Asuntos de familia
Sinopsis de la película
Una pareja de ancianos vive al ritmo de la rutina diaria en la ciudad de Nazaret. En Ramala, al otro lado de la frontera, su hijo Tarek se empeña en ser el perpetuo soltero, su hija está a punto de dar a luz, el esposo de esta, que es mecánico, obtiene un papel en una película, y la abuela pierde la cabeza. En Suecia, el hijo mayor de la familia espera su visita.
Detalles de la película
- Titulo Original: Omor shakhsiya aka
- Año: 2016
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.8
75 valoraciones en total
Primer largometraje de la escenógrafa, escritora y directora Maha Haj, una mujer nacida en Nazaret en 1970, lugar donde además, ocurre la acción de la película. Como antecedente inmediato, podemos apuntar que Maha Haj ha trabajado como escenógrafa de Elía Zuleiman, el director palestino de Intervención Divina (2002).
La acción transcurre en Nazaret donde vive una pareja de ancianos que tienen tres hijos, uno que está radicado en Suecia, y espera la visita de sus padres. En Ramallah, a unos 90 km de Nazaret, vive los otros dos: Tarek, el eterno hijo solterón y su hermana, quien está embarazada a punto de tener familia mientras su marido, un mecánico de autos, ha conseguido un trabajo como actor en una película americana que se está filmando, y que pareciera ser la contracara de la película que estamos viendo.
El film se plantea como una comedia situacional regido por un humor muy fino que bordea lo absurdo. Es que esas vidas familiares separadas por unos pocos kilómetros de distancia están retratando unas condiciones que sumergen la vida en un estado de violencia bajo la apariencia del respeto por la ley bajo la cual impera una situación política incierta que condiciona la vida tanto de un lado como para el otro, toda vez que alguna escaramuza de carácter terrorista es respondida del otro lado con el poder de la violencia.
La pintura de Maha Haj, con mucha ironía e inteligencia, transforma esta situación tensionada en un retrato casi bucólico de la realidad donde la alienación de los personajes aparece en todo momento generando una situación levemente desestabilizante de un estado alterado por la naturaleza del conflicto que subyace inevitablemente en la vida de cada uno.
Con un tema delicado, la directora sabe ordenar sus fichas para que su mensaje quede claro, sin que se preste a confusión alguna. Los personajes de Haj son educados, tienen posibilidades de trabajo dentro y fuera del país, pero el amor por su tierra, sus vínculos familiares, sus amigos, la gente con la que han convivido años de guerra los hacen elegir por quedarse. En ese quedarse, radica el conflicto individual en medio de una situación en la que los violentos practican terrorismo y los pacíficos el no te metas, generando una sociedad desigual y frustrante llena de límites, fronteras y hasta muros interiores.
Maha Haj dirige el film con mucho tacto, utilizando un medio tono que apenas genera una sonrisa en el espectador pero nunca una carcajada. De la misma manera maneja el polo opuesto. Cuando la cuestión se acerca a la tragedia, aparece la situación risueña, vuelve a reinar la comedia y el film recupera su equilibrio.
Una nueva ópera prima llena de calidad, inteligencia y originalidad a la hora de acercarse a la historia que nos quiere contar.
Es historia de la cotidianeidad de una familia de clase media con circunstancias que cualquiera de nosotros puede tener en su existencia, aunque lo haga en un marco tan especial como es la situación entre Palestina e Israel.
Abuela, padres, hijos, vecinos, novias conforman un colectivo humano lleno de vivencias aparentemente faltas de interés y en realidad plenas de la realidad que es la vida:
Indiferencia porque la monotonía de la vida parece que nos lleva ahí, pero…
Egoísmo porque si no lo tengo no voy a poder llegar a dónde quiero, pero…
Incomunicación, pero…
Despreocupación por el otro, pero…
La película es un verdadero escaparate de lo cotidiano, mostrándonos situaciones como las antedichas y más, que en el fondo encierran focos de vitalidad, de encuentro, de solidaridad, de todas esas pequeñas cosas que hacen de la existencia una balsa, dura de conducir en ocasiones, y en el fondo placentera de compartir.La vida lo es, en relación, porque los humanos buscamos relacionarnos como la forma natural de desarrollo y existencia.
La directora ha elegido un ritmo pausado, hasta lento en muchas ocasiones, supongo que por dos motivos, uno porque el ritmo de la vida en aquellas tierras es menos atropellado que por estas latitudes y otro porque pretende que el espectador piense e introyecte lo que tiene delante y pueda discernir el verdadero meollo del comportamiento humano en situaciones aparentemente banales.
Buena.
