La hija de mi mejor amigo

5 comentarios en «La hija de mi mejor amigo»

1. La verdad, sabiendo los actores con los que cuenta la película, me esperaba mucho más. De hecho, el trailer me ilusionó, era como un pequeño sueño: ¿a quién no le gustaría encontrarse con un Hugh Laurie cuando se atraviesa una mala racha?. Sin embargo, en la pantalla la acción se desarrolla demasiado lenta para mi gusto, por no hablar de que a pesar de ser una comedia, los chistes y los momentos graciosos están contados.
   
   En definitiva, no es que sea un completo desastre, pero tampoco se puede esperar mucho. Dejémoslo en un not bad .

2. Lo que más me ha gustado de la cinta, lo poco, es que la relación que se establece entre los protagonistas es abierta, y todos pueden pronunciarse, reflexionar y vivir sus vidas con el conocimiento de ésta. En otras películas de idéntica temática el tratamiento de la relación (oculta por la diferencia de edad o por el engaño) quizás no da tanto juego.
   
   Dicho esto sí he de decir que no hay química entre los actores. No llego a creerme la atracción entre ambos. No es que ésta no pueda darse, es que no está bien contada, a mi entender. Los protagonistas no saben transmitirnos esa verdad que termina pareciendo impuesta.
   
   Por otra parte no dejo de ver en Hugh Laurie al Doctor House. Espero que sea el tiempo que se ha llevado encarnando al personaje en esta serie y que poco a poco se vaya distanciando de este rol y podamos disfrutarlo como se merece. Catherine Keener ofrece una actuación fresca y el resto del elenco no está demasiado mal, correctos, sin alardes.
   
   Una cinta de ritmo muy reposado, aburrido en bastantes ocasiones que pasará al olvido en breve, puesto que la realidad que intenta vendernos es poco creíble y además no nos lleva a ningún sitio. extraordinario. Se queda estancada en los lugares comunes.

3. Como American Beauty pero siendo extremadamente mala, sin personalidad y con un desarrollo más propio de cualquier telefilm de sobremesa. Caras conocidas para una de esas comedias de cine independiente que reinaron en los cines a principios de década y que gracias a Dios nos han abandonado pronto.
   
   No hay nada que ver en La Hija de Mi Mejor Amigo. No hay ingenio, no hay chispa, no hay momentos para siquiera sonreír y sí un montón de razones para bostezar. Lo mejor de todo su duración y en alguna que otra ocasión Oliver Platt.

4. Muchos críticos han echado en cara a La hija de mi mejor amigo que sea una comedia sin humor y un drama sin tintes de veracidad. En realidad no están demasiado equivocados porque La hija de mi mejor amigo es un melodrama que nunca funciona como tal. Y quizás sea ese su mejor mérito, esa ligereza que demuestra en todo su drama y ese humor que apenas hace reír. El director ha conseguido (quizás sin buscarlo) un melodrama con un tono amable pero diferente y es ese el mejor valor de este atípico melodrama que ni asusta ni emociona. A pesar de ser una comedia (demasiado) ligera y (totalmente) moralista, a mi me ha entretenido (y mucho). ¿Por qué? Buena pregunta, quizás unos actores en estado de gracia (en especial Hugh Laurie) o quizás un guión nada ambicioso que ha sido malinterpretado por su director (puede que estemos ante uno de esos errores que se convierten en aciertos). Sea como sea, la –por momentos- estúpida y ligera La hija de mi mejor amigo me ha parecido una película de lo más interesante. Debe ser que con los años me estoy volviendo estúpido y ligero. Por momentos… Recomendable a amantes de la comedia ligera y demás espectadores que se atrevan.

5. Tal y como parece, La hija de mi mejor amigo tenía dos claros camino de desarrollo:
   
   Desarrollo 1: Podría haberse decantado por la comedia pura y dura, con enredos, malentendidos, dobles sentidos y huidas solo para que los protagonistas hubiesen disimulado su relación hasta lo indecible. Esta opción habría sido muy aprovechable por el reparto que tiene, con actores experimentados en el género como el propio Laurie, Keener o Platt, en un entorno controlado como es el barrio en el que viven.
   
   Desarrollo 2: El otro camino posible podría haber sido optar por un drama, explotando pensamientos oscuros de un cincuentón al borde del divorcio y las tentaciones que le produce la jóven hija de sus vecinos (y a la postre mejores amigos) tan interesada en el tema como él. Las decisiones toma la pareja hubieran planteado algún dilema moral y esas cosas.
   
   Una vez vista la película, el guión se decanta en parte por la primera opción, pero olvidándose de la comedia(!!). Tan inexplicable decisión lleva a Farino a destapar el pastel demasiado pronto, de manera torpe y sin trascendencia, y a partir de aquí, un cuerpo absolutamente largo y aburrido en el que los protagonistas no aciertan a definir nada, y los secundarios ni critican, ni apoyan, y sólo miran hacia otro lado. Una (mal llamada) comedia romántica tan blanca e inofensiva que ni siquiera regala una simple escena de cama.
   
   Con un final en el mismo tono que el resto, en el que la coherencia se impone a la incorrección política deseable, la película no le saca partido a un reparto experto y televisivo en muchos casos que tienen tirón, pero que apenas lo demuestran.