After. En mil pedazos
Sinopsis de la película
Ha pasado el tiempo, y Hardin (Hero Finnes Tiffin) todavía no se sabe si es realmente el chico profundo y reflexivo del que Tessa (Josephine Langford) se enamoró, o ha sido un extraño todo este tiempo. Ella quiere alejarse, pero no es tan fácil. Tessa se ha centrado en sus estudios y comienza a trabajar como becaria en Vance Publishing. Allí conoce a Trevor (Dylan Sprouse), un nuevo y atractivo compañero de trabajo que es exactamente el tipo de persona con la que debería estar. Pero Hardin sabe que cometió un error, posiblemente el más grande de su vida y quiere corregir sus errores y vencer a sus demonios… Secuela de la película After.
Detalles de la película
- Titulo Original: After We Collided aka
- Año: 2020
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
3.6
59 valoraciones en total
Terrible error ir a ver esta película. Fuí a la premiere, estaba lleno de fangirls que gritaban cuando el chico movía un dedo y ante el mínimo beso o movimiento sexual estaban agonizando sin parar. Una de las experiencias más traumáticas de mi vida.
La película es lo peor. El guión es casi inexistente, los problemas a los que se enfrentan son cotidianos y cualquier ser humano con un mínimo de inteligencia podría arreglarlos, los protagonistas son unos completos capullos, se idolatran las relaciones tóxicas, los secundarios parece que están grabando un anuncio, las escenas de sexo PG-13 son realmente incómodas y la banda sonora está llena de canciones pop que acaban resultando muy molestas y cansinas.
Odio esta película, es muy ridícula pero me reí muchísimo, pues todo es una especie de mundo alternativo con alienígenas con comportamientos completamente irracionales. Hubo una vez que susurré Hardin es gili***** y la chica que estaba detrás de mi se giró y me dijo El gili***** eres tu, ya te gustaría estar tan bueno como Hardin (el protagonista). Fue el mejor momento de la película junto a otro donde empiezan a hablar del horóscopo y de Joseph Stalin y resulta muy divertido.
Cuando uno va al cine obligado y, para colmo, marcándose una sesión doble de calidad suprema, no es de extrañar que el resultado de esa ecuación sea, cuanto menos, alarmante.
Entré a ver After 2, yo y dos personas más, sin antes a ver visto la primera parte (y os aseguro que no pienso molestarme en ver la primera), aunque ya digo que no hace falta ver la anterior, con la poca información que sus responsables lanzan es más que suficiente.
Hay muchísimas cosas de esta película que no me entran en la puñetera sesera, actos, decisiones, situaciones que no tienen un sentido o una lógica aplicable. Es de esas películas que, aún teniendo un guión espantoso, debes hacer el sobreesfuerzo de intentar dejar que la trama te lleve por donde quiera, porque está claro que en el momento que nos paremos a hacer las debidas preguntas nos quedaremos en ascuas.
No hay nada, a parte de ver cómo estos dos se manosean y se dan besitos, que merezca la pena rescatar. Cuando hay sexo, no se ve nada, más allá de manos deslizarse, y es más, me parece una producto cobarde por no ir más allá en ciertas secuencias como la del baño, por no decir directamente cómo trata este tipo de cintas a la figura de la mujer, y su papel y valor con el propio mensaje que nos deja After: En mil pedazos en su final.
No si ya… yo ya sé. A vosotras (a un grupo bastante numeroso) os derrite el gilipollas del tupé este que apenas sabe encadenar cuatro palabras, o del rubito de turno (si si, el de Zack y Cody, yo también he sido niño) , yo entiendo todo. Pero, ¿sabéis cuál es el problema? Que ninguno de ellos está respaldado por algo que, aquí, se hace llamar guión.
Una que va directamente al puto cubo de la basura. En mi lista, no sabría decir si llega a superar a Corona Zombies , otra perla.
Y peor si cabe que la primera parte.
La producción sigue siendo estandarizada y sin alma. El guión sigue estando basado en una obra original malísima y, además, llena de toxicidad que no debería estar en cerebros de gente con mentes tan volubles como las adolescentes. Está escrito como una mera excusa de hacer relleno y estirar una trama sobre una relación a la que una persona con sentido común habría dado carpetazo a medias de la anterior entrega de la franquicia.
Las interpretaciones son flojas, se nota que la dirección actoral no ayuda nada a insuflar un poco de alma al resultado. Nadie es creíble, nada es auténtico. Todo es artificial.
Para que un metraje así no nos consuma, simplemente hay que verlo como una película tan mala que nos hace apreciar el buen trabajo realizado en otras producciones. ¿Entonces por qué la he visto? Para poder afirmar con propiedad si es tan mala como puede aparentar… Y efectivamente, estamos ante la peor película del año. Igual que la primera entrega fue la peor película del año anterior.
¿La recomiendo?
No. Lo siento, pero recomiendo huir de ella y ver otras producciones más interesantes como Los nuevos mutantes o Tenet.
