Zombie Strippers

5 comentarios en «Zombie Strippers»

1. Está claro que ya viendo solo la portada y que la protagonista principal es una famosa actriz porno como Jenna Jameson ya sabes lo que te vas a encontrar. La película está hecha con dos duros con unas actuaciones malísimas, algunos efectos penosos, montaje bastante cutre……pero al que le guste el cine de serie Z pues encontrará una película graciosa, un poco de gore y entretenida para echarte unas risas.
   
   Y encima sale el gran Robert Englund que es una pena que solo lo cojan ultimamente para este tipo de papeles donde aquí lo podremos ver sobreactuado al máximo.

   lo mejor : la escena de las bolas de billar y el aspecto a película bizarra.
   
   lo peor: pocos medios y que va a ser machacada.

2. ¿Qué te puedes esperar cuando alguien te aconseja que veas Zombie Stripper? Pues nada mejor que lo que te puedas esperar, zombis haciendo striptease.

   No hay que tener mucha imaginación para darse cuenta que no va ser nombrada película del año, pero, gracias a dios, creo que no era lo que pretendían los creadores de esta cinta.

   La película no es mucha cosa la verdad, pero no deja de ser algo entretenida, yo por lo menos conseguí verla acabar y eso para mi es un punto a favor.

   Lo mejor: La originalidad del título, cuando lo leí por primera vez, no dudé en verla.
   
   Lo peor: Bueno, sintiéndolo mucho, creo que casi todo.

3. ¿Para qué decir nada más de Zombie Strippers? Básicamente va sobre un local de striptease donde entra un tío infectado y empieza a transformar en zombies a las zorrillas que se contonean encima de un escenario. No hay más. Y no sería algo malo si la cinta de Jay Lee contase en algún ingrediente de los que hicieron tan grande a Abierto hasta el amanecer (película a la que plagia malamente), pero es que encima es aburrida y absurda.

   Aquí los zombies son conscientes y se dedican a pelear entre ellos por ser la stripper más molona del lugar. Patético. Lo de Jenna Jameson y las demás tías que salen es digno de estudio: saben que no son actrices y por tanto venden su físico. Punto a favor. El problema es que lo hacen de forma tan, tan patética, que después de un par de bailoteos el espectador se pregunta ¿Y para qué ver más? .

   Sólo hay una escena, una secuencia muy divertida, que hace que este bodrio no se lleve ese gran uno que merece: la del mexicano. Y no desvelo nada más, por si algún día os apetece ver esta mierda. Yo no la recomiendo.

4. Si eres persona de deleitarse con el rollo zombis, si te simpatiza las producciones de bajo presupuesto, y si además no le haces asco a la posibilidad de contemplar hermosos cuerpos féminos desnudos… lo siento por ti, pero con Zombie Strippers, aunque parezca increíble, no estás de enhorabuena. Y digo lo de parecer increíble porque si algo hay en Zombie Strippers es precisamente zombis, tías en bolas y un tufo a serie b de lo más rancio inimaginable.

   Tenemos por un lado a un Robert Englund que encabezando el reparto demuestra por enésima vez que de actor poco tiene. No nos engañemos, si sorprendió en el pasado con su Krueger habría que darle las gracias solamente al look, ya que el único mérito de la persona fue esconderse bajo la careta.
   
   Junto al californiano vemos a las nenas. Bailarinas Strippers que a razón de haber sido una de ellas previamente atacada, se dedicarán a realizar sus labores en estado putrefacto. ¿Podría tener su gracia el asunto?. Sí, podría. Pero por monotonía, cuando se gastan minutos ya tienes claro cómo es la perspectiva de la idea. Y ellas seguirán bailando hasta el infinito… y tú quieres nuevas cosas… y no las hubo, ni las hay, ni las habrá.
   
   Créanme, por mucho mono de teclado que yo pudiese tener, el conjunto Zombie Strippers no da para más. Y escribir por escribir… tampoco es eso.

   Título totalmente prescindible en el enriquecimiento del cinéfilo de a pie.

5. Resulta una obviedad decir que quién se dispone al visionado de un producto como Zombi Strippers no anda precisamente buscando cine de calidad. Pero lo que sí se supone que debería encontrar es diversión. Mala noticia pues cuando un producto como este sólo consigue despertar interés por analizar las multiples muestras de cutrez que desprende y no consigue hacer esbozar ni una mínima sonrisa.

   Es difícil de explicar el motivo de que la cosa no funcione, porque los elementos básicos están todos ahí: Trama y guión bizarro, viejas glorias del cine de terror venidas a menos como Robert Englund, acción delirante, efectos especiales a base de cubos de ketchup y melones aplastados, desnudos de tías buenas por exigencias del guión y, en este caso, el gancho de ver a Jenna Jameson en un papel serio , es decir, sín chupar pollas.

   Así asistimos a un espectáculo dantesco a la par que aburrido, donde más de medio metraje nos lo pasamos viendo como tías siliconadas y una Marilyn Manson transexual se baten en duelo de bailes, sea versión normal, sea versión zombi. Mientras un grupo de paletos las jalean, una fundamentalista cristiana se pasea por ahí sín venir a cuento y Robert Englund arrastra su buen nombre en una actuación payasil de primer orden.

   No faltan a la cita ese comando militar tan deudor de Aliens con sus arquetipos habituales: la tía buena, la gritona, el pardillo y el psicópata eficiente, la función de los cuales es servir de excusa argumental para explicar lo sucedido y enmarcarlo dentro de una patética pseudocrítica a la administración Bush que a nadie le importa y mucho menos interesa.

   De traca es especialmente lo de la Jameson, que en su vertiente porno parece incluso mejor actriz que aquí. Eso sí, mucho debieron agradecer los encargados del film que Jenna ultimamente parezca un zombi anoréxico aún sín maquillaje y que su cara mil veces mal operada se parezca cada vez más a una aberración mutante entre un extraterrestre y un loro. Ni tan siquiera sus antaño gloriosas ubres despiertan ya admiración, es como ver un par de globos en el palo de un chupa-chups.

   Se puede decir que este es un film que despertará la curiosidad y el apetito de los amantes de las extravagancias cinematográficas, pero que ni de lejos podrá satisfacer tanta expectación. Doble decepción pues para un film que estaba destinado a ser obra de culto entre onanistas, frikis y demás habitantes del planeta caspa.

   Lo mejor: El lanzamiento de bolas de billar. Lo único mínimamente divertido.
   
   Lo peor: A destacar lo de Robert Englund.