Black Mirror: Ahora mismo vuelvo (TV)
Sinopsis de la película
Ash, el novio de Martha, es un adicto a las redes sociales, lo que determinará su vida cuando se produzca un trágico suceso. Primer episodio de la segunda temporada de la miniserie Black Mirror creada por Charlie Brooker.
Detalles de la película
- Titulo Original: Black Mirror: Be Right Back (TV)
- Año: 2013
- Duración: 48
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Opinión de la crítica
Película
7.4
54 valoraciones en total
Se ha hecho de rogar pero ya está aquí. La segunda temporada de Black Mirror, la revelación televisiva de 2011, ha retomado Channel 4 con Be Right Back , la primera de las tres píldoras de mal rollo que Charlie Brooker ha preparado para concienciarnos sobre los peligros de las nuevas tecnologías. Y si había dudas sobre si podría mantener el altísimo nivel de aquel primer pack… no temáis porque sí, lo ha conseguido. Brooker, tío inteligente donde los haya (añádase su magnífica Dead Set al paquete de genialidades en formato TV) ha sabido sobreponerse al hype entregando un guión que, de nuevo, es modélico.
Dirige Owen Harris con mano firme, sin lucimientos personales pero de forma sobria, y segura, esta historia sobre una mujer que tras perder a su novio en un accidente de tráfico descubre que puede seguir manteniendo contacto con una versión virtual de éste. Suena macabro pero Brooker es capaz de presentaro de forma íntima y personal, cándida, alejada de la frialdad con la que podría entenderse el tema. Y este punto de partida se vuelve más oscuro cuando comienzan a surgir los problemas evidentes, avanzando la narración con la recuperación de elementos que habían sido expuestos minutos antes y que casi parecían olvidados. Su final, mucho más comedido en la forma que los que tenía la primera temporada (pero igual de jodido a poco que uno lo piense) es perfecto.
Brooker inicia bien su nueva trilogía, pues, con una especie de puesta en largo de Killing Time at Home de Neil Coslett: más íntima y menos salvaje, eso sí. Y como siempre, buen trabajo del reparto: gran Hayley Atwell y sobre todo Domhnall Gleeson, que empezó su carrera como hermano de Ron en Harry Potter pero en los últimos dos años ha ido encadenando papelazos como secundario, siendo lo mejor de filmes como Shadow Dancer o Anna Karenina . Aquí, está perfecto. Black Mirror no decepciona en su regreso.
Siempre es un motivo de alegría volver a encontrarse con series tan brutales, geniales y aparentemente esporádicas condenadas al recuerdo de propios y extraños. Fue el caso de Black Mirror, que revolucionó a seriéfilos de todo el mundo abriendo con piezas difícilmente superables como The National Anthem, 15 Million Merits o The Entire History of You. La segunda temporada de la (mini)serie, creada por Charlie Brooker, llega para apuntalar elementos y pantallas negras que definen nuestra sociedad… como Be Right Back.
Creo que Be Right Back será injustamente valorado por culpa de las expectativas y las ganas que muchos tienen de colgar la etiqueta de hype a la serie (y primera temporada) de Brooker. Más allá, incluso, de ese pretendido reflejo en la oscura pantalla de los smartphones y la evolución que tendrán en nuestra futura sociedad junto con el espejo de las redes sociales nos quiere hablar del alma humana. Utilizando elementos visuales y narrativos más afines a The Entire History of You, Be Right Back se cimienta en dos factores de nuestra cultura popular. El primero es aquel que indica que se podría asesinar a una persona e ir actualizando su perfil en redes sociales para que nadie sospechara. El segundo, los famosos y míticos horrocruxes de Voldemort que dividían su alma concediéndole la vida eterna. De una mezcla de las anteriores premisas, trata este capítulo y sobre todo de la posibilidad de la inteligencia artificial como concepto humano por imitación.
Podríamos definir Be Right Back como un cuento contemporáneo y futurista de fantasmas y espectros del pasado. Con la difusión de redes sociales y comunicaciones públicas e incluso privadas podemos aportar nuestra privacidad y ser fraccionado. El relato está correctamente estructurado y respaldado en sus detalles: el viaje inicial en el coche sobre la canción de los Bee Gees, la adicción a su smartphone del protagonista, las fotos y recuerdos que acaban en el desván tras la muerte de sus retratados, el famoso acantilado y la leyenda que habita tras el mismo…
El capítulo quiere retratar la posibilidad de elegir, de no pasar página y creerse una mentira por encima de las circunstancias y es coherente con los elementos de guión aunque puede recaer en lo previsible. Realmente la incisión de Brooker pasa por aquello de que dejamos en las redes sociales como fragmentación de nosotros mismos… ¿Nuestros horrocruxes? La tecnología nos da la posibilidad de dividirnos y unificarnos de nuevo para reintegrarnos en una posible futura realidad… pero la moraleja pasa por aquello de que nunca llegamos a conocer a otra persona y tal vez ni siquiera a nosotros mismos. Por mucho que queramos enseñar… no enseñamos todo, aunque otra posibilidad y alternativa de relato sea que una generación de personas que al convivir con dicha aplicación y posibilidad, decidan revelarse completamente para que un ‘yo’ inmortal pueda vivir en el futuro como replicante. Es más, espero que Brooker trabaje en algunas continuaciones de sus propios relatos siguiendo la estela de este episodio.
