Agu Trot de Roald Dahl (TV)
Sinopsis de la película
Mr. Hoppy (Dustin Hoffman) es un soltero solitario que tiene dos amores: el jardín de su balcón y la viuda que vive en el piso se ubica justo debajo del suyo, la Sra. Silver (Judi Dench). Por desgracia para él, la Sra. Silver hace tiempo que sólo presta atención a su tortuga Alfie. Vive en un constante estado de preocupación porque su mascota favorita no parece crecer al ritmo que debería. Convencido de que puede cambiar la situación, Mr. Hoppy elabora un plan infalible: está decidido a sustituir a la tortuga original por otra de un tamaño cada vez mayor según transcurran los meses. Los problemas comienzan cuando una de las tortugas escapa, a lo que se le suma la aparición de otro pretendiente que también aspira a ganarse el afecto de la Sra. Silver.
Detalles de la película
- Titulo Original: Roald Dahls Esio Trot (TV)
- Año: 2015
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
6.1
43 valoraciones en total
Desconozco la obrita de Road Dahl que ha dado pie a este (tele)film, pero el resultado cinematográfico es muy decepcionante. Lo siento por Richard Curtis, director y guionista de tres películas irregulares pero estimulantes (nunca ocultaré mi debilidad por Radio encubierta), porque esta vez no ha podido plasmar el universo del cuento de Dahl, que contiene bastantes dibujos y menos texto. La película se inscribe en lo que yo denomino comedia geriátrica, subgénero muy de moda teniendo en cuenta que cada vez hay más espectadores pertenecientes a eso que se ha dado en llamar la tercera edad. Confiaba yo en que la presencia de Dustin Hofmann y Judi Dench contribuiría a animar la función, pero se limitan a componer en piloto automático sus intervenciones, en una narración estirada como un chicle, que poco a poco va sumiendo en el sopor al espectador. Una ocasión perdida.
Me hizo mucha ilusión saber que había una película de un libro que me encantaba cuando era un niño. Pero, a partir de ahí, vi los errores. Porque, un libro de 60 páginas con dibujos en cada una, no se puede adaptar en una película de 90 minutos. Así que, ya me imaginé, que, inventaban la historia, o es que la hacían lentísima. Y al final, salió una mezcla de las dos opciones.
En primer lugar, el narrador con sus caminatas por Londres sobra. Hubiera aportado más si hubiese sido fiel al libro y el narrador no apareciera y solo fuera una voz en off. Y su humor pésimo, también se lo podían haber ahorrado.
Los dos protagonistas, Hoffman y Dench, no adaptan mal su personaje, esta última a veces un poco sobreactuada. Pero ambos, hacen bien su papel que desempeñaban en el libro (Hoffman siendo el hombre tímido que es Hoppy, y Dench la mujer alocada que es la señora Silver). Los secundarios, además de no aparecer en el libro, están metidos con calzador.
Y por último, el ritmo lento de la película, y la invención de escenas. Claramente sobran estas últimas, porque además de no añadir nada a la historia, se hacen muy pesadas, pero claramente es lo que pasa, no se puede adaptar un libro tan corto en un film de más de una hora. Una pena.
Lo mejor de la película, es que a veces entretiene, pero no muchas.
Si esta creación hubiese sido un mediometraje de 45 minutos puede que hubiese sido interesante, pero al ser un film, es insuficiente.
Cuando la gallina se pavonea y el gallo no se entera.
No lamentarás dedicarle un breve espacio de tu tiempo, sea cuando puedas, sólo la fabulosa música de Louis Armstrong ¡ya vale la pena!
