No hables con extraños (Miniserie de TV)

5 comentarios en «No hables con extraños (Miniserie de TV)»

1. Menuda rosca de pascuas. Porque No hables… no es un policial, son varios al mismo tiempo. Multiples historias que intentan cruzarse lo más coherentemente posible. En ese recorrido solo apto para campeones de la relojería, Coben logra dentro de todo construir un dispositivo funcional…en algunos casos.

   El principal mérito de la serie es su gancho comercial: ¿No te interesa esta trama? Ahí tienes cinco más para elegir a tu gusto. Conforme pasan los episodios, la falta de un tronco común (la columna vertebral va ramificándose hasta que el foco de interés objetivo termina perdiéndose) hace que cada cual le otorgue a tal o cual sub trama una importancia subjetiva.

   Otro mérito: ninguna historia se muestra a distancia . La serie abandona la mirada policial fría y clásica para compenetrarse con el sufrimiento de los personajes. Es un policial de tintes drámaticos que juega con las indirectas, las ambiguedades. Apela siempre a todo aquello que no se dice. El espectador termina por fijarse siempre en esos datos que están faltando. Estamos ante un narrador tramposo, de poco fiar.

   Y aquí es bueno detenerse, porque todo buen jugador de poker puede hacer muy buenas jugadas engañando al contrincante…hasta que revela sus cartas. Y esto no es poker, aunque lo parezca.

   Por acá no va, dirá el espectador, por allá tampoco. Toda serie inicia y ese inicio nunca se pierde: es el comienzo del viaje del espectador. Cuando se suceden las acciones y la verdad surge, uno va descartando elementos del desarrollo. El desenlace se asemeja a la típica historia que hizo pasar los datos más relevantes como completamente intrascendentes.

   El desenlace se codea mucho más con el policial clásico: después de tantas idas y vueltas, la columna vertebral se muestra harto simple. Resulta que ha sido deliberadamente omitida. (spoiler)

2. Creo que los críticos no la han visto hasta el final. Mantiene la intriga durante todos los capítulos e incluso se admira el complejo guión de historias entrelazadas que van tejiendo la trama… hasta los 10 minutos finales en los que todo se viene abajo. Uno tiene la sensación de que se les ha acabado el dinero, o la imaginación o tal vez que se ha despedido el guionista que tenía resuelto el puzzle, porque por desgracia quedan importantes piezas sueltas. Incluso vi dos veces el final pensando que podía ser mi falta de entendimiento el causante de mi chasco. En resumen, me lo pasé bien viéndola pero con ese final lleno de agujeros, tuve la sensación de haber perdido el tiempo.

3. Buena serie que mezcla géneros( drama, thriller, …) con buen ritmo y que engancha rápido al espectador, entremezclando secretos entre vecinos conocidos y otros no tan conocidos. Podría decirse que algunos secretos tienen la intención de engañar al espectador porque no tienen relación directa con la trama principal pero aún así el conjunto es notable. Discrepo de otras críticas de por aquí que aluden a un reparto actoral discreto (incluyendo al protagonista) y la endeble historia, para mi todo lo contrario, el reparto (británico) y la construcción de personajes está buen nivel, y el actor principal está genial, contenido si, pero totalmente realista y metido en el papel, quizás estamos por aquí acostumbrados a la sobreactuación y la gran gesticulación ( Bardem y compañia).
   
   Quizá en unos días ni me acuerde de esta serie pero en los pocos días que la he visto la he disfrutado mucho.
   
   Mi nota: 7,5.

4. El desembarco del escritor Harlan Coben en la gran pantalla tiene como ilustre precedente la exitosa adaptación de su novela más vendida hasta la fecha, ‘No se lo digas a nadie’. Dirigida por Guillaume Canet en 2006, y magníficamente protagonizada por el poliédrico François Cluzet, desnudaba los secretos más recónditos de una familia, componiendo un thriller tenso, de vigorosa estructura. ‘No hables con extraños’, miniserie de ocho capítulos producida por Netflix, supone su cuarta incursión en el mundo de la televisión.

   Las obras de Coben atesoran características recurrentes, una sucesión de lugares comunes dónde el pasado de los protagonistas, desatada la trama, mana a borbotones. Un desparrame que sienta las bases a giros de guión desiguales, buscando no dejar indiferente. Sin un punto de partida particularmente atractivo, la dosificación de la información de manera rácana, con varias subtramas corriendo en paralelo, dan forma a la narración de ‘No hables con extraños’. Es el socorrido recurso para enganchar a la audiencia. En la forma de compactar estos ingredientes, radica en buena medida la calidad del producto. Se abordan asuntos como la privacidad, o la ausencia de ella a partir de esa nebulosa llamada internet y la extorsión como elemento lucrativo, mostrando el poder de la información para zarandear y poner a la gente en un brete. Sin embargo, llegado el momento de desentrañar los enredos, se impone un desenlace rocambolesco, dónde no me creo nada. Una suerte de piezas encajadas a mayor gloria del culebrón ochentero.

   Adam Price (Richard Armitage) es un padre de familia feliz. Abogado de profesión, su cómoda existencia se verá trastocada por una conversación, mientras disfruta de eso tan típicamente inglés de una cerveza tras un partido de fútbol. Una completa desconocida le dará información muy comprometedora sobre su esposa. Ya sabes que es una mentirosa, le reprocha. Frase que va a martillear sin descanso al protagonista.

   ‘No hables con extraños’ queda penalizada por una dirección de actores plana. Añádase que Richard Armitage no anda sobrado de recursos interpretativos, al tiempo que su papel demandaba un abanico más amplio de registros. Se configura una puesta en escena pétrea, que ayuda poco al dinamismo de la historia. Siendo un producto mediocre, tengo la impresión que pronto acabará olvidada en el colosal catálogo de Netflix.

   Para echar el rato.

   Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es/

5. A ver como cuento esto con spoilers cero … Richard Armitage, padre de familia de suburbios, es abordado por una desconocida que le comenta que su mujer le ha colado una trola descomunal un par de años antes. En paralelo, pasan un montón de cosas en el barrio que podrían, o no, estar relacionadas. Nadie se cuenta nada entre ellos -ni al espectador-.

   Como muchas otras producciones de Netflix, esta serie habría ganado mucho si se hubiese limitado a dos o tres capítulos, en lugar de marear la perdiz con información intrascendente que acaba cansando al espectador y que luego se resuelve de la forma más tonta posible. Básicamente, la premisa para crear misterio reside en darte la información a cucharaditas, pero de muchas cosas a la vez, sólo alguna de las cuales tiene que ver de verdad con la trama. Por poner un ejemplo sin spoiler alguno de la serie: te levantas una mañana y alguien ha erigido un castillo de arena dentro de tu cuarto de baño. Además, te llega la factura del móvil y es el doble de lo habitual, Hacienda te envía una citación rutinaria y el portero no te saluda esa mañana. Misterio servido para 8 capítulos por lo menos.

   Lo más decepcionante es lo poquísimo relacionado que está casi todo con la trama principal. Juegos de manos para estirar la historia hasta el formato estándar Netflix, básicamente. Para pasar el rato si no tiene una mucho que hacer y poco más.