…Y si no, nos enfadamos
Sinopsis de la película
Kid y Ben, amigos pero rivales, participan en una carrera de coches cuyo premio es un estupendo dune-buggy , un minibólido rojo con capota amarilla. Después de innumerables peripecias, Kid y Ben llegan juntos a la meta, por lo que el minibólido les pertenece a los dos. Kid propone que se lo jueguen a cervezas y salchichas .
Detalles de la película
- Titulo Original: ...Altrimenti ci arrabbiamo aka
- Año: 1974
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
Película
5.9
69 valoraciones en total
Es 1974, el franquismo se encuentra en sus últimos estertores y Bud Spencer y Terence Hill ruedan en Madrid su obra maestra.
Objetivamente hablando, esta película es un maravilloso compendio de géneros comprimidos en uno solo: La comedia sobre la naturaleza humana.
La naturaleza humana es competitiva: El comienzo, con la carrera de coches, es la muestra de ello.
La naturaleza humana se distingue de la animal por la resolución inteligente de problemas: El buggy, que es de los dos por haber llegado empatados, se lo juegan de la única forma posible: Salchicha y cerveza.
La naturaleza humana improvisa: ¿Qué pasa si no se repara un daño causado? en la lógica de Bud y Terence no se contemplaba la posibilidad de que una afrenta no sea reparada, así que si no es así pues… se enfadan.
Y podría seguir analizando a la Naturaleza humana a través de esta película, pero me voy a ceñir, a continuación, a aspectos meramente cinematográficos.
La pareja protagonista se rodea de un elenco de secundarios de lujo, con Emilio Laguna, el Matías de Médico de Familia a la cabeza y Donald Pleasance, un actor que solo trabaja con los grandes: John Sturges, Don Siegel, Roman Polanski, Tony Richardson, John Carpenter, Elia Kazan… (aunque su papel en Y si no,… como asesor del jefe mafioso es el mejor de su carrera) . Es este el mejor reparto que van a encontrar en su fecunda filmografía Bud y Terence.
Hasta las situaciones de mayor tensión y desasosiego, como la escena del coro, son rodadas de tal forma que no se pierde ni un ápice de intriga ni de comicidad.
Las mejores escenas de pelea de Bud y Terence, por las que son eternamente recordados, hallan en esta joya su mayor cota de barroquismo y genialidad. Tanto la del gimnasio como la de los globos (con guiños a los Hermanos Marx) son sublimes en su puesta en escena, su ritmo endiablado y su adecuada duración.
Por tanto, este largometraje es una oda a la amistad, con abundantes descargas de violencia dentro de su lirismo y ternura. Algo de lo que sin duda tomaría buena nota Takeshi Kitano en películas como Sonatine o Hana-Bi, que no llegan a superar a esta Película con mayúsculas, aunque sí se le acercan bastante.
Imprescindible.
Esta es sin ningún tipo de dudas la película que más veces he visto en mi vida, recuerdo tenerla grabada en VHS, terminar de verla, rebobinar la cinta y volver a ponerla. Si me ponía enfermo, si llovía y no podia salir a jugar a la calle o durante un fin de semana cualquiera, siempre era buena excusa para volver a verla, tengo en mente numerosas escenas y diálogos que podría recitar de memoria y por supuesto su inolvidable banda sonora.
Puede que exista gente, como he leido en otras críticas, que la consideren mala o más de lo mismo dentro de la filmografia de Bud/Terence, pero yo considero que es la mejor obra de estos autenticos genios atemporales, y una de mis cintas favoritas. Las películas de estos tipos le gustaban a mi abuelo, le gustan a mi padre, a mí, a mi hermano nacido en el 93 y tened por seguro que en el futuro se la pondré a mis hijos, estoy convencido que pasarán un buen rato viendola.
La carrera de rally del comienzo, la apuesta a cerveza y salchichas, los gags en la feria con el matón acompañado de las señoritas (la escena de los autos de choque me sigue pareciendo graciosisima) que desemboca en la pelea del gimnasio, el matón intentando acabar con ellos en el coro con esa cancioncilla, la pelea con las motos y la traca final en la fiesta peleando con los globos,…simplemente genial.
Una pelicula que es parte de mi infancia y consiguió que yo y a buen seguro muchos más se aficcionaran al cine desde pequeños, muy recomendable para ser revisionada, su ambientación os traerá buenos recuerdos, y también para verla en familia, seguro que agradará a todos.
Todo el mundo debería ver esta pelicula por lo menos una vez en la vida y si alguien no lo ha hecho, ya lo hago yo por ellos.
Mi más humilde tributo a estos dos genios del cine.
Terence Hill y Bud Spencer eran dos románticos, dos adonis que luchaban con delicadeza y pasmo por todo aquello que estimaban necesario y que, sobretodo, amaban los detalles más frágiles de sus delicadas existencias, que revoloteaban alrededor de un manojo de seres que les proferían amor y cariño gracias a las caricias y abrazos con que les obsequiaban constantemente.
