Año de Gracia
Sinopsis de la película
En el barrio de Gracia, en Barcelona, una vieja malcarada comparte piso con un joven pueblerino e inconformista que lucha por encontrar un lugar al sol. La vieja ya ha renunciado a sus sueños, pero el joven los mantiene intactos. Y, a pesar de que viven en un enfrentamiento sin tregua, se necesitan. Humor, ternura, agilidad, unos vecinos estupendos, un barrio de gente joven, una chica muy guapa y una banda sonora potente. Y ganas de ver el lado positivo de la vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: Any de Gràcia (Año de Gracia)
- Año: 2011
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
4.9
80 valoraciones en total
Àlex Maruny encarna al joven David, el clásico joven (y digo clásico porque ahora no nos vamos ni con agua caliente) que quiere dar un salto en su vida y abandonar el nido familiar, en su caso porque no soporta a sus padres, porque quiere salir del pueblo y porque quiere estudiar bellas artes y buscar fortuna como artista. Entra en un programa donde conocerá a Gràcia (Rosa Maria Sardà) a la que tendrá que hacer compañía, ayudar a las tareas de la casa y practicamente atender todos sus deseos y peticiones, a cambio de un techo y comida en Barcelona.
La cinta nos ofrece un paseo por la ciudad condal y sobretodo por uno de sus barrios más enigmáticos como es Gracia. Tratándose de una ciudad que me tiene enamorado de hace mucho y de un barrio que me trae recuerdos inolvidables, tenía pendiente el visionado desde su estreno. Cuando nada más empezar veo que el centro neurálgico de la historia es una calle y un parque donde viví grandes momentos, me alegré de por fin haberme decidido a verla.
Más allá de la nostalgia personal, la película nos cuenta una historia de unas cuantas personas del barrio. Por un lado la relación y el tira y afloja de los protagonistas, una vieja amargada y un joven rebelde e impetuoso y por otro una vecina dicharachera (Amparo Moreno) o un barman (Santi Millán) que hará de confidente y también de amigo. No me olvido de la desde ayer futura madre de mis hijos, Diana Gómez, el primer amor del protagonista en el papel de la indecisa e inestable chica de capital que mientras busca su lugar en el mundo arrastra un séquito de corazones rotos. Quizá ella sea la que más deje que desear en cuanto dotes actorales y sobra decir que estando la Sardá difícil que alguien la supere.
Estamos ante una comedia ligera y de visionado agradable sobre el día a día en el citado barrio y la convivencia de sus ya mencionados personajes. Seguramente lo más interesante sea la relación entre el protagonista y la señora que le hace de anfitriona y como evolucionan ambos personajes, tanto personalmente como en su relación conjunta. Lástima que no tengan la misma fuerza sus historias secundarias, con alguna que resulta puro relleno.
Al igual que interesante es ese aroma especial que tiene Barcelona de ciudad de las oportunidades, de Gracia con su gente entrañable, comerciantes cercanos e intercambios de experiencias, pero da la sensación de que la película quizá tiene un mensaje de positividad algo forzado e impostado con un final que se va de las manos y dando la sensación de ser el nuevo anuncio de Estrella Damm del año que viene. No quiero terminar sin acordarme de su BSO, formada por buenos temas de música catalana.
Nota: 53
En twitter: @er_calderilla
Un año más nos encontramos con nueva película de Ventura Pons, un hombre que solo por su actividad parece buscar a toda costa el título de Woody Allen ibérico. Pons es un autor curioso que sigue en activo no sabemos muy bien por qué. Ventura Pons ocupa un trono para él solo. Nunca ha hecho una película remarcable o de éxito, si bien en su filmografía pueden distinguirse títulos mejores que otros. Y en los últimos años parece que Pons ha encontrado en el estilo televisivo (rápido, directo, desaliñado técnicamente, más acorde con la naturaleza teatral de sus historias) la forma de producir cantidad sin pensar en la calidad. Por qué Pons sigue empeñado en estrenar por la vía convencional y por qué no se dedica al teatro o a la televisión es un misterio que no se resolverá. Una pena, entiendo, cuando muchos autores noveles no encuentran espacio y financiación para sus proyectos.
Any de Gràcia resulta innecesaria y prescindible. A cada mueca, gesto y frase de Rosa María Sardà no puedo dejar de pensar lo grande que es esta mujer, aunque Sardà siempre haga de Sardà, aunque Pons lo sepa y consienta, y aunque su interpretación resulte más propia del teatro que del cine. Aún con todo, hay que reconocer que Any de Gràcia tiene eso: cierta gracia. No es divertida, tampoco es enteramente disfrutable y entretenida, pero se deja ver y resulta hasta entrañable. Vaya, que es lo mejor que el señor Pons ha hecho desde… no sabemos cuanto. Veredicto: de la misma forma que me repatea que Antena 3 venda telefilms como películas en el sentido estricto del término, me molesta que una obra con vocación y entidad de telefilm ocupe x número de salas para nada. Emitida antes o después del Polònia o del 30 minuts, programas de la televisión catalana, tendría su pase. Un 6, y siendo generosos.
@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com
Esperaba poco de la última aventura cinematográfica de Ventura Pons, pero lo cierto es que no me ha decepcionado para nada, de hecho me he llevado una sorpresa grata, tal vez porque la película derrocha simpatía y tal vez cierta familiaridad en las relaciones con las que se ve afectado el protagonista, un estudiante de pueblo que se quiere comer el mundo y que cuando llega a la ciudad, como a casi todos les pasa, se estrella de lleno con la dura realidad. La película tiene ritmo, un color en la fotografía que le da al barrio barcelonés de Gràcia un toque atrevido y agradable y un guion que derrocha situaciones divertidas y que contiene algunos diálogos ingeniosos y realistas. La relación que mantiene el protagonista con el resto del elenco (En especial con Pere, interpretado por Millán) es algo forzada, y el desenlace es algo grotesco y desentona en exceso con el resto del metraje que se ha visto, pero aceptable al fin y al cabo. Muy bien construido el personaje de Sardà. Buena banda sonora.
Vi Año de gracia doblada al español y supongo que en catalán deberá tener giros lingüisticos tronchantes porque yo aún le estoy buscando la gracia.
No hace reír: no tiene ni situaciones ni diálogos cómicos.
No hay una historia detrás: chico de pueblo llega la ciudad. Se instala con una vieja y se enamora de una pedorra. Bien, ¿y qué? Nada. Sales del cine pensando que has asistido a un capítulo de Gran Hermano.
Actores: La Sardá sale haciendo de Sardá, lo cual se le da estupendamente. Millán… bueno, está ok. Hay que tener en cuenta que su papel parecía parido por un chimpancé con resaca, así que le doy crédito. El resto, para olvidar.
No conozco bien Barcelona ni el barrio de Gracia. Después de la película sigo sin conocerlo, por lo que si la película debía retratarlo, mal.
Lo único bueno, la opinión del protagonista de la Universidad española. Has dado en el clavo, chaval.
Solo algún momento de hilaridad de la Sardà salva esta película que pretende torpemente mostrar el conflicto generacional con personajes mal dibujados por lo general: una juventud casi repulsiva (ignorante, rebelde por capricho, egoísta, drogadicta, obesesa y desnaturalizada) contra una mediana edad desnortada y una tercera edad amargada. El optimismo se basa en un hermano emigrado al Brasil al que paradójicamente ni se le llega a oír (con una referencia a la (des)conexión española bastante fuera de lugar) y en un final express más ridículo que creíble.