El maestro del film romántico Roger Kumble, autor de obras tan memorables como Amor en obras o Crueles intenciones II, así como invitado de honor por su magnífico desempeño cinematográfico en la serie de éxito mundial Pequeñas mentirosas, nos sorprende más que gratamente y más que nunca, pues estamos ante su obra cumbre, con After: En mil pedazos, 105 minutos de pura pasión y desenfreno amoroso que no dejan al espectador indiferente. Se trata de una adaptación a la gran pantalla de la obra de Anna Renee Todd, cuya ficción es considerada por muchos como la sucesora de autores a los que supera con creces como Tolkien, Herman Melville o Emilia Pardo Bazán, con la que casa en temática feminista, una cuestión materializada por el guionista norteamericano Mario Celaya, injustamente infravalorado por la crítica.
Pasando a los aspectos más técnicos del largometraje, Larry Reibman nos deleita con una sugerente, naturalista y romántica fotografía que acaba captando a la perfección cada pincelada de sentimiento de las sucesivas escenas. En cuanto al color, la influencia de Almodóvar es palpable, mientras que las formas y texturas recuerdan a los contornos de Cánovas. Las secuencias eróticas, desprenden aires a Stanley Kubrick, pues a quien no le han transportado al Vietnam de Full Metal Jacket o al espacio exterior con aquel dulce vals de Strauss. No menos efectiva es la banda sonora, la cual mezcla la tradición popera adolescente con auténticos paisajes, tanto mentales como visuales, propios de Mort Garson. No obstante, esto se lleva a cabo de forma tan sutil que influye en el espectador de una manera indirecta, de ahí su maestría. En cuanto a los intérpretes, ninguno se sale, ni siquiera un poco, de la línea de la perfección. En todo momento, el público se siente arropado por una representación de emociones tan convincentes que harían llorar hasta la puta Margaret Thatcher. Estamos, sin duda, ante una nueva generación de jóvenes actores con un potencial manifiesto para desbancar a figuras emergentes como Ana de Armas u otras tan históricas en el género de la comedia romántica como Julia Roberts. La polímata Josephine Langford muestra una gran destreza en todo campo, incluida la danza en el pasaje de la discoteca, tan temida, como reconoció públicamente, por Lady Gaga. Por parte de Hero Dunder-Mifflin, la ejecución de un personaje tan complejo como Hardin es tan precisa que nos llegamos a olvidar del escaso atractivo físico que requiere el papel, lo que supuso todo un reto para el artista, que, como deja notar, superó con creces.
Para el guion, Mario Celaya tuvo que afrontar la problemática coyuntura de transformar para el séptimo arte un texto ya de por si exquisito. Semejante auto de fe no es para cualquiera, no en vano nadie a conseguido hacer lo mismo con El Quijote. Continuando con influencias procedentes de obras clásicas, Anna Renee Todd continua el legado de Píramo y Tisbe pero con un viraje adaptado a los nuevos tiempos a lo Bonnie y Clyde, sin dejar de lado la construcción de personajes equiparables a Calisto y Melibea. Los personajes son de por sí un diez, pero es que el guion carece de agujero alguno. Su complejidad llega a abrumar, haciendo de este un film no apto para todo público, pero sin llegar a resultar pedante o tedioso. Trasciende a Christopher Nolan y aúna acción, drama, suspense e incluso deja espacio para la comedia desenfrenada. La intelectualidad que desprende Celaya se deja ver en pasajes con citaciones a grandes políticos como Josef Stalin, introduciendo de forma sutil critica política y social con un tono serio, o el homenaje que habrá notado el ojo experto a los Monty Python con la hilarante escena en la que Trevor se incomoda al hallar un sanguinolento tampón en el suelo de la discoteca. La trama del padre de Tessa se mantiene con un constante halo de suspense que solo ha conseguido el octavo pasajero, pues al fin y al cabo el padre es un octavo pasajero que hace de nexo con la siguiente entrega. El último aspecto a mencionar viene por parte de la afroamericana racializada y con sobrepeso, que cierra todo un ciclo iniciado en los primeros minutos de la película con la ya célebre frase el calor vuelve loca a la gente o algo así. Un broche de oro a esta obra que, como poco, se merece la estatuilla del mismo material.
En conclusión, After: En mil pedazos es un retrato fiel de la condición sexual humana, la obra de cabecera de Sigmund Freud, cuyo mensaje final, a modo de moraleja es aquel que bien refleja el refranero español: el tiempo es oro, no lo pierdas viendo esta mierda.
Queriendo hacer comentario sobre ella, estuve unos segundos pensando que decir… ¡¡Es que hay tan poco que contar!!. Conflictos de adolescentes sin problemas, que son una especie de reflejo de lo que sucede a tu alrededor. No hay trabajo y los críos se compran una mascota para volcar su afectividad en ella.
Aquí no pasa nada: la mascota en apariencia son ellos mismos, la carencia de profundidad en las relaciones que refleja, transforma todo para que pensemos que lo sucedido es real y posible.
Interpretaciones sin calado, aunque tampoco lo requiere la historia. Destinada a chicos jóvenes con poca experiencia que pueden verse reflejados en amoríos intrascendentes.