Muchos son los que en ver una comedia de estos dos galanes ataviados con vestimenta de lujo y formidables modales creen observar sencillamente mamporros y destrozos a lo sumo, sin embargo, no es así, pues ellos son los maestros de la sutileza y la perspicacia, intentando hallar siempre las mejores soluciones a los problemas que se les van planteando en las distintas ocasiones que se topan con sus bellos y honorables amigos, con los que intercambian gustos con una exquisitez envidiable y comparten gestos con honestidad y sinceridad.
En cambio, no hay que incurrir en la equivocación de pensar que porqué los demás personajes se muevan a su alrededor con brusquedad, estos se estén enzarzando en una trifulca, sino más bien al contrario, están haciendo amigos: Les abrazan, les regalan objetos como sillas o varas de madera, les dan palmadas amistosas e, incluso, en señal de longeva amistad, se arriman a ellos para disfrutar de un mayor intimismo.
De todos modos, nada sería igual sin esa profunda y melancólica banda sonora que aparece cada vez que interactúan con sus apacibles amigos y congéneres, dando paso a un aluvión incontrolable de dramatismo que logra que la obra alcance sus más altas cotas.
Además, la puesta en escena es impecable, pulcra y precisa, los diálogos resultan hábiles, despiertos e inteligentes y el guión rezuma perspicacia a la par que da forma a una aguda crítica sobre el poder, la corrupción y los instintos más bajos e irreprimibles del ser humano (aquí mostrados gracias al metódico amigo del violín, que sólo lleva una funda para fingir serlo e intentar ingresar en un conjunto, cuando realmente solo busca comprensión por parte de Hill, algo de una bajeza infrahumana)
A resumidas cuentas, esta colosal obra que nos habla sobre la incorruptibilidad del ser humano (dilucidada aquí entorno a las figuras de Hill y Spencer, que no renunciarán a su empresa de conseguir que se les sea devuelto su preciado mini) y la enorme bondad del mismo (como por ejemplo, cuando Hill perdona al violinista y, con sumo empeño, lo pone a tocar en un restaurante, intentando que comience su aprendizaje), no hace más que recordarnos lo que somos todos en el fondo: Mamporreros de cuidado.
Peliculón. Todo un clasicazo.
Cierto que las películas de estos dos pájaros son todas casi iguales, y que, vista una vistas todas, y que sólo son excusas flojas para empezar a repartir leña….
Pero también es cierto que cuando ves esta película en concreto, sabes que Terence Hill y Bud Spencer no van a hacer nada mejor. Ni aunque lo intentaran mil veces.
Es una de esas películas que, sin saber como, salen bien. Y su química es perfecta.
Esa combinación de humor, peleas, banda sonora graciosa y pegadiza, coches, motos…y Donald Pleasence hace inmortal esta película. Y qué si no le gusta a Scorsese?
Si me pongo a recordar las películas de estos dos cracks de las comedias de mamporros, en las cuales eran únicos e irrepetibles, una gran sonrisa se esparce por mi rostro en homenaje a las muchas carcajadas que me salían en torrente a la vista de sus peripecias.
Es cierto que la película en sí no es nada del otro mundo, ni posee una calidad indiscutible. Es uno de esos productos de la factoría italiana que veía el filón en las pelis de acción protagonizadas por sus dos máximos iconos de este género en los 70.
Pero… ¿Quién no se ha reído hasta reventar con esas delirantes escenas de peleas y persecuciones, con un fresco y caradura Terence Hill y la cachaza imperturbable de Bud Spencer, repartiendo leña a puño descosido? De acuerdo en que no se trata del humor más sutil ni inteligente que se haya filmado, pero cuando vemos una película de este par ya sabemos lo que hay, y el seguidor que la ve (como yo la veía cuando la ponían hasta la saciedad en Tele 5, mis hermanos, mis primos y yo lo pasábamos bomba) agradece esa sesión de humor gamberrete pero bienintencionado. Esos dos dudosos ¿héroes o antihéroes? conseguían convertirse en nuestros actores de cabecera de lo irreverente y de la cachaza.
Sin duda, la mejor de todas las películas del dúo Spencer-Hill es ésta (bueno, junto con Le llamaban Trinidad ).
Cuando ellos, muy contentos porque han ganado un cochecito muy curioso para fardar, ven cómo se les agua la fiesta porque unos matones se lo queman, se cabrean en serio (¡y mira que son tranquilos los tíos, ya les tocaron bien la moral para hacerlos enfadar!). A partir de ahí todo será ir en busca de los matones para reclamarles daños y perjuicios. ¡Y estos dos no se rinden con facilidad!
Muy desenfadada y divertida la música que acompaña las escenas y un desarrollo absolutamente entretenido.
Al menos consigue que uno se ría de forma sana, y para mí es de esas películas que siguen siendo simpáticas y que no se quedan desfasadas a lo largo del tiempo.