Al sur de Granada
Sinopsis de la película
A principios de los años veinte, Gerald Brenan, un joven idealista inglés, de familia noble, que aspira a ser escritor, llega a Yegen, un pueblecito de la Alpujarra granadina. Su propósito es aislarse del mundo, con dos mil libros como única compañía, y olvidarse de su etapa como oficial del ejercito británico en la I Guerra Mundial. Allí encuentra no sólo la paz que necesita para leer y escribir, sino también el amor de Juliana, una sensual adolescente. Su estancia en Andalucía le aporta una nueva visión del mundo. La alegría de vivir de sus habitantes y su pasión por la literatura española marcarán para siempre su vida y su obra.
Detalles de la película
- Titulo Original: Al sur de Granada
- Año: 2003
- Duración: 111
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Opinión de la crítica
5.7
98 valoraciones en total
El gran inconveniente de Al sur de Granada es que como película, que es a su vez la adaptación del libro autobiográfico de Gerald Brenan (Matthew Goode) escrito en 1957, es una mentira al por mayor. La obra es medio real pero también una invención maquillada para hacerla más políticamente correcta. Gerald Brenan fue un famoso hispanista británico, cuyo nombre ha sido puesto a institutos o aularios de universidades, como es el caso de la de Málaga, del que llegué a leer hace algún tiempo su más popular ensayo, El laberinto español , no muy acertado, todo hay que decirlo. Después de mucho peregrinar, entre 1919 y 1936 vivió en distintas poblaciones de Granada y luego mucho más tarde, en 1968, se domicilió en Alhaurín el Grande donde acabó falleciendo en 1987 con 92 años.
Lo más importante es que la espina dorsal de Al sur de Granada es una hermosa historia de amor , que en la realidad no es ni hermosa ni de amor. Bueno en la ficción tampoco pero lo pretende. Se ve que el tal Brenan era bastante asqueroso y entre sus aficiones estaba la de tener hijos sueltos con mujeres de ínfima condición social, en las que en ocasiones parece ser que llegaba a violar, como es en el caso de Juliana (Verónica Sánchez, que hace una interpretación bastante buena), que encima era menor de edad. Pero lo más curioso de todo es que este comportamiento de cacique reaccionario no lo ejecuta uno así sino un representante de lo más progre que había en Inglaterra, relacionado con el Círculo de Bloomsbury, amigo de Lytton y antifranquista radical. Vamos, lo más normal.
Gerald Brenen fue un escritor inglés que después de la Primera Guerra Mundial (en la que combatió) llega a Yegen, un pueblo de la Alpujarra granadina, buscando un lugar inhóspeto y tranquilo para escribir. Una vez allí, se prendó del lugar y la forma de vida de sus gentes, lo que le valió para pasar en España gran parte del resto de su vida. La película supone una libre interpretación de la vida de Gerald en su primera etapa en España: la que vivió en Yegen. En esa época, Gerald era un joven aficionado a las grandes caminatas que se sorprende ante la diferencia cultural entre el mundo de alto estanding conocido por él y la españa más profunda llena de analfabetismo, cacequismo, y curas. Todo eso no impide que se quede maravillado por la joven que le hacía los quehaceres de la casa, a la que termina dejándola embarazada. Ese romance se ve suspendido cuando a las pocas semanas de embarazo Gerald tiene que volverse a Inglaterra. Tres años más tarde, un Gerald Brenan casado con otra mujer vuelve a por la niña.
Primeramente hay que recalcar que aunque la historia cuenta en lineas generales los sucesos acontecidos en la realidad, estos no sucedieron exactamente como se ven reflejados. Gerald Brenan más que admiración, sentía pena por los habitantes de Yegen. Además tampoco era tan buena persona como se indica. La película cuenta la relación entre Gerald y Juliana de forma muy romántica cuando la realidad es que esa chica fue utilizada por Gerald. Tras regresar a España, Gerald se llevó a Helena porque no podía permitir que su hija fuera educada por unos ignorantes, es más, rechazó el nombre de Elena puesto por Juliana y la nombró Miranda.
Otra cosa que no se corresponde con la realidad es la falsa realidad érotico-festiva existente en la cinta: es inconcebible eso en una sociedad dirigida por la moral eclesiástica. Visualmente se agradecen los desnudos integros de una belleza como es Verónica Sánchez, pero como ya he dicho no tienen ningún sentido. Tampoco tiene mucho sentido que una mujer de 30 años ( la edad de Verónica) interprete a una niña de 15, ni los para nada logrados acentos (especialmente cantoso es el de Guillermo Toledo).
