Yalda, la noche del perdón
Sinopsis de la película
En el Irán actual, Maryam una joven de 22 años, es sentenciada a muerte tras matar por accidente a su marido, Nasser, de 65. La única persona que puede salvarla es Mona, la hija de Nasser. Para ello, solo tiene que acudir a un conocido programa de televisión y perdonar en directo a Maryam. Pero cuesta perdonar cuando ambas se ven obligadas a revivir el pasado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Yalda, la nuit du pardon
- Año: 2019
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
Película
6
91 valoraciones en total
Segundo largometraje del cineasta de Teherán Massoud Bakhshi premiado en Sundance, toda una sátira de las leyes y cultura iraníes en la que se nos cuenta lo que son los matrimonios temporales o el arreglo de conflictos con el perdón algo que se ha institucionalizado en la ley Sharia y el sistema judicial junto con el ojo por ojo y el dinero de sangre unas normas algo diferentes a las nuestras.
Toda la historia está ambientada en tiempo real en un estudio de televisión durante un reality en directo. Nos presentan a Maryan una joven que llega esposada al programa, esta condenada a muerte por matar accidentalmente a su esposo. El programa mezcla entretenimiento con crímenes reales donde acuden las dos partes, el autor de los hechos y las víctimas. Se espera a la hija del fallecido para que Maryan le pida perdón a su hijastra y de esta forma se libre de la pena capital…
El drama continúa detrás del escenario porque hay muchos giros imprevisibles que se irán conociendo a medida que la historia avanza. Algo que enredara toda la apreciación en directo de los espectadores del programa y se disparara la audiencia.
El título de la película Yalda es una noche de celebración durante el solsticio de invierno, cuando muchas familias y amigos se reúnen para beber y comer granadas y nueces.
Las dos protagonistas femeninas estas soberbias Sadaf Asgari, confundida ante una muerte inminente, y Behnaz Jafari como una mujer de clase alta que no asumió bien la boda de su padre con esta joven 40 años menor y que la desprecia pensando que sedujo a su padre para conseguir su dinero.
Destino Arrakis.com
En su segundo largometraje de ficción, el cineasta iraní Massoud Bakhshi se basa en un programa real de televisión para narrar la historia de Maryam, una joven condenada a muerte por asesinato que tiene la oportunidad de obtener el perdón de Mona, la hija del hombre a quien mató, lo cual anularía su sentencia. Este proceso se vivirá simultáneamente en las pantallas de todo Irán, en un juicio mediático liderado por un carismático presentador y con la participación activa del público.
Yalda, la noche del perdón hace referencia a una curiosa premisa legal derivada de la ‹sharia› islámica y que está vigente en Irán, en la que, pese a que la condena por asesinato es la muerte (según el principio del ojo por ojo), una persona condenada puede ser salvada si obtiene el perdón de su víctima o de sus herederos a cambio de una compensación económica. Esta circunstancia añade un toque bastante turbio a una historia ya de por sí extraña: al fin y al cabo, se está decidiendo sobre la vida de una persona. Se genera con ello un escenario que bien parece una sátira distópica, donde se hace espectáculo del drama y se invita a la audiencia a participar mediante encuestas y mensajes de apoyo o rechazo.
La mediatización de la tragedia personal, el traspaso de cualquier frontera ética en favor del ‹show›, todo ello aparece muy bien señalado tanto en el dantesco programa televisivo en cuyo rodaje en directo transcurre todo el metraje, como en las muestras de apoyo que recibe Maryam, que no son sino intentos cínicos de ofrecer al público lo que quiere. A nadie allí le importa lo que suceda como algo más que como un recurso performativo, y así queda reflejado cuando el mismo presentador suelta en la cara a la protagonista que no le importa cómo termine al final de la noche. No miente, y esto es si cabe más inquietante.
Con todo y más allá de esta sátira inquietante de los medios y de la filosofía del espectáculo y el morbo por la que se rigen, lo que aporta un mayor valor a la película en mi opinión es el retrato de Maryam y Mona, sus dos protagonistas. Mona, la hija del fallecido Nasser, es una heredera rica que mira con desdén y condescendencia a Maryam, una joven de escasos recursos que fue acogida junto con su madre por el propio Nasser y terminó casándose con él. En la relación entre ambas siempre hubo circunstancias desiguales, una situación de dependencia económica y laboral.
Es difícil no ponerse del lado de Maryam, cuyo punto de vista ocupa la mayor parte de la película. No solamente su caso ofrece dudas bastante razonables y en último término parece estar juzgando un homicidio accidental como asesinato, sino que su debilidad económica y emocional le hacen sentir en un escalón inferior en todo momento respecto de su altanera y aparentemente indiferente contraparte. Nerviosa, indignada y arrepentida, con un orgullo herido constantemente por la penitencia que le exigen, su situación resulta deplorable. Pero Mona no es un monstruo sin sentimientos. Tras su condescendencia, su pose de superioridad y su compostura, se esconde una rabia genuina, un odio que tal vez pueda tener una fuente en la envidia y los intereses económicos, pero que por encima de todo y como se explicita más adelante, surge de la pérdida, de tener que enfrentar y perdonar a la mujer que mató a su padre.
