Westworld (Serie de TV)

5 comentarios en «Westworld (Serie de TV)»

1. Esa parece que va a ser la frase de guerra de la nueva serie made in HBO. Si alguien tenía dudas por los graves problemas que atravesó el rodaje, incluyendo denuncias del sindicato de actores y retrasos en el estreno, que las deseche, problemas solucionados y enorme serie la que tenemos en perspectiva.
   
   Títulos de crédito, estética, producción, la inagotable galería de personajes que desfilan y el resultado final son inevitablemente el mismo que las mejores series de la productora, todo eso aliñado con el toque Nolan, esta vez el hermano menor, que dota a la serie de una fotografía oscura y épica y unos diálogos sublimes, entre metafísicos, existencialistas y teológicos.
   
   Adaptación de un libro que ya fue llevado a la pantalla en el 73 en una película de serie B bastante resultona. En su día esa adaptación fue pionera en recrear a unos robots que toman conciencia de su existencia, temática hoy día con muy abundante filmografía, pero entre la cuidada producción, la profundidad de los diálogos y el gran trabajo de los actores, Westworld es una serie que hay que ver sí o sí.
   
   La serie parte de tres puntos de vista narrativos, desde la perspectiva de los robots, la de los empleados del parque temático y la de sus clientes. Un carísimo parque temático que permite al cliente disfrutar del Salvaje Oeste, de la Roma Imperial o de la Europa Medieval. De momento sólo se ambienta en el primer escenario, y el desarrollo de la historia nos dirá si veremos los otros dos en futuras temporadas. Todo va bien, hasta que fallos tecnológicos hagan que los robots despierten a su humanidad iniciando una nueva rebelión de las máquinas porque como dice el primero de los robots que toma conciencia de su existencia:
   
   Tenia una pregunta, una que no debe hacerse y me dio una respuesta, una que no debe conocerse: el infierno está vacío y los demonios están aquí
   
   Sobre los actores, gran trabajo, imposible que con un reparto como el que tenemos fuera a ser malo el resultado y se hablará de ellos mucho en el futuro. Destacando un Ed Harris, como uno de los clientes habituales, Anthony Hopkins como creador o director del parque temático, Sidse Babett Knudsen (imposible no recordar su gran trabajo en Borgen ) como otra de los dirigentes del parque, o Rodrigo Santoro James Marden y Evan Rachel Wood dando vida a algunos de los robots.
   
   No es Juego de tronos al menos de momento, porque el listón está muy alto, pero sí creo que estamos ante una serie que marcará el devenir futuro de la productora y se convertirá en emblema de la HBO, ahora que la anterior tiene ya fecha definitiva de finalización.

2. He abandonado la serie a falta de unos treinta minutos del insufrible y eterno último capítulo de la segunda temporada. Debí hacerlo mucho antes.
   
   Todo en Westworld es un inconexo y pretencioso absurdo camuflado tras una multimillonaria producción. La constante alternancia de flashbacks, las estúpidas resoluciones por parte de sus personajes y lo que pretende ser una especie de profunda filosofía existencialista, doblegan la paciencia al más pintado. Lo único que despertó y mantuvo un tiempo mí atención por la serie fueron las interpretaciones del siempre interesante Anthony Hopkins y la del notable en muchas ocasiones Ed Harris, pero joder, esta mierda no la arregla ni el mismísimo William Shakespeare.
   
   HBO, de la que pensaba apostaba más por la calidad que por el efectismo barato forrado de oro, esta vez se ha pegado un batacazo monumental.