Resulta curioso que también se mienta sobre la identidad de las personas que le visitaron. La segudna visita que recibe no fue realizada por los primeros que le visitaron (Dora Carrington y Lytton Strachey) como cuenta la película, sino por Virgina Woolf (sí, la famosa escrtora) y su marido.
Por el resto, muy bien aprovechados los paisajes de la alpujarra granadina, una gran interpretacción de Verónica Sánchez, y un Antonio Resines que desde que interpretó al padre del del uno más uno son siete no hace que repetir el mismo personaje.
De lo peor que ha hecho el bastante uniforme, aunque poco brillante, Colomo últimamente es esta historia del joven escritor británico Gerald Brenan cuando acudió al tranquilo y pueblerino (con perdón) sur granadino para encontrarse con las musas, encontrándose con un bombón sensual con el que se lanzó al deseo carnal y a la felicidad transitoria.
Es una película que parece inconexa y bastante tópica, huérfana de cualquier atisbo de estilo y carente tanto de la comicidad liviana y necesaria, como del trasfondo melancólico/dramático que pudiese sostener su poco fuste. Los actores no están ni bien ni sinceramente naturales, pese a lo que que aparentan, de tal modo que casi nada salva al film.
Hay algo que no entiendo sobre esta película, ¿Cómo ningúna organización de Andalucía se ha quejado por tal desfachatez lingüistica? Es una ofensa a ocho millones de hablantes. Esos acentos exageradísimos, esas frases desordenadas, y palabras con constante alteración en el orden de sus letras. El andaluz tiene sus caracteristicas, pero ni son esas, ni están tan acentuadas. No veia tal ofensa a un idioma y una cultura desde La Juani de Médico de Familia. Si querian que pareciera Granada, que hubieran contratado actores de la tierra, que seguro que no desmerecen la actuación de estos, especialmente la de Guillermo Toledo.
Por lo demás, típica película española del montón, con guión y puesta en escena mediocres, pero que puede entretener, aunque no emocionar.
Que alguien escriba que en esta película incultura y gracia andaluza son retratados a la perfección , puede considerarse una opinión más o menos discutible, pero que quien lo afirme diga ser de Granada sólo puede deberse a la ignorancia de lo mas cercano que muchas personas poseen, y que hace que tenga que venir a explicarle lo que tiene al lado un guiri .
Porque evidentemente quién así escribe o nunca ha estado en las Alpujarras o nunca ha oído hablar a un Alpujarreño. El acento de los actores supuestamente andaluces no sólo no pertenece a esa zona de Andalucía si no que no corresponde a ningún otro lugar porque es un acento inventado y a lo más que se parece lejanamente es al de una caricatura del de bajo Guadalquivir, diferente al de estas tierras. Estamos acostumbrados a que directores extranjeros mezclen la semana santa con las fallas valencianas, y hasta puede hacer gracia, pero que un director español lo haga es absolutamente inaceptable.
Colomo nos hace un retrato, narrado de forma convencional, casi de documental dramatizado, de un escritor que vino a estas tierras buscando el exotismo, lo ancestral, una población nativa, inculta, primitiva y no contaminada por la civilización occidental, dónde él pudiera sentirse el amo, y desfogar libremente sus instintos sexuales, eso si con gran cariño, respeto y admiración por sus gentes, aunque para casarse eligiera a una norteamericana, WASP, of course , y dejara en sus admiradas tierras varios hijos de distintas mujeres. Osea que buscaba una especie de Tahiti de secano, de paraiso del sur, bien baratito y sin tener que embarcarse en largas travesias.
Un personaje que estaba maravillado con el analfabetismo que encontró, porque era parte del encanto del lugar y que llegó a escribir: «¿Qué importaba esta ignorancia?» «Los habitantes de Yegen sabían todo lo necesario para su prosperidad y felicidad y sólo habrían adquirido unas frases pedantescas de haber sabido más. Dentro de los límites prescritos por su manera de vivir, eran sensatos y civilizados y organizaban sus asuntos mejor que muchas comunidades más importantes. Al ser campesinos españoles y católicos tenían detrás de ellos una vieja tradición y solía ocurrir que la viveza de su conversación aumentaba en proporción inversa a la educación formal que habían recibido porque entonces hablaban de lo que realmente sabían».(South from Granada. London: Hamish Hamilton, 1957).
Vergüenza ajena da leerlo, pero más vergonzoso es que hoy, que afortunadamente el analfabestismo está erradicado y no precisamente gracias a personas como Don Geraldo (tal como se hacia llamar) , le dediquen peliculas hagiográficas y le pongan su nombre a institutos de secundaria, él que hizo tan poco por sacar de la incultura a las gentes que tan felíz le hicieron y que se prevalio de su superioridad para cometer sus desmanes.