Asuntos privados en lugares públicos
Sinopsis de la película
Dan, un soldado recién licenciado del ejército, se refugia en la bebida para escapar de la vida y de otras personas. A pesar de todo, su prometida Nicole sigue creyendo en su pareja. Gaëlle busca desesperadamente el amor, pero sin éxito a pesar de todos sus intentos. Su hermano Thierry, un agente inmobiliario, se siente muy atraído por su colega Charlotte, cuya actitud devota y piadosa enmascara un juego perverso que está jugando con él. En cuanto a Lionel, combate su soledad dividiendo su vida entre su trabajo de barman y el cuidado de su padre, Arthur, que es viejo, discapacitado y malhumorado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Coeurs (Petites Peurs Partagées)
- Año: 2006
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
6.2
51 valoraciones en total
Tuve posibilidad de verla en estado puro, o sea, subtitulada en su idioma original, en francés, y en cierta manera ganó mucho.
Obviamente no es la mejor película que he visto, pero es entrañable, y el personaje de André Dussollier como mostrador de pisos, es simpática, sobre todo cuando tiene oportunidad de ver los videos cristianos , que su ayudante (Sabine Azema) le pasa en el trabajo. Como la pobre y muy joven hermana de Thierry (Isabelle Carré) busca su amor através de citas a ciegas, y por último el pobre Dan (Lambert Wilson), expulsado del ejército y borracho es soportado por su prometida (Laura Morante)
Más que desenredos, son enredos, pero es entrañable, con un deje amargo
Sábado 28 de junio, 4:40 pm. Cinepolis Diana. El poder de un buen guión romperá la resistencia a espectadores, que como yo en ocasiones pedimos momentos inesperados que giren las historias para volverlas interesantes y no queden en la tan temida cotidianeidad recurrente de algunos filmes. En esta película de narrativa pausada podría pensarse que se quedará en el intento por entregarnos algo más que seis personajes de soledad sufrible, pero su interrelación es oportuna y la eleva lo bastante como para volverla recordable.
La soledad de seis personas es abordada de manera especial, al reunirlas de manera incidental o por cuestión laboral, todas en la búsqueda de compañía y comprensión de las dificultades que les toca vivir, pero son insuficientes esas relaciones de convivencia diaria y hay que afrontar el desconocimiento impensable de las personas. ¿Qué le aqueja al compañero que trabaja a lado nuestro? O bien ¿Cuál es el ideal del familiar que vive con nosotros?
El ignorar mucho de la gente que nos rodea no solo se debe al hermetismo de las personas, también a las máscaras que frecuentemente se usan para evadir el sufrimiento, es algo que el director recalco constantemente, acción que no se limitó a edad o género y sí como un hábito común. Pasiones privadas en lugares públicos, cuenta con el drama como género predominante, sin embargo su creador se encarga de incorporar un poco de comedia que vuelven más amena la trama.
Cuando pagas por una obra con tal calidad, abandonas la sala con tal satisfacción que pides la siguiente película francesa o de este director con gran interés.
Afortunada
Lo que más sorprende y motiva de esta película es que su autor, Alais Resnais, tenía 84 años cuando la hizo (ahora tendrá 86). Esto da vida a cuarentones y cincuentones. La vida es larga .
Es un película intimista en clave de comedia. Película de personajes y de situaciones. Asuntos privados en lugares públicos es un título acertado, aunque en el original francés su título es Corazones (Coeurs).
Historias paralelas, un puñado de personajes entrelazados. La personalidad de cada uno.
– El viejo enfermo hastiado de todo y de todos.
– El cortés camarero. Un buen hombre con una vida marcada por la tragedia.
– La mujer madura fervorosa de Dios y tentadora de hombres.
– El educadísimo y amable agente inmobiliario, solitario, sencillo, con carencias sencillas.
– Su hermana con sus rarezas y prejuicios.
– El ex-militar sin rumbo que lo pierde cuando lo encuentra (el azar, qué gran tema para hablar)
– Su guapa novia que tanto le ha querido.
Los caracteres quedan apuntados pero no explicados. Las causas de los comportamientos son una incognita en muchos casos.
Resnais se mantiene, en gran medida, fiel al espíritu de la nouvelle vague que el contribuyó a impulsar junto a Godard, Chabrol, Truffaut…
No me resisto a mencionar y recomendar los documentales de Resnais. Noche y niebla es un prodigio.
