblos son igual de válidas, y que cada lugar tiene su cultura y que no hay que no hay culturas mejores ni peores. Y sin embargo salta a la vista que hay paises que son mucho más cutres que otros, y que en gran parte del globo todavía no han llegado los bidets ni los valores de la Ilustración ni la Revolución Francesa… mientras que en otros paises superdesarrollados e hipertecnologizados, pueden tener muchos humos pero si rascas un poco bajo la superficie, te encuentras todavía un sustrato de sexismo, homofobia y racismo que te cagas.
Esto podría expresarse en forma de sesudo analisis sociológico, pero queda mucho mejor expresado en forma de falso documental sobre un paleto kazajistanés de viaje por los US&A, protagonizado por un judío inglés sin ningún respeto por la América profunda ni mucho menos por las profundidades del Asia central.
Y probablemente sea immoral hacer películas que se burlan del choque de civilizaciones, pero resulta divertidísimo verlas.
De hecho, en una de las mejores escenas de Borat, un experto en humor le está enseñando al guiri a hacer insípidos juegos de palabras, y le explica que en América no es correcto burlarse de las minorías ni de las mujeres ni de los retrasados mentales… y entonces el guiri empieza a contar una anécdota protagonizada por su hermano retrasado y su hermana puta, y es imposible parar de reir.
Lo dicho: una película immoral, que recomiendo de todo corazón.
Hacía años que no me reía tanto sin ir borracho.
Nota: matrícula de honor.