Berlín Exprés
Sinopsis de la película
Recién terminada la Segunda Guerra Mundial, un grupo de personas de diversas nacionalidades (un americano, un inglés, un francés, una misteriosa mujer que habla diferentes idiomas, un par de alemanes, …) viaja de París a Berlín, vía Frankfurt. En el tren, fuertemente vigilado, también ocupa compartimento el doctor Bernhardt, un pacifista cuya misión es unificar Alemania. Un mensaje en clave accidentalmente hallado en una paloma mensajera ha puesto en alerta a militares y servicios secretos. Antes de llegar a Frankfurt, Bernhardt es asesinado, lo que supone el inicio de una complicada trama de espionaje que pondrá en peligro a todos los pasajeros, ahora unidos para desenmascarar al culpable o culpables del homicidio…
Detalles de la película
- Titulo Original: Berlin Express aka
- Año: 1948
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
6.7
25 valoraciones en total
Jacques Tourneur no fue un director de serie B, es un error común que se repite demasiado cuando se habla de él. Si bien es verdad que sus inicios en la Metro y la RKO lo integran films de bajo presupuesto (en ésta última los celebrados títulos de terror con Val Lewton) hacia 1944 ya es un director importante de la RKO, un realizador de serie B nunca hubiera trabajado con Heddy Lamarr, Kirk Douglas, Jane Greer, Dana Andrews, Robert Mitchum, Robert Ryan o Burt Lancaster en sus respectivos momentos estelares.
Si es considerado de forma generalizada como un maestro del cine, ¿por qué es una especie de marginado crítico dentro del grupo de grandes directores? Personalmente estoy harto de que cada vez que haya un estudio sobre él, una de dos:
– O éste se circunscribe a su filmografía fantástica
– O se le trata como una suerte de director oculto/olvidado/enigmático/ a descubrir.
No son las ruinas esplendorosas del Partenón griego ni las del Coliseo romano. Son las ruinas del pecado de exaltar el justo orgullo ario hasta los límites de la locura nazi. Esas imágenes, las de Frankfurt y Berlin absolutamente destrozadas, son las que quedan en mi retina después de ver Berlin Express, film de Jacques Tourneur que no pasará a la historia como joya del cine negro pero sí como documento histórico de una época que nunca deberá olvidarse.
No le busquemos otro sentido al film. No lo tiene. Y Tourneur lo sabe. El cineasta quiere que el recuerdo del horror se instale en nuestras neuronas y retrata el holocausto de las ciudades, los restos de su esplendor. No son siquiera ciudades muertas son ciudades derrotadas, destruidas, masacradas… Este es el activo de la película. La trama del asesinato del lider para la reunificación alemana no pasa de ser pura ficción con mucha moralina, que nos deja algunas secuencias y fotografías interesantes y sobre todo la atmósfera claustrofóbica del expreso nocturno.
El actor principal: El narrador. La voz en off que, como en todo documental que se precie, posiciona con precisión matemática a cada cual en su sitio. El americano en el compartimento A, la francesa en el B y así sucesivamente… La cosa incluso llega a parecerse a uno de aquellos chistes patrios: Había un francés, un inglés, un americano, un ruso, un alemán… Bueno, falta el español, con lo que la cosa ya no tiene gracia…
Bien por Robert Ryan, el mejor y tan profesional como siempre. Digna Merle Oberon y el resto, destacables comparsas de una película que consigue lo que pretende que no es otra cosa que impedir que aquel gran sin sentido histórico se apolille en las viejas páginas de los viejos libros de historia del siglo XX.
Nuestro querido Jacques Tourneur, el director de Retorno al pasado , se alió con la RKO y empezó a hacer Serie B a cascoporro, pelis con ínfimo presupuesto con ganancias suculentas. Pues bien, con ese mismo común denominador rodó Berlin Express , un film entre documental, intriga, cine negro o policiaco, como se dice por ahí en otra crítica, con clarísimos tintes panfletarios y con el americano del vídeo.
El americano del vídeo es el americano modelo, o incluso el del chiste, ese que salva al alemán, que no se sabe si es nazi o no, al francés, después de decirle: Cuidadito, que esta chorba es mía, no te equivoques , al inglés, después de tirarle alguna que otra puya y al soviético, este último es caso aparte (Spoiler). ¿Y quién mejor para ejercer ese papel? ¡Sí! Robert Ryan que lo borda el hijo de su madre, yo creo que él es así en realidad, de puertas para adentro.
