Al final de la escalera
Sinopsis de la película
John (George C. Scott) es un famoso compositor que acaba de perder a su familia de manera trágica y trata de superarlo marchándose a vivir desde Nueva York a una casa apacible y solitaria en Seattle. Sin embargo, al poco de tiempo de instalarse empiezan a suceder cosas extrañas… Hasta que un día descubre una habitación secreta ubicada al final de la escalera.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Changeling
- Año: 1980
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
Película
7.3
57 valoraciones en total
Aún la veo bajándole el audio porque sigo espantándome en las mismas escenas pese a conocérmela de memoria. No me ha ocurrido con otras películas fetiche del cine de terror, si es que éste existe.
El Exorcista tiene un lado cómico y absurdo, que no hace sino restar tensión y todo pese al severo rictus de Max Von Sidow y al maldito piano de Mike Olfield, Poltergeist se ha quedado completamente infantilizada y le han crecido mil enanos, La Semilla del diablo tiene momentos grotescos y mejor olvidables (Satanás, Belcebú o Lucifer, vaya usted a saber, sobre Mia Farrow), y más allá de Carrie , insuperable, toda la gama de sanguinarias pelis de psicópatas me aburren hasta el hartazgo. Mención aparte para El resplandor por supuesto, película que insisto, no pertenece al género.
Mi veneración hacia George C. Scott, lleva al sobresaliente esta cinta de terror, no superada, jamás, por ninguna de las de su estirpe. Al final de la Escalera se queda a muy poco de alcanzar la perfección. Quizás el final precipite forzadamente una historia que crece en intensidad durante todo el metraje pero abusando de unos últimos minutos demasiado estridentes.
Por lo demás, ni una sola pega, ni un sólo reproche. Únicamente, la pregunta típica… George, ¿por qué diablos no huyes?
Topetazos en las cañerías, sillas de ruedas y mecedoras que se precipitan por la escalera, esa pelota diabólica que va y viene, ese niño ahogado, la bañera desbordada, esa miseria humana bajo la cual esconden los progenitores la vergüenza de haber engendrado un niño desvalido, la ambientación y estética de los años 70, ese piano terrorífico (de ahí sacó Amenábar el piano de la Kidman como también la escalera que sube la ex ciencióloga en Los Otros ).
Es decir, Al final de la escalera sirvió todos los referentes al cine posterior de terror. No hay película que no deje de servirse de ésta. Medak, sentó jurisprudencia.
Más que recomendable, un magnífico Scott, que sobrecoge (como si ya no tuviera bastante con su via crucis personal) y una estupenda ambientación en esa mansión del terror, (mil y una veces imitada) con aquelarre de mediums incluido, que traen al más acá, al niño del más allá.
Paranormalmente genial.
Ay los desvanes. Cuando era un crío y pernoctaba en la vieja masía de mi abuela los muebles crujían. Todos sabíamos que esos ruidos procedían del desván. Una escalera atravesaba toda la columna vertebral de la casa, y terminaba donde deben acabar todas las escaleras: en el fascinante desván.
Ha habido muchas películas, sobre todo desde ésta, dedicadas a mansiones encantadas. Pero ésta tiene los ingredientes adecuados: un desván atrayente, una tenebrosa historia oculta del pasado, caja de música, medalla, sesión de espiritismo comme il fault, psicofonías, un actor que no sobreactúa, pozos misteriosos, fantasmas que claman venganza, etc. Además no sé que tienen las películas de los setenta, que dan la ambientación perfecta a este género.
Otro acierto me parece el prólogo. Estamos acostumbrados en las películas de este tipo a que llegue a la mansión una familia o una pareja feliz. Aquí no. Llega un muerto en vida, y desde el final de la escalera le llama algún vivo en muerte, y eso en cierta manera lo hará revivir. Es su particular escalera de Jacob, y debe subirla.
