Z
Sinopsis de la película
En un país regido por una corrupta democracia, donde el gobierno utiliza a la Policía y al Ejército para erradicar cualquier amenaza izquierdista, un diputado de la oposición es asesinado en plena calle cuando acababa de presidir un mitin de carácter pacifista. De la investigación del caso se encarga un joven magistrado, consciente de que se trata de un crimen político cometido por dos sicarios a sueldo. Al mismo tiempo, un ambicioso periodista se servirá de métodos poco ortodoxos para acumular pruebas que inculpen a varios militantes de un partido de extrema derecha, los cuales, a su vez, atribuyen la responsabilidad del atentado a altos cargos de la policía y del ejército.
Detalles de la película
- Titulo Original: Z
- Año: 1969
- Duración: 127
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Opinión de la crítica
7.8
56 valoraciones en total
Conocido por Costas-Gavras, este gran director griego va caminando lentamente hacia los 80 años, su vida ha sido el cine de denuncia total, como un francotirador, en su medida, contra el fascismo, las dictaduras militares totalitaristas, contra las injusticias sociales, contra la poderosa Iglesia, contra elementos estatales como la C.I.A., contra las dictaduras de las poderosas mafias financieras, no ha tenido temor de nada y a buen seguro que se ha granjeado muchísimas enemistades, no todas sus películas han tenido el éxito esperado, ni su público es un público de masas. Pero con mí escrito quiero dejar notorio mi admiración por todo su trabajo. El tiempo pasa y aunque quizás de diferente forma la historia siempre tiende ha repetirse.
Este ha sido el motivo principal de mí crítica a su excelente película Z, el éxito y la repercusión internacional supusieron una clamorosa condena a la Junta de Coroneles que por los años 65 gobernaba Grecia. La película de Gavras estuvo prohibida hasta 1.974 en nuestro país, pero con el paso del tiempo se ha convertido en un auténtico hito, que marco a toda una generación y por el que aún hoy sigue siendo recordada. Es la única película en la que se advierte de que cualquier parecido con la realidad no es fruto del azar, y en su breve pero devastador epílogo se muestra la sinrazón y catadura moral de las dictaduras. La cinta trata cuestiones que tanto en su momento, como hoy en día, están de rigurosa actualidad: el asesinato político, el poder, la corrupción y la manipulación enfrentados a la justicia, así como la lucha por conseguir la libertad de expresión.
La música de Mikis Theodorakis, así como las magníficas interpretaciones de Yves Montand, Irena Papas, Jean Louis Trintignant, Jacques Perrín, Francois Perier, Renato Salvatori, etc., dan como resultado una película que despierta sensibilidades y conciencias, para la causa de la verdad y la justicia, todo lo cual no es poco dado los tiempos que vivimos y padecemos.
Se ha dicho de Kostas que es un realizador de escaso talento. Yo no lo veo así, sino que me parece que es un director que, con el fin de ser lo más respetuoso y honesto posible con las delicadas historias, decide no acaparar el protagonismo intentando demostrar virtudes de cineasta. En sus primeros (y poco conocidos) trabajos, abordó el género de acción con solvencia, e, incluso, se permitió experimentar. Menos mal que se alejó de esos inicios para seguir por la línea que ya todos conocemos –o deberíamos conocer– del thriller político comprometido.
Quizás sea éste su trabajo más completo, en el que mejor aprovecha los recursos técnicos (flashbacks, historias paralelas, etc.) para agilizar otra de sus denuncias, destacando un gran montaje (ganador del Oscar) y la música. A pesar del año, no ha envejecido mal del todo.
En 1969, desde la seguridad que le ofrecía su exilio estudiantil en Francia, decidió adaptar a la gran pantalla una novela en la que se denunciaba el asesinato político en 1963 de un diputado griego pacifista que intentaba organizar unas manifestaciones contra la instalación de bases americanas. Tras su investigaciones, el magistrado encargado del caso reveló públicamente el complot al seguir adelante con las acusaciones, lo que precipitó en 1967 un golpe de estado, conocido como el Golpe de los Coroneles, que acabó con una corrupta democracia griega.
Sólo puedo ponerle un pero: la postura claramente maniquea a la hora de construir a los militares y políticos responsables del asesinato, presentándolos como auténticos zoquetes paletos. El resultado es, sin embargo, interesante. En un principio siente uno gran impotencia al ver a una masa de borregos agredir a unas personas indefensas y pacíficas. Más adelante, a medida que el periodista y el magistrado van descubriendo los entresijos de tamaña chapuza, lo que causan es risa con sus reacciones.
La verdad es que, recordando uno las pintas de Franco y Hitler, termina hasta por encontrarlo creíble.
Encontrarse con el cine de Costa-Gavras es recibir un puñetazo en la cara. La libertad con la que acomete sus proyectos el director griego emigrado a Francia, hoy sería imposible, por mucho que Clooney se empeñe. No le llega ni a la suela. La falta de libertad política que vivimos en nuestros días haría inviable un film como Z.
