A dos metros bajo tierra (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2001-2005). 5 temporadas. 63 episodios. Narra la vida de los miembros de una peculiar familia de Los Ángeles que posee una empresa funeraria. El día de Nochebuena, cuando Nathaniel Fisher (Jenkins) esperaba la llegada de su hijo Nate (Krause), muere en un accidente de coche. Su hermano David (Hall), un gay que no ha salido del armario, dirige el negocio familiar junto a su dominante madre Ruth (Conroy), mientras que su hermana Claire (Ambrose) es una problemática adolescente que consume drogas. La única persona aparentemente normal de la vida de Nate es Brenda (Griffiths), una apasionada mujer a la que conoce en un avión. Lo malo es que la familia de Brenda es aún más desequilibrada que la de Nate.
Detalles de la película
- Titulo Original: Six Feet Under (TV Series)
- Año: 2001
- Duración: 60
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Opinión de la crítica
8
35 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Ben Foster
- Ed Begley Jr.
- Ed ORoss
- Eric Balfour
- Frances Conroy
- Freddy Rodriguez
- Giancarlo Rodriguez
- James Cromwell
- Jeremy Sisto
- Joanna Cassidy
- Justin Theroux
- Justina Machado
- Kathy Bates
- Lauren Ambrose
- Lili Taylor
- Mathew St. Patrick
- Mena Suvari
- Michael C. Hall
- Pat Healy
- Patricia Clarkson
- Peter Facinelli
- Peter Krause
- Peter Macdissi
- Rachel Griffiths
- Rainn Wilson
- Richard Jenkins
- Tim Maculan
- Tina Holmes
No sabría como expresar lo que siento…
Ayer me terminé la serie completa, aún estoy conmocionado. Nunca habrá nada parecido en la pequeña pantada. Six Feet Under lo supera todo, va más allá de ser una serie, es puro arte, es la muerte, pero sobretodo es la vida, es perfecta.
Esta irrepetible familia ha cambiado mi forma de ver las cosas. Me ha roto el corazón y me ha hecho llorar de alegría. No sé que más decir, todo me suena tan cursi, simplemente se la recomiendo a la humanidad, aunque suene pretencioso.
Gracias a todo el equipo de la serie que no se ve, que ha conseguido un apartado técnico maravilloso, y al que sí, los actores, que han demostrado que puede haber interpretaciones sublimes fuera de una sala de cine, y a Alan Ball por dar a luz la mejor serie que habrá jamás.
Gracias de todo corazón.
SIX FEET UNDER no es una simple serie de TV. Es una obra de arte, y en el futuro se le catalogará como tal.
SIX FEET UNDER es uno de los mayores espectáculos audiovisuales de la historia, y así será recordada por los que hemos tenido la inmensa suerte de contemplarlo.
SIX FEET UNDER tiene un plantel de actores espectacular, con unas actuaciones increíbles, sinceras, sentidas, grandiosas.
SIX FEET UNDER tiene una banda sonora a la altura de las circunstancias, y muy, muy emocionante.
SIX FEET UNDER es sentimientos en estado puro, sinceros, abrasadores, desoladores, de una sensibilidad única, inolvidable.
SIX FEET UNDER es una lección de vida, aún con el tema de la muerte como telón de fondo.
SIX FEET UNDER hace que crea un poco más en el ser humano, en su capacidad innata para crear belleza, para amar, para hacerse amar, para hacer de este un mundo un poco mejor.
SIX FEET UNDER da esperanza, fe, ilusión, ganas locas por vivir, con un efecto parecido al de un rayo de luz en la más absoluta oscuridad.
SIX FEET UNDER recoge el espíritu crítico de American beauty, y manda a tomar viento la hipocresía y falsedad de las sociedades occidentales, y nos invita a ser quien realmente queramos ser, libres de la opresión de una sociedad cada vez más individualista y egocéntrica.
SIX FEET UNDER está llena de vida, de personajes en constante evolución, de gente que viene y va, que nos muestra el tremendo rastro vital que dejan las personas en nuestro subconsciente.
SIX FEET UNDER tiene algunos de los momentos más emotivos y arrolladores de la historia de la televisión y el cine mundial, y los 3 capítulos finales son de una belleza tan lírica y abrumadora que justifican por si solas el mero hecho de existir.
SIX FEET UNDER hace que quiera ser mejor persona.
SIX FEET UNDER pasará a la historia como uno de los grandes hitos de la televisión mundial, como un recuerdo imborrable del inmenso poder que tiene el cine y la televisión para golpearnos y remover nuestras conciencias, y como máximo ejemplo de como hacer algo creativo, emocionante y único.
SIX FEET UNDER es algo muy grande, pero solo te darás cuenta si le das una oportunidad (si la ves en V.O.S mucho mejor), y sobretodo si estás dispuesto a abrir la mente, a dejarte llevar por su extraordinaria y mágica atmósfera, si sigues albergando esperanza por tu inútil e insignificante vida.
SIX FEET UNDER ya forma parte de mi vida, y solo me queda agradecer eternamente a Allan Ball, su creador, y a todos los que pusieron su granito de arena para que se produjese este milagro.
GRACIAS
Pocas veces, muy pocas, las formas de expresión artística trascienden más allá de lo estríctamente cuantificable y se adentran en el terreno de lo inconmensurable. He esperado a ver las cinco temporadas de esta serie para poder valorarla de forma objetiva, cosa que deberían hacer algunos de sus detractores (que afortunadamente son pocos) antes de abrir su boca para emitir el más mínimo comentario despectivo sobre una de las cimas de la historia de la televisión universal.
