A todo riesgo
Sinopsis de la película
Abel Davos, un conocido criminal italiano, huye a Francia con su familia eludiendo así una orden de arresto y la condena a muerte. Le acompaña su fiel amigo Raymond Naldi, otro conocido criminal perseguido por la justicia. En la frontera se produce un dramático tiroteo…
Detalles de la película
- Titulo Original: Classe tous risques
- Año: 1960
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
Película
6.9
59 valoraciones en total
Buena muestra del cine negro francés. Historia de traiciónes y venganzas, con buenas interpretaciones de Lino Ventura y un joven Jean-Paul Belmondo. Lástima de un final poco, muy poco elaborado, uno se queda con la sensación de que a ese final le falta algo…
Recomendable para los amantes del cine polar.
298/05(04/09/09) Excelente muestra de cine negro francés, protagonizada por dos estrellas como Lino Ventura y Belmondo. En el film se hace una radiografía sobre la camaradería, la amistad, la ética, el honor, se nos presenta a un antihéroe, Abel Davos (Lino Ventura) un delincuente condenado a muerte que para sobrevivir huye constantemente, lo intenta hacer con su mujer y sus dos hijos, pero su mujer muere en un tiroteo y tiene que hacerse cargo de ellos, se apoya en los que se suponían sus amigos , cuando ellos estuvieron en apuros él los ayudo y ahora ellos solo le ponen excusas, únicamente le ayuda Eric Stark (Jean-Paul Belmondo). La cinta hace un retrato de varios delincuentes que se han reformado pero que al pedirles ayuda Abel sienten mejor la comodidad de hacer nada que arriesgar su status por un antigua camarada, sienten que el pasado vuelve a por ellos en la figura de Davos. La historia resulta muy entretenida y amena ayudada sin duda por sus dos maravillosos protagonistas que inundan la pantalla con su poderoso carisma, son de esos tipos a los que nos importa lo que les pase transmiten empatía, en el personaje de Lino Ventura asistimos a su evolución condicionado por las circunstancias, yendo del dinamismo inicial, robando y escabulléndose, hasta el desencanto final ante lo que su violenta venganza desencadena, y el de Belmondo es todo ingenio, empatía, frescura, lo que se llama carisma, no se compra se tiene o no se tiene. Maravillosas y de gran lirismo son las escenas que tiene Davos con sus hijos, desprenden ternura, calidez. Recomendable a los que gusten de buenos thrillers. Fuerza y honor!!!
Una de las grandes películas del cine negro francés que desde el primer momento te atornilla al sillón, los protagonistas, delincuentes, nos enganchan por sus valores de honor y lealtad y los niños están tratados sin dramatizar ni como elementos para despertar la sensiblería como ocurre en muchas películas americanas, solo el final, para mi gusto, tiene un desenlace demasiado corto motivo por el cual solo le doy un ocho
A todo riesgo junto con La evasión de Becker y Hasta el último aliento de Melville conforman la trilogía de guiones escritos por José Giovanni en colaboración con los respectivos directores, basados en sus novelas que a su vez se basan en la propia experiencia del escritor, cuya pena de muerte le fue conmutada por veinte años de trabajos forzados y en cuyo historial carcelario figura un frustrado intento de fuga. No son de extrañar, pues, los puntos en común con la obra de Melville cuyo protagonista, Gustave Minda, es un calco de este Abel Davos, ambos interpretados por un imponente Lino Ventura, y cuyas motivaciones temáticas y argumentales convergen en la ejecución de sendas venganzas por lealtades traicionadas a cargo de un temido delincuente, fugitivo de la justicia, que regresa a sus orígenes en busca de refugio entre los miembros de su antigua banda.
La película no puede tener un arranque más prometedor, unos primeros compases que detallan la huída a través de la frontera, ingeniosa en su planificación y trepidante en su desarrollo, en un magnífico blanco y negro de evocadora elocuencia incluso en su época. Pero al film de Claude Sautet (Las cosas de la vida), a diferencia del de Melville, le falta el ritmo narrativo necesario para que la tensión no decaiga, el crescendo que conduce a la explosión violenta de pasiones contenidas de Hasta el último aliento, y ello es debido , por una parte, a que adolece de unos antagonistas que, habiendo dejado atrás su pasado criminal, carecen de músculo para enfrentarse al protagonista en condiciones de crear el mencionado clima de tensión, y por la otra, a la progresiva asunción por parte de éste de la caducidad de los viejos códigos mientras el relato va adquiriendo un tono crepuscular y nostálgico que conduce a un desenlace que podrá parecer prematuro al no satisfacer todas las espectativas.
Mis coqueteos con el polar francés están siendo plenamente gratificantes. Al cine de Melville he sumado ahora el de Claude Satet y el resultado es convincente a la par que satisfactorio. Eso si, hay que abstenerse de establecer comparaciones con el cine negro made in USA, porque las coincidencias son escasas y es más lo que los separa que lo que los une.
Y es que el cine francés lleva en los talones el viejo polvo de la vieja Europa. Ciertamente, la Unión Europea y los cambios sociales de finales del XX e inicios del XXI han pasado a conciencia una eficiente aspiradora que, respetando el olor de las tradiciones y de la cultura va eliminando todas esas rémoras del chauvinismo mal entendido. Pero en los talones sigue ese polvo acuñado durante siglos, dando color y textura a una piel, la nuestra, la de los europeos y la de los franceses.
Y su polar no se mueve entre sombras como el americano sino entre las brumas de Montmartre. Sus gángsters toman Pernod en lugar de bourbon. Las Vegas se vuelve Pigalle y la Libertad cambia sus carnes de estatua por su armazón de torre. Pero, mas allá de la superficialidad, los sentimientos se intensifican, tanto que hasta los criminales se humanizan confundiendo toda clase de moralinas. Y entre tanta confusión estamos dispuestos a perdonar a los asesinos y a los maleantes, porque tienen hijos, porque tienen amigos desagradecidos, porque de vez en cuando la vida les da bofetadas con repetición de la jugada. Como esas moviolas futboleras. Un bofetón pa alante María, un bofetón pa atrás.
Son personajes con pedigree, con la historia de Europa bajo la gabardina y con sangre bajo el celuloide. Delincuentes redimidos y que en la redención perdieron el honor y la vergüenza. Profesionales asalariados del delito socios del club de la buena gente. Fauna de un zoo de cristal que, a diferencia del típicamente americano no convive con sueños y paraísos sino con un Sena que siempre baja con las aguas turbias.