Un compositor destrozado por una desgracia se muda a un antiguo caserón en donde ocurren cosas muy extrañas, visiones de muerte, acercamiento con el más allá…
1979, Peter Medak rueda Al final de la escalera. En una época en la que las películas de psicópata loco, zombies famélicos o exorcistas atormentados se sucedían como churros, aparece una de esas películas de fantasmas con aire anticuado. Casi no hay gore, efectos especiales, los justos, nada de investigaciones policiales y pruebas del carbono 14, ni adolescentes perseguidos por asesinos en serie, ni finales que dejan paso a innumerables secuelas… Nada de eso.
Una tecla que se mueve sola. Puertas que se cierran solas. Cristales que rompen. Una pelota que cae por las escaleras. Un pozo. Una bañera. Una silla de ruedas en miniatura. Fuego. Una caja de música. Con estos elementos Medak se basta para hacer que los escalofríos nos recorran la espalda una y otra vez. La historia no es muy novedosa (casa encantada con espíritu que no puede descansar), pero el misterio que se desarrolla tiene muchas vueltas, y las pistas de este misterio se van sucediendo sutilmente a medida que se desarrolla la película. Y esa música…
Innumerables terrores han tenido como referencia esta película: el pozo de The Ring, la escena de la sesión espiritista calcada en Los Otros, Amityville y todas las demás mansiones encantadas de los 80… Sobre los actores, destacar a un envejecido George C. Scott y a una vieja gloria clásica como Melvyn Douglas aún más anciano. El guión, de William Gray & Diana Maddox. Y esa música tan desasosegante y hipnótica, de Rick Wilkins.
El terror más seco y menos visceral. Copiando esquemas del cine clásico, al estilo de películas como Yo anduve con un zombie , Al final de la escalera demuestra mil veces lo efectivo que es aterrorizar con una sutil sugestión antes que mostrar un baño de sangre.
Dice la persona con quien volví a ver esta película hace poco que el género de terror no existe. No sé qué es lo que entiende él por género de terror pero para mí no hay dudas. El terror en el cine existe. La cuestión está en saber qué es terror, qué es intriga, qué es simplemente cine fantástico. Cuando una película te aterroriza y no sólo eso, sigue persiguiéndote por los largos pasillos del subconsciente una vez se terminan los títulos de crédito y se instala en tus recuerdos y otorga un poder inquietante a las esquinas, las bañeras, los pavimentos o las mismísimas escaleras, estamos ante lo más grande que existe en el género, estamos ante una auténtica película de terror.
Al final de la escalera es un filme soberbio que si ha perdido poder con el tiempo, se debe sobre todo a la cantidad de obras que lo han imitado hasta la saciedad. Cualquier película de género con casas encantadas bebe de este río o de sus afluentes: lo que diferencia al original del resto es que está tan bien perpetrada que no importan los sustos…lo que pesa es la atmósfera, la cámara subjetiva, los efectos de sonido, toda esa sabia dosificación de ritmo. Actores…una historia elaboradísima, coherente…alternancia entre momentos de tensión, drama, calma…lo tiene TODO.
El final no me acabó de convencer nunca. Pero se perdona, se perdona.
Imprescindible para ver a oscuras, agarrado/a al brazo de algún matxote y con el volumen bien alto. Creo que cualquier amante del cine de este género disfrutará al cien por cien de uno de sus mejores exponentes. Yo todavía tengo la pelotita metida en el cerebelo…
5 de enero, 2009.
Soy un joven aficionado al cine y he visto películas de miedo de todo tipo: terror psicológico, sangriento, agobiante, realista y paranormal pero después de 25 años de su estreno esta cinta me asustó más que todas las películas de los 80 y 90 que he visto, es increíble. Transmite una gran tensión y creo que en el instante en el que la pelota bajo escaleras abajo por segunda vez, ahí nació el terror psicológico, el que asusta sin mostrar nada que deba asustar. Sencillamente sencilla y extrañamente siniestra, una mezcla a la que no estamos acostumbrados y muy efectiva. Me encantó, (88)