La película posee un montaje eléctrico y discontinuo que consigue la atención del espectador atenazándolo ante los sucesos que se desencadenan. Basada en la historia de un legislador de izquierdas asesinado por la policía griega, el film nos regala la grata presencia de un juez honesto (cosas que tiene la vida) que solito derriba a todo un Gobierno.
Se agradece la valentía de este director. Estoy de acuerdo con el amigo de arriba en que Costas tiene talento. Por supuesto que sí. A día de hoy existe una falta de libertad para poner las cosas encima de la mesa, terrible. Una de las últimas propuestas en ese sentido que recuerdo es la obra de Medem La pelota vasca. Los ultraderechistas españoles hicieron cola a su llegada a la gala de los Goya para insultarle. El PP declinó la invitación del director vasco de aparecer en cualquier secuencia del film. Por ello sostengo que se necesitan miles de películas como Z aunque sea sólo por poder formarse una opinión alejada de los exabruptos políticos. El paciente inglés sería la última de ellas que haya visto, aparte claro, de hablar sobre McArthy.
Costa-Gravas ha sido un grandísimo y aclamado director griego, contrariamente a lo que he leído en algunas de las críticas que los usuarios han hecho sobre él, en las que se dice que nunca fue tenido en cuenta. Sinceramente, me pregunto de dónde habrán sacado esta opinión aquellos que escribieron eso, cuando Gravas es considerado, junto a otros como Gillo Pondecorvo, uno de los grandes maestros del cine político del siglo XX. Además, cabe mencionar que muchos de sus filmes han obtenido premios de amplio reconocimiento internacional. Entre ellos están éste, que tiene el Oscar a la Mejor Película Extranjera y el Premio del Círculo de Críticos de Nueva York, otros como Desaparecido , que obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes o La caja de música , que fue premiada en la Berlinale con el Oso de Oro. En fin, si después de esto alguien sigue pensando que no es un director cuyo cine está valorado, es porque quiere. Ha sido el autor de obras maestras tan reconocidas como la ya citada Desaparecido , Amén , Estado de sitio etc.
Z. es una magnífica producción. Para empezar cuenta con un guionista de lujo, el escritor español Jorge Semprún (que por si alguien no lo sabe, estuvo en un campo de concentración nazi y se salvó), y para seguir, con un equipo de actores de infarto: el grandísimo Yves Montand (que por cierto, destacó también por su carrera musical), la intensidad de Irene Papas, ese pedazo de mujer que llena la pantalla con una actuación tan corta como solemne y la presencia de Jean-Louis Trintignat en la figura de un valiente juez, que se enfrenta a un gobierno corrupto.
Con un ritmo trepidante y una sensacional banda sonora del compositor Mikis Theodorakis (imprescindible escucharla…), me parece una de esas pequeñas obras de arte que con los años van olvidándose y que hay que ver, al igual que la mayor parte de la filmografía de este carismático director. La frase con la que da comienzo lo dice todo: Cualquier parecido con la realidad no es fruto del azar, es voluntario . Es cine comprometido, con mensaje y, sobre todo, necesario.
Cualquier parecido con acontecimientos reales, personas vivas o muertas, no es fruto del azar. Es voluntario.
Costa-Gavras y Jorge Semprún.
Así se nos avisa en sus títulos de crédito la intención de esta película: la de retratar y denunciar unos hechos que convulsionaron la vida política de Grecia que acabaron por desencadenar un golpe de estado militar y la consiguiente dictadura de extrema derecha. Costa Gavras, al igual que en Missing , no necesita situarnos geográficamente ni describirnos en que país estamos para que entendamos el contexto sociopolítico que tenemos delante. Usando los recursos del documental y del thriller de intriga política, nos muestra con gran seriedad las investigaciones de un valiente juez en torno al asesinato de un activista pacifista a manos de un grupo de extrema derecha vinculado con el ejército.
Hoy día puede que esta película haya quedado olvidada al ser los hechos que narra poco conocidos entre el gran público, pero viéndose incluso como un ejercicio de política ficción cobra un gran valor, ya que consigue analizar como el ejercito de un país puede ejercer su poder en la sociedad mediante el apoyo a grupos de extrema derecha que meten el miedo a la población mediante actos violentos.
Merece revisionarse este título clave en el subgenero de cine político, pues casi se diría que fue el inaugurador de semejante ciclo que vendría seguido por otras muchas películas durante la década de los 70. No en vano, Z se estrenó con media Europa aun convulsionada por el famoso Mayo del 68 francés, lo que la convirtió en una película oportuna, llegando incluso a ser nominada a los Oscars tanto en película de habla no inglesa como en película del año.
A destacar, entre otras muchas cosas, la magistral partitura del gran compositor griego Mikis Theodorakis.