Nos quedamos esperando la siguiente película del octogenario. Y la siguiente. Y la siguiente….
Después de la más inaccesible Pas sur la bouche (no por ello menos apreciable y arriesgada que la que nos ocupa) Resnais deja de lado el vodevil y se carga de una profunda melancolía en un film donde constantemente está nevando. Rodeado de sus actores fetiche, entre ellos como no, su pareja Sabine Azema, Resnais, a sus 85 años parece que no ha dicho todo lo que tiene que decir. Aunque se empieza a notar que debe ser consciente de que cada nueva película puede ser la última de su carrera y contiene, sobre todo ésta, mensajes cada vez más enigmáticos y al mismo tiempo puros. Coeurs es un lavado emocional, una muestra fragmentada de diferentes personajes en unos momentos puntuales de sus vidas donde no se resuelve casi nada al final del trayecto porque el final está abierto y porque sus vidas son reales y como aquella frase de Jean Renoir la realidad siempre es mágica . Otorga a Azema el personaje más jugoso, más profundo aunque todos tienen tiempo para lucirse (¡Qué lujo siempre es ver a Dussolier y qué grande es Arditi!). Sin duda un film perfecto para escapar del frío invernal e indagar en el frío emocional, ese que hace a todos los personajes de la película sentir y callar, equivocarse y levantarse de nuevo, reir y llorar, discutir y mirarse a los ojos. Larga vida al Resnais más humano.
La última obra del veteranísimo Alain Resnais adapta una obra de teatro reciente (de 2004), pero la carpintería teatral de Resnais resulta casi tan vetusta y demodé como la de Mélo (que adaptaba una obra de los años 20). Se ve que ese aire añejo es más cosa del director que del material de partida.
Por tanto, deben abstenerse de verla los que no sean muy amigos de la teatralidad en el cine (casi toda la película se basa en escenas a dos, y siempre en interiores). Y encima con ese aire anticuadamente tierno, como si estuviéramos ante una especie de Garci à la française.
Un último punto de posible desconexión estaría en el minimalismo dramático: se nos muestran escenas que son más la punta del iceberg que el verdadero meollo (constantemente se intuye que los personajes callan u omiten, cuando no tergiversan o mienten, más de lo que muestran y explican al espectador).
Pero al que no le espante lo dicho, puede sentarse y disfrutar de esta película entrañable y muy melancólica, en la que los actores habituales del cine de Resnais dan lo mejor de sí mismos: André Dussollier repite el papel de agente inmobiliario solitario y cordial que ya bordara en la deliciosa On connaît la chanson, Sabine Azéma, la gran chica-Resnais, dota a la película de tanta diversión (hacía tiempo que no me reía tanto con una escena) como hondura (Dios y el Demonio en forma de fuego… ¿infernal? ¿sexual?), Laura Morante, la actriz italiana más francesa, está fascinante con su gorro polar, igual que la luminosa Isabelle Carré, que recuerda a una joven Nicole Kidman, Pierre Arditi tiene un personaje algo perjudicado por ese guión que juega al minimalismo, al ocultamiento (quedando su historia pasada, posible homosexualidad incluida, muy en la penumbra), y algo parecido le ocurre a Lambert Wilson (con el agravante de que éste es peor actor).
A un nivel formal, es imperativo destacar dos aspectos:
1) La nieve, cuya caída sirve de nexo entre escenas, montada de manera que los escenarios y los personajes parecen empaparse con ella. Queda genial como representación del estado de ánimo que recorre la película, melancólico, suave pero intensamente triste. No pude dejar de recordar las chiribitas que Resnais utilizaba, también como metafórico signo de puntuación, en la maravillosa El amor ha muerto.
2) La fotografía de Eric Gautier, cálida, acogedora, que sirve de precioso contrapunto a esa gelidez de la omnipresente nieve, proporcionando calor a los escenarios, y que parece acariciar a los personajes en su soledad, incomprensión, abandono o incomunicación.
Un último agradecimiento a Mark Snow (que mira por dónde significa nieve), por su hermosa partitura: el plano de Isabelle Carré, esperando sola en un bar por una cita incierta, mientras la nieve cae sobre su bella imagen, no sería tan emotivo sin esa triste música de piano.