Apuestas contra el mañana
Sinopsis de la película
Johnny Ingram (Harry Belafonte), un cantante negro lleno de deudas debido a su compulsiva afición a las apuestas, Earl Slater (Robert Ryan), un ex presidiario racista que vive a costa de una mujer, y Dave Burke (Ed Begley), un ex policía corrupto y jugador, se unen para atracar un banco de Nueva York. Aunque el plan parece perfecto, pronto surgen entre ellos tensiones que pueden hacerlo fracasar.
Detalles de la película
- Titulo Original: Odds Against Tomorrow
- Año: 1959
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
6.8
48 valoraciones en total
Un viejo ex policía corrupto, soberbio Ed Begley, urde un robo bancario y para que lo ayuden a ejecutarlo busca a par de tristes, tan perdedores -en principio- como él.
La película está claramente emparentada con el Free Cinema y por ende con la Nouvelle Vague. El amargo inconformismo, crítica social, jazz, bajo coste, aislamiento del individuo, realismo, encuadres, montaje, paisajes urbanos, fotografía… son todos ellos elementos que remiten a ésta interesante tendencia de los 50 que se prolonga hasta los 60 (con algún interesante coletazo posterior) y que encuadran esta filmación en lo que podríamos denominar Free Vague. Narra las peripecias para subsistir de un puñado de anónimos que pueblan los suburbios y que aspiran a aquello que la vida les niega por partida doble: por un lado debido a su estatus y por otro víctimas de su incapacidad. El racismo de dos de sus personajes principales será el motor: uno lo expresa sin cortapisas y el otro (que no lo es menos) lo encubre aprovechándose de la exacerbación racial del primero (1). Esta amarga convivencia finalmente detona de la mano del supuesto agraviado (Belafonte), pero el móvil de su venganza (curiosamente) es otro (2). Toda esta trama la aderezan con la música de John Lewis (pianista del Modern Jazz Quartet) que compuso la banda sonora de forma inusual: asistía a los rodajes e iba componiendo sobre lo visualizado. Como curiosidad podemos ver y escuchar al MJQ en la actuación de Ingram en el club, donde parece que falta el vibrafonista (Milt Jackson) ya que el personaje de Belafonte (que además fue el productor) es el de cantante e intérprete de ese mismo instrumento.
En definitiva una más que curiosa película dirigida por la mano experta, y en este caso osada, del gran Robert Wise donde los actores principales están estupendos. Mención aparte para la genial Shelley Winters en un papelín que borda y que resulta esencial para comprender la psicología del interpretado por Ryan.
A recuperar.
Aunque de buenas a primera pudiera parecer una película para el lucimiento del cantante Harry Belafonte, Apuestas contra el mañana no es nada parecido, es una película de cine negro puro y duro. La carrera interpretativa de Belafonte, si bien no se ha caracterizado por unas grandes actuaciones, si lo ha hecho por una sabia elección de películas, en las que en lugar de primar su lucimiento de cara a vender más discos, ha optado por actuar en buenas películas si bien poseen cierto mensaje antirracista, como es el caso, en cierta medida, de esta película.
Robert Wise es uno de los grandes directores de la historia del cine, pero también uno de los más menospreciados, pese a participar en muy diversos géneros, desde el musical con West Side Story o Sonrisas y Lágrimas a la ciencia ficción con Ultimátum a la Tierra o Star Trek la película, pasando por el cine de terror, el bélico o como es el caso el cine negro.
Apuestas contra el mañana resulta una película excelente, una gran muestra de cine negro, un retrato de los bajos fondos urbanitas, un retrato oscuro de la sociedad, ya sea de la alta o de la baja, gente que es o se ve obligada a ser delincuente. La película, una pequeña anécdota, un atraco a un banco, pequeño, simple, se le puede reprochar que los féminas de la obra simplemente estén para retratar a los personajes masculinos, pues son estos los que llevan todo el peso de la acción, pese a ello ellas están estupendas, destacando a Gloria Grahame, que en su breve aparición y sin estar particularmente hermosa resulta de lo más erótico y provocativo.
Robert Ryan está enorme, logra con su papel uno de los grandes protagonistas del género, personaje tan antipático como a la vez no puedes dejar de apreciar.
Fantástica fotografía, tan propia del género, picados, contrapicados, la cámara a ras de suelo, mostrando la acción como si de una oscura fantasía se tratase, llenándola de sombras, provocando una sensación de ensueño.
El guión simple pero inteligente y tremendamente funcional, a destacar la broma final… toda una declaración de principios.
En suma una magnífica película de cine negro, todo un disfrute, imprescindible para los amantes del género.
Para mi gusto, una de las mejores películas que he visto de Robert Wise, realizador que sin figurar habitualmente entre los más destacados del cine estadounidense, tiene en su haber filmes valiosos en distintos géneros, alcanzando momentos excelentes -desde el punto de vista formal- en muchos de ellos (prácticamente la totalidad de The set-up , seguramente mi película preferida sobre el boxeo, la secuencia inicial de West Side Story , que empequeñece el resto del filme, o el comienzo de La amenaza de Andrómeda en la que sucede lo mismo, son buenos ejemplos).