El segundo largometraje de ficción dirigido por el cineasta iraní Massoud Bakhshi es una película cuya historia se desarrolla a tiempo real en el interior de unos estudios de televisión de Irán, y que cuenta con unos diálogos muy incisivos y una gran tensión entre los personajes, en lo que son las señas de identidad habituales del cine de ese país. La propuesta, que se presentó en los festivales de Sundance (en donde ganó el premio a la mejor película de la sección World dramatic) y de Berlín (en la sección Generación 14Plus, y más recientemente en el BCN Film Fest 2021 (donde ganó el premio al mejor guion), cuenta con la participación en la producción de varios europeos, y está inspirada en el programa de televisión de gran audiencia Mah-e-Asai (una especie de Luna de miel ), en donde sea aborda un caso con recorrido judicial que implica a varias familias.
La historia se inicia con una imagen aérea nocturna de Teherán con mucho tráfico, en donde destaca por encima del resto de edificios la Torre Milad, el pirulí de gran altura que alberga la cadena de televisión en cuyo interior se desarrollará la trama. Posteriormente la cámara se va acercando a ese edificio a cuyos exteriores llega un furgón policial del que sale una mujer que entra en el edificio.
Esa joven llamada Maryan cumple una condena por el asesinato del que era su marido, Nasser Komijani, y acude a este programa para contar su versión de lo sucedido, y debatir con Mona (la hija del fallecido). Este séquito es recibido por el productor de ese programa, el señor Ayat, que les guía hasta llegar al plató en donde tendrá lugar ese programa de gran audiencia que se emite en horario de Prime Time.
A partir de ese momento la película se centra en lo que sucede en el interior de ese edificio, en unas historias dramáticas con bastante tensión entre los personajes, cuyo tono de intensidad va aumentando con el paso de los minutos, una vez que aparece en escena el personaje de Mona, que tiene algunas situaciones brillantes y otros momentos de parón, pero que funciona bastante bien gracias a la dirección de Bakhshi con una filmación cercana a los personajes centrales y a un montaje bastante acertado a la hora de cambiar de escenario del interior al exterior del plató y de insertar unas imágenes y vídeos del pasado que son clave para entender lo que está sucediendo.
Pero si hay otro punto fuerte es el de las interpretaciones, en especial la de la joven Sadaf Asgari, que está magnífica en el papel de Maryam y que está creíble en unas situaciones con una gran carga dramática. Junto a ella destaca la gran Behnaz Jafari, una de las mejores actrices iraníes, que interpreta a Mona, y ambas nos regalan unos duelos dialécticos de gran nivel.
El otro personaje importante es el de productor Ayat, que está muy bien interpretado por Babak Karimi. Una película que demuestra el nivel del cine actual de esa nacionalidad, que es fácil de recomendar por temática y por ritmo, pero que es algo irregular, con algunos momentos en donde se pierde el interés, y que podía haber sido más redonda teniendo en cuenta el punto de partida y los elementos positivos como la dirección, el montaje y las interpretaciones.
LO MEJOR: El montaje. Las actuaciones de Sadaf Asgari y Behnaz Jafari.
LO PEOR: Pierde fuerza en los minutos finales.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net y https://www.estrenosdecine.online/
La noche más larga del año, la de Yalda, es la de más antigua tradición en la cultura persa y se celebra con diversos ritos y festividades. Desde hace unos años, una costumbre en Irán es emitir programas, aparentemente, sobre el perdón en el que un ser humano se juega su vida en directo (se invita a un condenado a muerte y a una víctima que tiene la oportunidad de perdonarle y salvarle la vida). Esa práctica salvaje durante el solsticio de invierno es lo que ha inspirado a Massoud Bakhshi a relatar un testimonio sobre la situación en su país.
El inicio está lleno de luces, música y una mirada crítica a la televisión mientras se expone, como en un documental, el modo que tienen las cadenas de crear contenido y ganar audiencia. La cámara sigue de cerca a una asesina condenada y a la hija del difunto, a lo largo de un programa irónicamente titulado la alegría del perdón en el que los efectos especiales pueden llegar a confundir la realidad con la ficción.
Así, Bakhshi recrea un plató claustrofóbico en el que reinan la indiferencia y la pasividad ante un asunto tan serio como la muerte, que se convierte en un espectáculo de masas, como si se tratase de un circo romano adaptado al siglo XXI. Entre la exhibición de colores y sonido, es fácil que uno entre en esa rueda de trivialidad que asedia al conjunto de participantes y público de Yalda, ya que se trata superficialmente un tema vital sobre el que habría valido la pena profundizar un poco más.
