La novena sinfonía (Acorde final)
Sinopsis de la película
Un famoso músico y director de orquesta adopta a un niño que había sido abandonado por sus padres en un orfelinato. Una mujer, que acaba de regresar de los Estados Unidos, solicita el puesto de institutriz en la casa. Esa mujer resulta ser la madre del niño.
Detalles de la película
- Titulo Original: Schlußakkord - Schlussakkord (Final Chord) aka
- Año: 1936
- Duración: 100
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes descargar una copia la película en formato 4K y HD. A continuación te detallamos un listado de posibilidades de descarga disponibles:
Opinión de la crítica
Película
6.7
56 valoraciones en total
La novena sinfonía es una de las primeras películas de Douglas Sirk, rodada en Alemania un año antes de su marcha definitiva a Estados Unidos. En ella se narra una historia melodramática enfocada desde dos puntos de vista, el de una mujer, Hanna, que migró a Estados Unidos obligada a dejar a su hijo Peter en un orfanato alemán, y el de la pareja formada por un reputado director de orquesta y su esposa, quienes tras su enésimo conflicto coinciden en la necesidad de criar a un niño para encontrar estabilidad, adoptando a Peter. Hanna no tardará en recuperarse de su caída en desgracia y tratar de reunirse con su hijo.
Una estructura narrativa bastante familiar en la que los tonos fatalistas están presentes desde el primer momento (el filme abre con el descubrimiento de un cadáver en plena fiesta de Año Nuevo), y que muestra a unos personajes llenos de claroscuros, en los que la hipocresía y la falta de escrúpulos se mezclan con el deseo de ver correspondidos sus esfuerzos y encontrar apoyo emocional. Tal vez lo más llamativo de La novena sinfonía es que, pudiendo convertirse en una historia de injusticia social enfrentando a buenos contra malos, en ella no hay realmente villanos, ni tampoco héroes, sino una escala de grises. Hanna, que representa a la madre abnegada que sólo quiere recuperar a su hijo, sería capaz de llegar a extremos amorales por ello. Charlotte, la ricachona caprichosa e hipócrita, es sin embargo una figura sumamente compleja, frustrada permanentemente por no encajar en su propia vida y llevando su sufrimiento al extremo de ver gravemente resentida su salud.
Esta ecuanimidad sin duda admirable de Sirk en el enfoque narrativo queda sin embargo algo lastrada por el hecho de que inevitablemente vea durante mucho tiempo a Charlotte con antipatía, a pesar de ser consciente de lo que tiene detrás. El guión en este caso no tiene tanta culpa como la interpretación de Lil Dagover, la cual enfatiza de tal manera los rasgos más irritantes de su papel que deja en un segundo plano el resto. En cualquier caso, a medida que avanza el metraje esto se va reconduciendo. En general, las interpretaciones no me parecen todo lo redondas que cabría esperar en una cinta tan cuidada a nivel de puesta en escena y exploración psicológica, pero si se le puede otorgar un mérito en este aspecto es que ganan en seguridad y convencimiento a medida que se definen sus personajes, con lo que el resultado al final es muy satisfactorio.
El otro aspecto destacado de la cinta es la gran importancia que da a la música como motor de los presentes y eventos de la trama, hasta el punto de recrearse en varias ocasiones en la grandilocuencia de los conciertos de Mr. Garvenberg, mediante montajes complejos que se cuentan entre lo más logrado de la película, y elaborando con ello una dicotomía esencial entre las dos protagonistas. Es la música, al fin y al cabo, la mayor fuente de frustración de Charlotte, y es asimismo la inspiración de Hanna para seguir viviendo. La mejor escena sin duda es la espectacular secuencia del concierto que interpreta la Novena Sinfonía de Beethoven, al que alude el título del filme, y que supone un punto de inflexión muy importante para la trama.