Dos losas hacen que la peli esté bien pero ya está: la voz en off se diluye como un azucarillo, la fuerza que se transmitía al principio (introducción de personajes) se pierde después al dejar de utilizarse este recurso, y el final, demasiado moralista.
Lo mejor: Sin duda la versión documentalista de la obra. Los ecos de la guerra, la marca del horror en cada esquina, un mundo en transición.
Recomiendo encarecidamente esta película a quién no la haya visto, especialmente a los más jóvenes. No se trata de una gran obra, la historia está cogida con hilos en muchos casos, los buenos acaban siendo bastante buenos y los malos encabronadamente malos, sus planteamientos ideológicos son inocentes y simples, el reparto no está muy allá … Pero sí, es muy recomendable por dos razones.
1) (Re)Descubrir a Jacques Tourneur
Tourneur fue un gran director que siempre se movió en los límites de la serie B (generalmente dentro), dueño de una absoluta maestría narrativa y que cultivó con fortuna diferentes géneros: terror (La mujer pantera, El hombre leopardo, Yo anduve con un zombi, La noche del demonio), cine negro (Retorno al pasado, Al caer la noche), western (Tierra generosa, Wichita), aventuras (El halcón y la flecha, La mujer pirata), intriga o thriller (Berlín Exprés). Son algunos ejemplos del entrañable maestro.
2) Recordar la Historia
La película plasma la crudeza de la posguerra en Alemania (Frankfurt y Berlín), devastada por los bombardeos. Y la situación de ocupación que se vive, con las diferentes potencias ocupantes (antiguas aliadas) enfrentadas entre ellas y recelosas de las demás. En este sentido goza del interés documental que pueden tener otras obras como Alemania, año cero (Rossellini) o El tercer hombre (Reed y ambientada en Viena), hecho que se ve destacado por la introducción de un narrador que presenta a personajes, describe los hechos acaecidos y emite ciertos juicios de valor sobre el futuro, además de callar cuando transcurre la trama puramente cinematográfica.
La película, quizá deudora (en mi opinión) del Hitchcock de Alarma en el Expreso y Enviado especial, narra cómo se dan cita en un tren París-Berlín vía Frankfurt personajes de diferentes nacionalidades (rusa, francesa, inglesa, estadounidense -fuerzas de ocupación- y alemana), entre las que destaca una personalidad política alemana que aboga por la unificación de su país y que intenta ser asesinado (se entiende que por alemanes todavía partidarios de la grandeza de ese país, vestigios hitlerianos vaya).
Resulta inocente ver cómo se enfrentan primeramente entre ellos para al final unirse con el objetivo de salvar al profesor. Y esa es la idea que Tourneur (y sus guionistas Siodmak y Medford) nos quieren transmitir: la unidad y la paz pueden conseguirse, quizá no sea necesario el enfrentamiento.
Destacar la presencia de la siempre bella Merle Oberon (la inolvidable Cathy de Cumbres Borrascosas versión Wyler) y del gran Robert Ryan. Aquí, pese a casi hacer de galán, su careto de cabrón despiadado hace que no nos lo podamos tomar muy en serio. Como tipo duro, aunque sea el bueno , vale, pero como enviado del Ministerio de Agricultura, que no.
Ignoro la opinión del director cuando asistió al bloqueo de Berlín, al posterior levantamiento del muro y al recrudecimiento de la Guerra Fría. De todos modos, buen intento Jacques, y buena película.
Impresionante manera de relatar el complejo proceso de pacificación de Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
A través de una trama muy bien elaborada que mezcla géneros como el cine negro, la novela policíaca, acción e incluso intriga, la película nos lleva de viaje cruzando la Europa de post-guerra desde un París empobrecido pero que aun mantiene su encanto hasta una Berlín desoladora pasando por una Frankfurt destrozada por los bombardeos. Las imágenes son reales, es como ver una novela dentro de un documental.
Las interpretaciones no son como para tirar cohetes, pero cada actor representa bastante bien lo que probablemente el director quería reflejar, es decir, las diferencias existentes entre las diferentes fuerzas que ocupaban Alemania y la dificultad que entrañaba su unificación.
En resumen, una película muy entretenida que si el que la ve ha tenido la suerte de estar en ciudades como París, Frankfurt o Berlín no va a poder evitar sentir escalofríos al ver los verdaderos efectos de la Guerra.