¡Ah!, si yo fuera rico
Sinopsis de la película
Aldo Bonnard ve cómo su vida se desmorona: su mujer le pide el divorcio, las deudas se le acumulan y está a punto de ser despedido de su trabajo. Pero, de repente, gana una fortuna con la lotería. Cuando decide darle la noticia a su esposa, descubre que lo está traicionando con su nuevo jefe. Tiene ante sí un espinoso dilema: compartir las ganancias con su esposa y su rival o bien esperar a que se consume el divorcio para anunciar su buena suerte. Elige, naturalmente, la segunda solución, y empieza a vivir clandestinamente como un hombre rico. Pero disimular que se tiene mucho dinero no será tan fácil como se pensaba.
Detalles de la película
- Titulo Original: Ah! Si jétais riche aka
- Año: 2002
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
5.7
70 valoraciones en total
Poco que añadir a la sinopsis de Filmaffinity, -que comparto íntegramente-, y que me resisto a ampliar por no interferir a los demás, en la grata experiencia de descubrir esta simpática y conmovedora película, incomprensiblemente tan desconocida y poco valorada.
Solo un pero, …
La película comienza disertando con lucidez acerca de las dificultades de las largas, farragosas y humillantes, a veces, jornadas laborales y todos sus meandros en cuanto a las relaciones que entre los trabajadores se refiere, con esa escena genial de presentación del nuevo jefe y como sus empleados la van haciendo de forma descarada la rosca (dejando de paso, muy mal a la servicial condición humana), no escatimando escenas al lógico deterioro que en las diferentes parejas, en este caso de clase baja-media, y sobre todo en la protagonista, se va desarrollando.
Pero hete aquí que la historia da un giro radical, con el premio multimillonario que le cae en suerte a ese pobre desgraciado (magníficamente interpretado, por cierto), que encarna a la perfección la figura del eterno perdedor, momento en el cual comenzamos a percibir los personajes de una forma diferente. Así en un primer momento, comenzamos a atisbar los cambios que en el protagonista van aconteciendo, adquiriendo poco a poco mayor seguridad en sí mismo, así como las lealtades o deslealtades hacia éste, aunque pronto nos percataremos la enorme distancia que media entre este indefectible perdedor y la pléyade de egos, soberbia y superficialidad que envuelve el exclusivo mundo de los adinerados.
En este contexto el personaje va evolucionado, consiguiendo encaminar una vida que hasta entonces navegaba sin rumbo ni destino, alcanzándolo, precisamente en el preciso instante en el que logra convencerse que lo que de verdad tiene importancia en esta vida no se compra con dinero, y que la dignidad tampoco se adquiere con éste (como el personaje creía en un primer momento) sino que se logran respetándose, primero a uno mismo, para después respetar a todos lo que nos rodean y quieren, despreciando a los que sólo ansían relaciones pasajeras, interesadas y superficiales, aunque en un primer momento puedan confundir y dar la falsa sensación de felicidad.
Y si bien es cierto que esta historia ya se ha contado mil veces, nunca está de más que de vez en cuando nos la recuerden.
Ese es el adjetivo que me viene a la mente. ¡Si yo fuera rico! … no deja de ser otra película más, sin nada que aportar, pero con la que pasas el rato y echas alguna carcajada.
Funciona a ratos, y en gran parte del metraje le falta mala leche, pero aún así, es una curiosa disertación sobre las relaciones de parejas y el entono laboral donde nos movemos, lleno de inseguridades, servilismo, y miedo a perder nuestro trabajo.
Sinceramente, el recurso de la lotería podría haber dado mucho más de si, pero los directores y guionistas (se encargan de ambas facetas) no saben sacarle partido y encaminan la historia hacia un desenlace demasiado típico.
Las interpretaciones son correctas, aupándose por encima de todas, la del protagonista (Jean-Pierre Darroussin), que es quien más momentos divertidos nos ofrece.
Si no quieren pensar en exceso, sino tan solo sentarse en el sofá, y desconectar de sus problemáticas diarias, esta es una buena opción. Si lo que buscan es una comedia de nivel, llena de personajes carismáticos y diálogos magistrales, mejor probad con La extraña pareja de Gene Saks.
Típica/tópica comedia francesa con buen arranque, que lamentablemente, podía haber dado mucho de sí, pero se queda en una ñoñería, tiene sus momentos slapstick realmente divertidos en la primera mitad de película, luego cae en picado, desaprovechando las posibilidades que apuntaba este tipo al que le tocan 10 millones en la loto, primero sientes envidia y empatía con él, pero al final viéndole comportarse como un memo, te reafirma en aquello de que dios da pan al que no tiene hambre. A destacar el cuerpazo de Valeria Bruni-Tedeschi, a la sazón, cuñada del ínclito gabacho Nicolás Sarzoky. Pasable.