Besos de gato
Sinopsis de la película
Fran, un abogado de éxito con una vida acomodada pero falto de comunicación con su familia, llega a su casa a cenar. Esa noche su hija Carlota no ha vuelto aún, algo inusual en ella, así que Fran, acuciado por su mujer, sale en su busca. Con las indicaciones de Totó, su otro hijo, a Fran no le resulta muy complicado dar con Carlota en una discoteca. Carlota le cuenta que su novio, Chema, ha desparecido, y se niega a volver a casa sin haberle encontrado. Fran decide acompañar a su hija para buscarle. Se inicia entonces un complicado recorrido por la noche de la ciudad que, después de no pocas sorpresas, terminará al amanecer. Pero a la vez que buscan a Chema padre e hija emprenderán un difícil camino por encontrarse, conocerse y recuperar sus afectos. La noche acaba resultando crucial para Fran, que se ve atrapado en medio de los errores de su vida. Pero no hará ascos a ningún sacrificio, si con eso no sólo puede lavar sus culpas, sino también recuperar el cariño de su hija.
Detalles de la película
- Titulo Original: Besos de gato
- Año: 2003
- Duración: 82
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Opinión de la crítica
4.6
85 valoraciones en total
La historia cabe en una imaginación algo calenturienta pero difícilmente en la vida real. Pero lo que más desagrada no es lo poco creíble de la historia, sino lo tramposo de la idea que subyace. ¡Callaros padres que tenéis más que ocultar que vuestros hijos! ¡Lo vuestro es pura maldad por interés! ¡Lo de vuestros hijos aún encierra algo de sentimiento y romaticismo! Qué gran y peligrosa mentira. Para exponerla se vale de una serie de escenas increíbles. De un Superman metido a abogado que desafía a lo peor y más peligroso de la noche. Un abogado es una persona que convence a un juez con sus argumentos y no un individuo que doblega a los matones nocturnos a base de mandobles.
Lo menos malo de la película posiblemente sean las interpretaciones de los actores (los 3 principales a buen nivel). Lo único que les es criticable es que aceptaran este trabajo.
Creo que siempre hay mejores cosas en las que emplear hora y media.
Me siento en el sofá con Gabriel y empieza una peli en La 2. El reparto que sale en los créditos promete: Juanjo Puigcorbé, Leticia Dolera, Imanol Arias, Antonio Resines, Ruth Gabriel y Pepe Sancho. Pronto se descubre que el reparto que destaca en el film no es precisamente el elenco actoral.
Ni Dolph Lundgren, ni Bud Spencer, ni Steven Seagal, ni Chuck Norris, ni Van Damme, ni Jackie Chan, ni cualquier actor de acción reconocido iguala lo que hace Juanjo Puigcorbé en este filme. Pero primero, la presentación.
Familia desestructurada en la que varias pinceladas describen a cada miembro. El hijo es fan de Al Salir de Clase. La madre guay que en el fondo es una histérica. La hija rebelde con novio punkie. El padre, Puigcorbé, que bebe whisky de malta.
Este es el pistoletazo de salida para una trama absolutamente estrafalaria. Situaciones imposibles, casualidades forzadas y comportamientos estúpidos. El objetivo es meter al espectador en un caos absolutamente imprevisible. En una sucesión de estrambóticos episodios nocturnos. Lo consigue.
Tras esquivar como un maestro un golpe de camaradería de Imanol Arias, Puigcorbé empieza a repartir a diestro y siniestro. Al encargado de una disco, al camarero de bar de macarras y a un macarra del bar. Todo para buscar a un tal Chema. Los efectos de sonido exagerados de los puñetazos enfatizan la brutalidad, hallazgo deudor de la filmografía de Bud Spencer. Miro a Gabriel. Su boca esta abierta de para en par. Publicidad.
Gabriel pulsa el mando. Copa: Valencia – Racing. Están en la prórroga y el partido se encuentra en su punto de ebullición, hasta que Joaquín, en un error garrafal del ex-céltico Luccin, empaqueta el chicharro que le da el pase al Valencia. Me dice que es posible que retransmitan el Barça – Atlético. Garantía de partidazo. Ponlo, ponlo. Gol del Atleti. Gol del Barça. Martín Cáceres se encumbra en la zaga culé. Pinto chupa un hostión de Simao Sabrosa en la cara. Descanso. Gaby me pregunta si no molaría saber si Juanjo encuentra a Chema. Coño, es verdad. Dale al mando.
Y ahí está nuestro héroe Puigcorbé blandiendo una pala. Enfrente un punkie con casco de moto con su correspondiente herramienta también. A palazos y como escudo un palé. Sublime. Después, los acontecimientos seguirán precipitándose. Y ahí el realizador imparte una lección de cámaras lentas y empleo de la música extradiegética que confirman que en el apartado técnico esta tampoco es una obra menor.
Termina. Gabriel se va a la cama. Salgo fuera, miro mi copa y no dejo de pensar en la grandeza de encontrarse con un sorpresón así. Vibrante, graciosa y repleta de acción. Menudos mamporros.
El colmo de la estupidez patriarcal, en las postrimerías de la existencia humana hace atisbos la falta del hervor más destacado. Padre idiota autodestructivo en busca de su propio relato.
Las situaciones son desternillantes, el final de lágrima fácil, los puñetazos de cartón piedra, los efectos de aire de molinos sin aspas. La chavala está buena, pa darla. El hermano de Fran Perea, la madre de Televisa presenta.
No aburre, entretiene dentro del improperio. De juzgado de guardia.
En 9 minutos tengo que irme a ver el musical The Producers, saco algo de tiempo para escribir esta crítica de una de las mayores mierdas que jamás he visto, la españolada irreversible, la irreversible estupidez. España, ¡oh, patria querida!
No sólo tenemos un planteamiento deudor del cliché, padre triunfador en la vida laboral, aunque arruinado en el plano familiar. Cual marine en acción, se enfrenta a un desafío intergeneracional cuando va en busca, en plena noche, de su hija adolescente, a la que no conoce espiritualmente, descubriendo en ella, a través de esta amarga experiencia, una mujer que toma sus propias decisiones, moderna, que se fuma sus porritos antes o después de follarse al punki de su novio.
No sólo las escenas de acción son ridículas porque Puigcorbé no da la talla, sino, realmente, está asociado a un tipo de cutrez paraestética difícil de definir, en donde tanto la planicie intelectual como la escasez de matices de los personajes dan vergüenza ajena.
Película realmente entretenida, narrada con pulso, con un Juanjo Puigcorbe en plan action hero, realmente soberbio metido en la piel de este padre que sale a la noche madrileña en busca de su hija adolescente, (adorable Leticia Dolera), deambulando de garito en garito y viéndose las caras con individuos de todo pelaje. Tanto como película de descubrimiento personal, como de aventuras en la gran ciudad está bastante lograda. Para mi supuso toda una agradable sorpresa, que a pesar del tiempo transcurrido desde que la vi, la recuerdo perfectamente, cosa que no puedo decir de tantas otras.