A falta de ver The captive city , esta película corresponde, junto con Nacido para matar , al género negro, siendo en mi opinión muy superior a este último título mencionado. El argumento se centra en tres personajes que encarnan -desde distintas perspectivas- el arquetipo del perdedor, o lo que es lo mismo, el negativo del también habitual triunfador que ejemplifica el cumplimiento del sueño americano. En este caso, la descripción minuciosa de los tres protagonistas (Dave, un viejo policía expulsado por corruptelas, Earl, un tipo racista, amargado y violento, cuyo matrimonio es un fracaso, Johnny, cantante en clubes nocturnos, separado y atrapado por un hampón al que debe dinero por perder en las apuestas) acapara más de la mitad del metraje, al tiempo que se nos muestra su desesperado intento por superar sus dificultades e insatisfacciones cometiendo un atraco a un banco.
El guión perfila perfectamente a los personajes, cuyos dramas respectivos (soledad, amargura y ludopatía) quedan muy bien reflejados, sin que ello suponga descuidar unos diálogos que por su ironía y causticidad resultan característicos del género. Los intérpretes trabajan a muy buen nivel, incluyendo al cantante Belafonte, aunque destacan especialmente Ed Begley y el siempre extraordinario Robert Ryan, uno de mis actores predilectos, en un rol que le viene como anillo al dedo.
Formalmente excelente, la película cuenta con una buena fotografía de Brun (muy destacable la iluminación del club en el que canta Johnny, o la oscuridad de la secuencia en la que Dave y Earl planean el robo), pero sobre todo tiene su mayor acierto en la ambientación un tanto lúgubre -calles sucias y encharcadas, tiempo predominantemente nuboso, cercano al invierno-, el rodaje en exteriores, y el estilo de dos secuencias. La primera de ellas me sorprendió mucho, y es la que más me gusta, es la que precede al robo, cuando Johnny y Dave dejan pasar las horas junto al sucio curso de un río. Lo interesante es que unas imágenes -sobre todo planos generales, alguna panorámica- que nos muestran a los dos personajes en actitud contemplativa, sugieren al tiempo las reflexiones y temores que les inundan, logrando así transmitir una sensación inquietante al espectador, mediante una pausa que no es tal. La segunda es la del robo, rodada en tiempo en real y con escasos diálogos, aportando una gran verosimilitud a las imágenes.
Acaba en spoiler.
Notable drama de crimen y cine negro realizado por Robert Wise (1914-2005) (West Side Story, 1961) sobre un guión de Abraham Polonsky y Nelson Giddins, que adapta la novela Odds Against Tomorrow (1957), de William P. McGivern. Se rueda en escenarios exteriores de NY (Central Park, Hudson …) y en los platós de Gold Medal Studios (NYC) con un bajo presupuesto. Producido por Robert Wise y Harry Bellafonte para Har Bel Productions, se estrena el 15-X-1959 (NYC).
La acción dramática se desarrolla en NY y en la localidad de Milton, situada a 160 Km. de NYC, junto al río Hudson, durante unas pocas semanas del invierno de 1959. Dave Burke (Begley), un antiguo policía, de unos 60 años, recluta a dos colaboradores, Earl Slater (Ryan) y Johnny Ingram (Bellafonte), para cometer el último atraco de sus vidas. Slater es un maduro ex convicto, desocupado, frustrado y amargado, que vive mantenido por su compañera Larry (Winters). Ingram canta y toca música de jazz en un bar de los bajos fondos neoyorquinos, está separado de la mujer y es adicto a las apuestas. Burke es un antiguo oficial de policía al que la vida ha tratado mal, vive solo en la habitación de un hotel, es aficionado a las apuestas y necesita dinero para salir de un apuro. Los tres protagonistas masculinos constituyen tres imágenes diferentes y a la vez complementarias del arquetipo del perdedor.
El film presta mucha atención a la definición de los caracteres principales, a la que dedica casi la mitad del metraje. De ese modo consigue poner el desarrollo de la acción en manos de unos personajes que el espectador conoce con un nivel de detalle y de profundidad poco habituales en cine. La caracterización de los mismos pone de manifiesto sus puntos comunes y sus diferencias de idiosincrasia y carácter. Estas referencias aportan pistas que fundamentan y explican la orientación y el desarrollo de la acción. Así mismo, otorgan verosimilitud y credibilidad a la evolución de los hechos y a las incidencias que se registran a medida que avanza la acción, condicionada y al mismo tiempo impulsada por factores psicológicos, prejuicios, fobias y filias, diferencias personales de edad y de criterio, etc.
La obra incorpora un interesante alegato contra el racismo y los prejuicios que lo sustentan. La exposición se refuerza con la caracterización sumamente antipática del personaje que los encarna. Utiliza además abundantes imágenes de humedad, charcas de agua, fango y suciedad, que se desgranan en paralelo al curso de las manifestaciones racistas.
Yo que soy un personaje grís me gustan los directores grisáceos. Eso es lo que dice el señor Carlos Aguilar sobre Robert Wise. Claro que a Carlitos tampoco le gusta John Huston y a Chaplin así así. A mí tampoco me gustan Clint Eastwood, Kurosawa, Dreyer, Murnau, Welles, Rosselini, Bergman, Hitchcock, Tarantino y muchos más. Gano yo por K.O. Apuestas contra el mañana que se podría emparentar con La jungla de asfalto quedaría en empate técnico. Las dos son de las mejores retratando personajes quedando en segundo plano el atraco. Mención está el racista más cabrón de la pantalla: Robert Ryan. Aquí la toma con los negros, en Conspiración de silencio con los japoneses y en Encrucijada de odios con los judíos. I Love a los grisáceos.