3. Terminó la primera temporada y me pareció una serie de planteamiento interesante, aunque algo encorsetada en su propia pomposidad, con un guión muy poco natural y situaciones en general acartonadas y teatralizadas al estilo del Star Trek de los ‘60. Sin embargo, la historia de base tenia cierto interés, aunque desde un punto de vista de IA y robótica es todo lamentable y contado para niños de 6 años. El caso es que la temporada uno cerraba un ciclo narrativo autocontenido y te deja un poso de que parece que los guionistas no van a hacer trampas. Y llega la segunda temporada. Y se acabó la serie. Empieza el desbarre de tiros y más tiros al estilo de Star Wars y todo, absolutamente todo, carece del más mínimo interés. El guión se hace absurdo hasta la saciedad, los diálogos ridículos, y para seguirla hay que bajar varios escalones en ccoeficiente intelectual. En otros posts se explica muy bien y no voy a repetir los detalles. Stop. La vida es breve y hay que aprovechar el tiempo, no consumirlo inutilmente.

4. Cuando uno dispone (servidor no todos los días) de 100 millones de dólares para los diez primeros capítulos de una serie de televisión, debe dar un poco de vértigo. Y más si te la encarga la HBO. Y más si tienes, según dicen, que llenar el enorme hueco que va a dejar Juego de Tronos .
   
   Así es que el matrimonio Nolan, hermano y cuñada de Christopher se ponen al oficio de resucitar, con perdón, al gran Michael Crichton, que no lo hizo nada mal en el 73 rodando su propia novela del mismo titulo con un presupuesto infinitamente inferior y en menos de hora y media.
   
   Los Nolan, huelga decirlo, no tienen a George R. R. Martin a quien David Benioff y D.B. Weiss no tienen nada más y nada menos que seguirle los pasos y la trama principal de Crichton no da más que para dos o tres buenos capítulos de Black Mirror . ¿Que hacemos entonces con 100 millones y once horas de metraje a parte de imitar el logo de la desprestigiada Wolswagen?. Que no cunda el pánico, tenemos a J.J. Abrams en la producción, maestro del relleno, del buñuelo de viento del misterio y de los flashbacks a granel. Nos va a faltar tiempo en 7 temporadas más.
   
   Nota: en la biblia del buen cineasta debía ser pecado mortal utilizar más de un flashback por hora rodada.
   
   Dicho esto, una vez presentados los personajes y lucido el presupuesto en vestuario, gadgets y un inconmensurable Castle Valley en Utah digno del mejor Ford comienza el laberinto.
   
   La oportuna trama existencialista dado los tiempos que corren hoy día con la robótica y de la que Crichton fue visionario comienza funcionando bien hasta que se le acaban las pilas o nos cansamos de que los muñecos (ninguno le hace ni sombra a Yul Brinner, del que vemos la silueta de su personaje en el episodio 5 como pálido homenaje) repitan una y otra vez su cantinela de quien soy y a qué he venido y el mito de Frankenstein se perpetúe una vez más de forma más que previsible.
   
   Lo demás es paja, relleno marca Abrams por mucho que Hopkins sea capaz de hacernos creer en la guía telefónica si es preciso y el gran Ed Harris se vista del hombre del saco.
   
   Las subtramas de western son penosas y el casting de secundarios muy desequilibrado y con poca empatia en general. Los giros de los personajes están cogidos con pinzas, machaconamente repetitivos, y con justificaciones que rayan el absurdo cuando las hay, cosa que a Abrams se le suele olvidar.
   
   Las dosis de violencia y sexo imprescindibles para los canales de pago y poco más.
   
   Westworld si nuevas temporadas no lo remedian, podrá hacer tanta o más caja que cualquiera de las series de calidad de HBO, pero no creo que Tony Soprano, los policías de The Whire o incluso las familias de los Lannister y cia le dejen un hueco en sus tronos.
   
   PD: De lo mejor, un Hopkins aburrido tomándose unos whiskys en el subsuelo con el viejo y destartalado Will Bill Hickok que ya no está para parques temáticos al estilo del show de Buffalo Bill.

5. AVISO. TODO ES SPOILER
   
   AVISO. TODO ES SPOILER
   
   AVISO. TODO ES SPOILER