Apocalipsur
Sinopsis de la película
En 1991 Medellín es un lugar peligroso para vivir, y hasta los policías tienen su precio. Al Flaco le toca huir hacia Londres por amenazas contra su madre. A pesar del miedo que se siente en las calles y la inseguridad en cualquier sitio, sus amigos y su novia, Malala, le hacen una gran despedida. Tras unos meses, el Flaco regresa y en la ciudad las cosas no parecen haber cambiado: la guerra continúa y las bombas estallan. Junto a sus amigos Pipe, un inválido adicto a los psicoactivos, y la Comadreja, un perdedor inescrupuloso, van por el Flaco al aeropuerto en Bola de Nieve, camioneta en la que han recorrido juntos muchos kilómetros y se ha convertido en el refugio de todos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Apocalipsur
- Año: 2006
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
6.4
48 valoraciones en total
Un Artista, es una persona sensible capaz de entender y sentir como propios los sufrimientos, problemáticas y carencias de su pueblo… y sin poder callar porque uno o muchos gritos se ahogan en su garganta, se vale del arte para reflejar la historia, denunciar atropellos, reclamar transformaciones sociales donde impere la justicia o para proponer una forma de vida donde prime el entendimiento, la solidaridad y el amor. El artista debe fortalecer los más bellos ideales, debe motivar entusiasmo y satisfacción con la vida, y debe hacer sentir que es posible que vivamos fraternalmente los unos con los otros.
>, la opera prima del colombiano Javier Mejía, puede resaltarse por su aceptable técnica formal (iluminación, edición, sonido, encuadres…) y porque logra algunas metáforas de eficaz significado: el hombre que roba dinero a su jefe contrastado como Judas con la imagen de Jesús, la iguana como leimotiv, quizás para aludir a la manera como los jóvenes se van arrastrando por la vida… o aquel ataúd que se desplaza por el cauce de un río, rememorando la muerte del amigo en condiciones parecidas. También consigue despertar cierta simpatía por los muchachos que viajan en la camioneta mientras recuerdan sus andanzas con el amigo asesinado, y hasta podemos sentir admiración por el precioso rostro de la chica que los acompaña, Marisela Gómez, una tigresa -mezcla de ángel y demonio- irremediablemente atractiva.
>, falla en cosas esenciales: 1. El título es demasiado rimbombante para la sencillez de los hechos que nos cuenta. 2. La historia ha sido ubicada en 1989, época de gran convulsión en Antioquia por el enfrentamiento entre el llamado Cartel de Medellín y la organización Los Pepes, que significó masacres, bombas, miedos colectivos, fuertes asedios policiales, y la tortura y/o el asesinato de miles de personas (la película habla de 25 mil)… pero, nada de esto luce reflejado en el filme, pues, los escasos incidentes recreados, apenas se asemejan a los que suceden en el día a día de una época cualquiera. 3. El viaje resulta realizado hacia ninguna parte, hacia la nada, no es más que el famoso paseo turístico por Medellín conocido como La Vuelta a Oriente, donde sólo se muestran nuestros bellos paisajes y una vida excesivamente tranquila, mientras los chicos, a pleno día, y alguna vez en la noche, tienen su pequeña e impune orgía de drogas, sexo y procacidades, la cual se aplaude y se trata con impudoroso beneplácito. 4. Los recuerdos, sólo atinan en la escena del secuestro de El Flaco y de Caliche, pues, se logra una buena camaradería y un atinado manejo del encierro, siendo lo restante, vagas anécdotas que apenas ilustran decadencia social y personal, y acudiendo al recuerdo de Pink Floyd-The Wall para la escena del rapado. 5. La secuencia con el travesti es de pésimo gusto porque, a esta persona se la utiliza como hacen con ella sus habituales clientes, y además, es claro que se realiza con evidentes propósitos sensacionalistas.
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Con todo, creo que, Javier Mejía, es de esos directores nacionales que, sin duda, se merecen otra oportunidad.