Cuando se trata de amor nunca es tarde, cuando se habla de romance nunca es suficiente, cuando la alegría de la mirada del otro no tiene época ni edad, cuando la realidad se detiene para observar el andar de ese anhelo, cuando la lengua se traba y no expresa lo que se quiere decir, cuando las palabras brillan por su importancia, cuando su ausencia es pecado que atormenta, cuando los gestos se saborean con esmero, cada detalle se aspira desde su intensidad, profundidad de una respiración que vive por la sonrisa entrañable y exquisita de la bella y fascinante vecina…, un delicioso, cortés, exquisito Romeo y Julieta sexagenario donde la comunicación surge encriptada en cálidos mensajes a descifrar, el tenue cortejo se realiza de balcón a balcón y el precio del amor es una querida, deseada y perseguida tortuga.
Roald Dalh, novelista y autor de cuentos británicos, tanto para niños como adultos, que cuenta entre sus haberes éxitos como Matilda, Charlie y la fábrica de chocolate, James y el melocotón gigante, las brujas, relatos de lo inesperado…, nos ofrece, en esta ocasión, la sencillez y modestia del deseo nunca expresado, la impotencia de una timidez que aprisiona y que elige complicados y divertidos caminos alternativos en lugar de optar por la simpleza y sinceridad de la línea recta, esa distancia mínima, que se reduce al máximo en cada suculento encuentro inesperado del cubículo de un chispeante ascensor que acelera el corazón y anula la habildad de expresar, con sentencias y vocablos, lo que una razón precipitada y colapsada no puede discernir ni controlar pues, su capacidad de pensar y deliberar, se paraliza ante la posibilidad de roce de la piel del ser amado.
Dos deliciosos actores para una historia bonita y graciosa, cautivadora y sabrosa, entrañables personajes, de seducción y simpatía espontánea, que se desenvuleven con la comodidad y maravilla de los actores que les dan vida, encarnando la timidez y galantería, un magnífico Dustin Hoffman, cowboy graduado de las plantas -incompetente en el arte del amor y la seducción-, cultivando ese hermoso jardín, paraíso del edén y la felicidad venidera para una alegre e ingenua Judi Dench donde, combinamos la magnífica y larga experiencia de ambos y obtenemos un retrato encantador, de afinidad absorbente y ligereza apetitosa, emociones tiernas y dulzura complaciente cuyo argumento, de enamorado en silencio que suspira por bella damisela, es válido para cualquier edad, circunstancia y contexto.
Y acá reside el poder y atractivo de un guión modesto y corriente, familiar y consabido, la afinidad de reflejo y la habilidad de desenvolverse para moverse con agilidad y frescura que se deja acariciar sin llegar a explosionar, delicadeza para una historia, narrada a través de un tercer testigo, que logra hacer partícipe, con carisma e interés, al oyente de su peculiar anécdota, enlace donde la lógica deja paso a la locura, el ingenio complica la facilidad de la acción y la osadía prefiere la torpeza de la demencia al valor del cara a cara y su riesgo expositivo.
Película realizada para televisión británica que niega al público su disfrute en gran pantalla, que realza el color, la diversión, atrevimiento y esperanza a edad madura, joven o rozando la mayoría descarada de cuando el amor se instala en el piso de abajo pero parece eterna la distancia que les separa, que se asoma insistente a la terraza o te persigue obstinado por el rellano que comunica dos corazones cuya habla se ha quedado sin palabras.
Un expectante Quijote, sin armadura ni caballo pero tortugas para elegir a mansalva, que corteja a su Dulcinea con delicados pasos de cómico efecto y sonrisa agraciada, gotas de humor para sentimientos candentes cuya efervescencia muere por surgir pero se evapora nada más asoma la cabeza, Dearbhla Walsh no tiene que esforzarse en exceso en una dirección que cuenta con refuerzos de garantía en el éxito, cómoda, apetecible, digestiva, sugerente, querida y amada, como las intensas emociones que esta pareja, engalanada de buenas intenciones, no logra comunicar con destreza.
Disfruta su presentación, escucha su narración, observa su patosidad, resuelve la no-tan-incógnita resolución de su final y deleita un entretenimiento de validez justa y contenido suave, de obvio placer y merecida suculencia.
Cuando el amor llama a tu puerta…,
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es