Producción israelí escrita y dirigida por Maha Haj. Su eje de referencia social es Nazaret ciudad de residencia de esta familia palestina cristiana formada por el matrimonio, tres hijos varones en diferentes circunstancias vitales, la abuela y las nueras. Resulta difícil establecer un objetivo concreto para la película. Posiblemente esta sea su virtud, la descriptiva. Salvador Minuchin y Braulio Montalvo afirman que todas las familias son iguales y, a la par, todas las familias son diferentes. Es decir, todas las familias presentan unas regularidades de estructura y comportamiento independientes del contexto social probablemente debido a un origen ancestral común. Pero estas regularidades no anulan las particularidades debida a la diversidad cultural y a la variabilidad de las aportaciones de sus miembros individuales. El matrimonio se encuentra en un impase en el cual la pobre comunicación no es capaz de ocultar la hostilidad mutua de la pareja. Los hijos tienen serias dificultades para realizar sus proyectos de vida debido a la hostilidad del estado israelí del que son ciudadanos con los derechos recortados en su propio país. Todo palestino es tratado como un terrorista potencial negándoseles muchos de los derechos humanos. Han perdido la consideración de seres personales para ser tratados bajo un prejuicio totalitario. A mi entender, la clave de la película la propicia la abuela. Simone de Beauvoir decía que el anciano se queda sin contemporáneos con los que dialogar, con los que compartir claves interpretativas de vivencias ya perdidas. La abuela lo intenta hasta que encuentra oídos en la esposa de su nieto. Las baldosas de este suelo no fueron elegidas por ella sino por su padre que no hizo caso a su parecer y gustos y la abandonó durante tres días sin darse cuenta. Así la vida de estos palestinos no se realiza sobre suelo propio sino por el elegido por otros, por los señores de la guerra de bando y bando que no tienen en cuenta vida y sentimientos, sueños y deseos, sufrimientos y alegrías, que no saben que en Palestina también se baila el tango.
La realidad entre Israel y Palestina no es solo esa tensión perpetua que nos muestran a diario los medios de comunicación. También hay una vida cotidiana entre sus gentes. Una rutina, quehaceres con problemas comunes, aspiraciones y sueños muy diferentes a esa eterna crisis política de la que tanto nos hablan. Y ello lo sabe muy bien Maha Haj, cineasta israelí de ascendencia palestina, que plasma esa otra realidad desconocida en Asuntos de familia.
La ópera prima de Haj es una comedia inteligente, entrañable y descorazonadora por momentos, que recoge el día a día de una familia de clase media compuesta por personajes muy particulares. Está el matrimonio de ancianos, que vive en Nazaret, sin apenas comunicación y aislados el uno del otro en una triste monotonía, un hijo, dramaturgo, que vive en Ramallah, indeciso ante seguir soltero o dar el paso en su relación amorosa con una amiga- de armas tomar- de su hermana, embarazada y casada con un mecánico palestino -y la olvidadiza abuela- a punto de rodar una película americana. Y, finalmente, otro hermano más, médico, y cómodamente exiliado en Suecia.
Así pues, un conglomerado de personajes con sus propias historias, sus inquietudes, miedos, fracasos, sueños y virtudes que se entrecruzan en poco más de hora y media de duración. Todo ello con el humor como vehículo conductor. Pero un humor muy sutil. Maha Haj juega con los personajes y extrae de ellos hábitos tan comunes, situaciones surrealistas y graciosas con la que uno se siente identificado. Como sutil es también la contraposición de generaciones, cómo se relacionan unas con otras y la involución que produce la tecnología. Aunque siempre con un hueco abierto a la esperanza de alcanzar la realización sin apoyo de un móvil, un ordenador o aparatos varios.
El trabajo de la cineasta israelí también contribuye a quitar mucho del hierro que hay en una de las zonas más convulsas del planeta. Por su puesto no obvia la situación política de dos pueblos tan comunes y diferentes a la vez, pero esa dualidad la utiliza para crear momentos de magia que solo el cine es capaz de realizar.
Pero pese a ser entrañable en su conjunto, en qué cuenta y cómo lo cuenta, su sencillez y sobriedad a veces llega a pesar. Resulta paradójico pero por momentos el desarrollo de los acontecimientos se estanca, en un trabajo de montaje que no está a la altura del guión, la cámara y sus protagonistas. Sin embargo, y detalles aparte, Asuntos de familia tiene los suficientes ingredientes para satisfacer hasta al más exigente público. Y eso, en un debut como el de Maha Haj, ya es de nota.
Más datos sobre esta y otras películas en el blog: http://argoderse.blogspot.com.es/
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