Más allá de la importancia de pedir perdón o las dificultades para perdonar una ofensa grave, el director ahonda en diversas materias como el matrimonio temporal, las extremas diferencias entre clases, el orgullo, las mujeres en el islam o los conflictos por herencias. Con la excusa del indulto, el cineasta manifiesta una coyuntura complicada, manipulada en parte por los medios de comunicación.
Es un acierto que, ante la densidad de la trama y el aturdimiento que provoca el vaivén y los voceríos de los personajes, se produzcan diversos giros dramáticos pues no solo contribuyen a generar una atmósfera más distendida, sino que permiten desgranar las motivaciones reales de las protagonistas en su enfrentamiento. Detrás de la sentencia, se esconden más historias que las dos mujeres tratan de contener bajo un casi perfecto control de las emociones.
La cinta ganó en el Festival de Sundance el premio del jurado a mejor película y –aunque a pesar de su comedido metraje, acaba haciéndose larga– lleva al espectador a reflexionar y cuestionarse su papel ante un juicio moral.
http://www.contraste.info
*¿Qué significa Yalda?
Yalda es una festividad iraní de origen ancestral, que coincide con el solsticio de invierno, como la Navidad en Occidente. Durante la noche más larga del año las familias se reúnen y se perdonan las faltas para dejar paso a la luz del nuevo año. La televisión ocupa un lugar central. Las audiencias alcanzan sus picos más altos.
El show de esa noche tiene un mecanismo que nos resulta perturbadoramente familiar: público que manda sms para decidir el curso del programa, mucho espectáculo, música, concursos, patrocinadores y un drama humano para acabar de aderezar la ensalada televisiva. Porque lo que está en juego es la vida de la joven Maryam, condenada a muerte por el asesinato de su marido. Frente a ella, Mona, la hija del fallecido, que tiene en su mano hacer cumplir la ley del Talión o perdonar. Si el número de sms es además suficiente, serán los patrocinadores los que corran con los gastos de la compensación. ¿Quién podría apartar los ojos de la pantalla?
*A un paso del terror y la distopía
Desde el primer momento el espectador tiene que hacer un esfuerzo para entender que lo que está viendo no es una obra de ciencia ficción. Todo lo que se narra es la realidad en Irán: matrimonios temporales y pactados, prohibiciones de embarazos, programas de televisión que mezclan religión, justicia y espectáculo. Una verdadera locura.
El argumento de Yalda, la noche del perdón se basa en un caso real aparecido en el reality show iraní Luna de Miel, que estuvo en antena más de doce años. Una mezcla entre Caso Cerrado y Gran Hermano, pero de verdad, con la vida de los participantes sobre la mesa. Se trata, pues, de un drama desgarrador, el de la ausencia de la menor garantía democrática y el del total desamparo. La historia está contada, además, con un ritmo muy ágil en el que los acontecimientos, folletinescos por momentos, se suceden sin dejar un segundo de aliento al espectador.
*Duelo interpretativo
Las actuaciones son muy solventes. Un buen número de planos cortos que hacen que las miradas y la gestualidad de las actrices cobren especial protagonismo. Sadaf Asgari interpreta a la joven Maryam y, frente a ella, Zakieh Behbahani, la fría y manipuladora Mona. Junto a ellas un puñado de personajes secundarios, claves para la trama, pero de los que nos queda la sensación de que podría haberse sacado más partido narrativo.
Cabe destacar también la forma en que está articulada la historias, que sucede en dos planos: el del plató y el de las bambalinas. Sin echar mano del flashback, solo con los recursos propios del reality show, vamos descubriendo la historia de estas dos mujeres. La información se nos da dosificada de forma que se logra mantener la tensión a lo largo de todo el filme.
Si de algo adolece Yalda, la noche del perdón es de derivar en una sucesión de giros, que, si bien mantienen la intriga, acaban decayendo en lo melodramático. Una especie de in crescendo que culmina con una traca culminante previa al desenlace, y que puede rozar por un momento lo grotesco.
*Conclusión
Yalda, la noche del perdón es una película sorprendente, que juega con la intriga y el melodrama, para ofrecernos una crítica feroz sobre la justicia, las desigualdades sociales y la dramática situación de la mujer en un estado teocrático como el de Irán. La falta de escrúpulos, el amarillismo y la monetización de las tragedias personales convertidas en espectáculo son elementos que acercan la película a nuestra experiencia televisiva cotidiana.
Contada de forma muy ágil y con unas interpretaciones notables Yalda, la noche del perdón es una película muy disfrutable. De las que te dejan reflexionando.
Escrito por María Zapata Clavería