A dos metros bajo tierra es, probablemente, la mejor serie de televisión que se ha hecho y se hará jamás. No creo que Alan Ball, artífice de este milagro, sea consciente del grado de intensidad emocional, profundidad analítica, belleza formal, estructura narrativa y talento interpretativo que impregna cada segundo de esta absoluta obra de arte de la televisión.
Hay que saber mucho de la vida y de los sentimientos para plasmar en una serie tantos temas actuales y enfocarlos desde una visión tan sabia, medida y, sobre todo, con tantas toneladas de sentido común y respeto por la vida y las relaciones humanas.
No existe ni existirá jamás una serie que, con el trasfondo de la muerte, hable de la vida tanto como ésta, que coloque en la boca de sus personajes verdades tan abrumadoras que muchos ni se atreverían a plantearse, que diseccione de raíz creencias sociales absurdas y desfasadas, que atente contra los cimientos de la misma esencia de la existencia para demostrar lo inmensamente equivocados que están muchos al criticar determinadas actitudes, y, sobre todo, que desprecie, con tanta inteligencia y de forma tan sutil, a todos los estúpidos que insisten en ser infelices y en hacer infelices a los demás.
Jamás la televisión mostró la vida de una forma más límpia, pura y clara. Jamás hablando de la muerte se dijo tanto sobre la vida.
Ojalá esta serie fuera de visión obligatoria, y que la gente comprendiera el mensaje que encierran sus maravillosas cinco temporadas: vive, deja vivir y disfruta de la vida porque tú, como yo, un día te morirás. Y nada ni nadie puede ni podrá jamás cambiar eso.
Sublime hasta lo inexpresable. Emotiva hasta grados incuantificable, única e irrepetible.
Y atención a los cinco últimos minutos del último episodio de la serie porque constituyen una de las cimas artísticas más absolutas de la historia de la televisión, el cine y cualquier otra forma de arte. Son estremecedores y capaces de poner la piel de gallina a una estatua de mármol.
Que nadie se pierda esta serie, sobre todo aquellos que se interesan por la vida y desean vivirla con la mayor intensidad y claridad posible. Y los que la aman, como yo, que nunca dejen de recomendarla, le harán un favor al mundo.
No hay nada en esta serie que me sobre, todo está cuidado al milímetro: guión, diálogos, personajes, actores, fotografía, dirección, música, sintonía, titulos de créditos, mezcla de géneros (humor, musical, drama, suspense)…
Guiada por una estructura completamente diferente a la de otras series, es la creación de los personajes lo que destaca de este guión, y no la sucesión de misterios y demás trampas para atrapar al espectador.
Personajes reales, creíbles, complejos y en contínua evolución: ese personaje de Brenda es el más antihéroe, polémico, contradictorio, autodestructivo… y aún así es mi favorito.
Serie diferente donde las haya: irreverente, atrevida, politicamente incorrecta,transgesora, inteligente, permanecerá en la memoria de todos aquellos que la vean de principio a fin: porque no concibo la serie sin haberla visto desde su primer hasta su último y emocionante capítulo, donde los sentimientos saldrán a la luz: emoción, tristeza, alegría…
Porque nunca una serie habló tanto de la vida (trantando la muerte tan de cerca).
Recomendable para todos aquellos que no solo busquen series que atrapen al espectador mediante las sorpresas, sino mediante los personajes.
Me quedo con este diálogo de la primera temporada:
Why do people have to die?
To make life important
En definitiva para mirar a la realidad de frente.
Imprescindible
Ha sido una serie como ninguna otra, y ahora, al ver hacia atrás, me es difícil recordar lo que pensé cuando ví ese primer capítulo, totalmente alucinante.
Fueron cinco las temporadas en que la serie contó la trágica saga de la familia Fisher y su funeraria. El tono macabro fue establecido desde el inicio: conduciendo una carroza fúnebre rumbo al aeropuerto para recoger a su hijo Nate, quien acababa de conocer íntimamente a su compañera de vuelo Brenda, en un clóset, el patriarca Nathaniel Fisher murió en un choque cuando intentaba encender un cigarrillo. Atrás, dejó a Ruth, su esposa deprimida, David, su hijo gay, y Claire, su hija rebelde.
El resultado se alejó de los negocios mortuorios para acercarse al complicado arte de explotar la vida antes de que las cosas irreparables lleguen. Alguien escribió: A Six Feet Under se le debe de tomar como una travesía personal… Capítulo a capítulo te echa en cara cada tentación , alegría, desconcierto y pecado para que lidies con tu existencia. Se te acerca hablando de lo que prefieres ser sordo, de la muerte. La de los otros, la de los tuyos… Conocer a los Fisher se convierte en religión . Más acertado no pudo haber sido: prácticamente todos los episodios que le siguieron comenzaban con una muerte (excepto dos), y los difuntos deambulaban por la vida de los personajes, confrontándolos y haciéndolos encarar sus peores miedos. Prácticas sexuales tabú, asuntos raciales y homofobia: todo estaba permitido.
Y, es cierto, no es exagerado lo que se dice del último episodio de la serie. Llegar al final del camino es de una belleza tan intangible, que quisieras que la experiencia durara para siempre. Y su último diálogo es magistral, todo se resume en eso.
La serie termina como la vida misma: con asuntos inconclusos, preguntas sin respuesta, algunas lágrimas e inmortales recuerdos.