El precio de la verdad
Sinopsis de la película
En 1999, Stephen Glass, un joven y prometedor periodista de Washington, cae en desgracia cuando se descubre que la mitad de sus reportajes son pura invención. Fue poco después de ser nombrado director de The New Republic, cuando Charles Lane lo despidió por haberse inventado un artículo que apareció con el título Hack Heayen . Se trataba de un artículo apasionante y de rabiosa actualidad que describía minuciosamente las andanzas de un pirata informático menor de edad que trabajaba a las órdenes de alguien que obtenía jugosos beneficios extorsionando a las compañías de software que habían sido víctimas del pirata. Basada en hechos reales.
Detalles de la película
- Titulo Original: Shattered Glass
- Año: 2003
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
6.1
54 valoraciones en total
Una larga noche de insomnio me llevó a ver El Precio de la Verdad… Y lo cierto es que me sentí desasosegado al contemplarla. Durante una etapa de mi vida tuve que engañar en mi entorno, fueron momentos donde la angustia por lo que estaba sucediendo me hizo profundamente desgraciado.
Mi vida actual es otra, y no estoy aquí haciendo una crítica para contárosla, pero sí que fue duro enfrentarme a unos recuerdos que esta película trajo con fuerza a mi mente.
Está correctamente interpretada y dirigida, con una bien urdida carga dramática, que se traduce, tanto a través de gestos como silencios, en ocasiones, estos últimos, más elocuentes que la mayoría de diálogos.
Estuve hasta los últimos segundos de la película esperando a que ocurriera algo interesante, pero no lo encontré. El precio de la verdad cuenta una historia real de un periodista que se inventaba gran parte de sus artículos por falta de ideas. Se entiende que el tipo tiene un problema mental o algo, ¿no? Me pareció bastante patético todo y algunas cosas hasta incoherentes. ¡Qué ganas de pegarle dos collejas a Christensen para que se le quitara las tonterías?
La película en sí me pareció aburrida, aunque lo bueno que tiene es que lleva al espectador a reflexionar sobre la ética periodística.
Stephen Glass debió pensar que la responsabilidad periodística no es relevante. Durante el tiempo que trabajó para The New Republic se inventó 27 de los 41 artículos que publicó en dicha revista. Al menos, la lealtad al ciudadano le importó bien poco porque no cumplió con el criterio de veracidad informativa.
Aunque hay que reconocer que, para ser un mentiroso compulsivo, se lo montaba bastante bien. Cada vez que presentaba un tema en la mesa de redacción, llevaba su libreta con las notas que había tomado entrevistando a la supuesta fuente. Porque sí, se inventaba hasta las fuentes y las presentaba como auténticas. Decía que la grandeza del periodismo radicaba en descubrir el comportamiento de las personas, averiguaba sus supuestas motivaciones, sus miedos. Incluso, en un momento de la película afirma: esta clase de artículos también pueden ganar premios Pulitzer . Y si no, que se lo digan a Janet Cooke.
La publicación del artículo Hack Heaven abrió el camino para descubrir la verdad. El periodista de Forbes Digital, Adam Penenberg, empezó a investigar sobre las fuentes, lugares y hechos citados en dicho artículo y descubrió que casi todo lo que se contaba era falso. El principal problema que se encontraron los directores de The New Republic es que no podían contrastar las fuentes de Glass. Sólo tenían las notas que él presentaba como verídicas, como reales, y tenían que creer en su ética periodística. Un director no puede confiar en las anotaciones de su redactor exclusivamente si hay evidencias de que ha mentido. Debe haber alguna prueba fidedigna – una fotografía del personaje, por ejemplo – para esa confianza. Porque sin rigor informativo esos reportajes carecen de ningún valor social.
El precio de la verdad recoge la historia verídica del castillo de naipes contruido por Glass (encarnado por el sosainas Christensen) mentira tras mentira y su posterior derrumbamiento. Como película, no aporta nada a la industria cinematográfica. No es más que un entretenimiento pasajero. Lo importante aquí es la denuncia sobre el mal uso de la responsabilidad periodística.
Notable película producida por Tom Cruise que nos descubre el escándalo que se organizó en USA a raíz de descubrir los falsos artículos del periodista Stephen Glass, correctamente interpretado por el guapo Hayden Christensen. En ella podemos ver también a la maravillosa Chloe Sevigny y a Rosario Dawson en un papel mucho más insignificante. También está Steve Zahn, el encargado de descubrir todo el pastel. El ex marido de Helen Hunt, Hank Azaria es un actor no muy conocido pero más que competente y aquí nos trae una buena actuación como director del periódico donde trabaja el impostor de Glass. Pero el que se lleva la palma aquí es el atractivo Peter Saarsgad, marido en la vida real de Marie Gyllenhaal, está impresionante, no me extraña que le nominaran al Globo de Oro como mejor secundario. Le película no está nada mal, en serio.
La historia real de un articulista que cuando no tenía nada que contar, se lo inventaba. Tiene un buen ritmo y aunque cuando empiezas a verla sabes como va a acabar (lo dicen al principio del filme), se hace entretenido y ameno ver las cosas que hace el pobre Christensen para que no le pillen. Si algún día te la topas en la tele puede acabar viendola, no decepciona pero tampoco emociona.