Be Right Back tiene mucho más fondo e intereses del que ya demuestra tener de por sí. Como siempre, el interés que genera una serie tan fundamental como Black Mirror son los reflejos de nuestra sociedad presente en posibilidades futuras.
La verdad que lo que esta serie está causando en mi intelecto y forma de pensar es algo preocupante. Descubrí la existencia de Black Mirror hace 2 semanas exactamente, ya que incomprensiblemente desconocía su existencia. Y ahí comenzó esta droga a consumir mis pensamientos. Porque hay que admitirlo, esta serie es un portento de actuaciones, fotografía escenarios, guiones, pero por encima de todo está el mensaje. En todas las historias me fríe el cerebro de pensamientos lógicos y grandilocuentes, que encajan perfectamente con lo que estamos viviendo. En cada episodio te vende una historia futurista satírica que al principio suena golosa, que te atrapa, pero a la vez te advierte con auténtico suspense que estamos cruzando la linea y jugando con fuego.
Y en este último capítulo, finaliza poniendo patas arriba tu cabeza. No diré más, ya que quiero evitar soltar ningún tipo de spoilers, ni emociones. Que te coja tan desprevenido como todos los anteriores. Muy buena, y en un par de semanas, seguro que nos termina de conquistar con un par de excelentes, porque esto no hace más que subir.
Estoy viviendo una época maravillosa de series y Charlie Brooker es de lo mejor que he tenido la oportunidad de ver en estos últimos años, cogido de la mano con Vince Gilligan.
A disfrutar.
Un deseo, por muy irracional que pueda ser, es algo completamente inevitable. Lo mismo pasa con el amor. Cuando deseas algo no puedes controlar ese deseo, solamente sientes la necesidad de saciarlo como sea posible. El amor también es un deseo, un deseo muy potente, que como ya se sabe, puede llevar a hacer locuras. Todo ser humano es esclavo del deseo, por muy inteligente y sabio que uno sea se deja llevar por ellos, se siente arrastrado por ellos, terminas agarrándote a él aunque eso signifique la propia deshumanización.
Aún recuerdo cuando descubrí la existencia de la miniserie Black Mirror , mucho antes de que la transmitieran en España ya sabía de su existencia y me sentí atraído por ella, así que la vi. Fue lo mejor que me ha pasado. Sin duda la mejor miniserie existente, que con apenas tres capítulos había conseguido tocarme mi fibra más sensible, algo que casi nunca ninguna otra cosa había logrado hacer. Caí en su encanto, en su mezcla de pesimismo/nihilismo con una profunda carga filosófica a la vez que conseguía dar sentido al mismísimo vacío. Me temo que me esperaba una decepción de esta segunda temporada ya que creía que sería puramente comercial, para aprovechar el éxito de la primera temporada. Menudo error.
Para ser sincero, esta película me ha recordado de forma espectacular a la brillante Nunca me abandones (Never let me go) , un retrato futurista que en cierta forma trata un tema similar y de una forma muy similar, muy humana y llena de sentimientos, demoledora también en su crítica, también similar a lo que representa este capítulo. Otro elemento que me ha parecido también similar es la fotografía, ese tono tan melancólico es inconfundiblemente precioso.
Este capítulo posee emociones más humanas que los de la primera temporada, allí eran emociones extremas y potentes, aquí más sutiles y más cotidianas. No solamente posee su habitual crítica al paso de la sociedad y a la tecnología, sino que además plantea dilemas morales muy complejos y muy humanos. Se podría considerar que Charlie Brooker ha sabido llevar su proyecto a otro estado de madurez. Se nos muestran conflictos mucho más naturales de lo que pueden parecer, mediante una capa de ciencia ficción, se nos muestra algo muy humano: la desesperación, la desesperación proveniente de anhelar aquello perdido, lo que puede provocar actos irracionales debido a que está movido por el deseo. Posiblemente mucha gente, mientras vea el capítulo piense que ella nunca haría algo así, pero en estos casos siempre cabe preguntar, siempre recordando la situación y buscando una respuesta sincera: ¿No harías tú lo mismo?
Original como El himno nacional , tranquila como 15 millones de méritios , innovadora como Tu historia completa , tierna y visceral como ninguna. A pesar de la ingenuidad e inverosimilitud que desarrollamos ante la idea de recreación (que es puramente implacable), nuestra reacción es de sorpresa y fascinación, sobretodo ante esa crítica intencionada y modelada hacia las redes sociales y el uso que hacemos de ellas.