Welcome to Dongmakgol
Sinopsis de la película
Tres soldados norcoreanos, dos surcoreanos y uno americano, van a parar de manera diferente a un pequeño e inocente pueblo coreano llamado Dongmakgol, en mitad de la Guerra de Corea. Un pueblo donde se desconoce la existencia de tal guerra, un pueblo inocente que vive aislado del mundo y de la violencia y crueldad del mismo. Tras un accidentado encuentro entre los soldados del norte y sur, estos enemigos tendrán que colaborar juntos para enmendar el daño provocado en la aldea.
Detalles de la película
- Titulo Original: Welkkeom tu Dongmakgol
- Año: 2005
- Duración: 133
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Opinión de la crítica
Película
7.2
89 valoraciones en total
De repente ves una mariposa y dentro de nada te encuentras en un lugar aparte donde no conocen lo que son las armas, viven felices y no saben que en su país esta en guerra………¡felicidades! has llegado a Dongmakgol, es tu día de suerte.
Esto es lo que les ocurre a unos combatientes de la guerra de Corea de ambos bandos que por casualidades del destino se encuentran en sus precarias situaciones con una par de estos aldeanos que son ningún temor les dan la bienvenida a su pueblo.
Este podría ser el resumen de esta estupenda película que no solo nos deja claro lo absurda que puede llegar a ser la guerra si no que habla de amistad, de inocencia, de reconciliación…..sin olvidarnos del drama de estar en una guerra y las consecuencias que eso conlleva.
Cada personaje tiene su punto, su historia y están bastante bien tratados.
Reconozco que me reía a carcajada limpia en muchos momentos y que me emocione en otros.
Totalmente recomendable.
Buenísima. Una de las primeras películas que veo que es capaz de mezclar sabiamente el drama con la comedia sin chirriar en el intento.
El argumento se puede resumir de la siguiente manera: Soldados de bandos rivales se separan de su grupo sin querer, perdiendose en un territorio desconocido. Estos van a parar a un pequeño pueblo que desconoce que una guerra se esta llevando a cabo pues estan muy aislados. Los dos grupos de soldados se encuentran y su primera reacción es luchar entre ellos. Pero esta actitud se la acabaran replanteando…
La película es dramática aunque cierto tramo de ella posee una gran carga cómica.
No me suelen gustar las comedias y detesto profundamente los chistes absurdos, estrambóticos y el humor tonto. Pero en este caso la parte humorística me encantó llegando a soltar una carcajada tras otra (en mi caso esto es muuuuuy extraño) No es que sea una experta pero yo lo llamaría humor inteligente.
La parte dramática me parece muy tierna y un canto a la esperanza.
Los personajes son correctos en su mayoría destacando la protagonista femenina.
Tiene un buen ritmo y no hay ninguna parte que se haga muy pesada.
Como defectos destacaría: el final no es especialmente bueno, aceptable pero mejorable.
Por lo demás se la recomiendo a todo el mundo.
El argumento es simple: 3 soldados norcoreanos, 2 surcoeranos y 1 inglés, después de dejar atrás sus unidades, se adentran a un frondoso bosque en medio de unas montañas perdidas encontrando una aldea incomunicada donde conceptos como maldad, guerra y violencia no existen.
El pueblo, paraíso totalmente mágico, utópico y surrealista, destila tanta bondad y tranquilidad que los seis soldados entierran las hachas de guerra y debido a un incidente producido en su encuentro (gran secuencia, por cierto, el primer contacto dentro del pueblo de los protagonistas de los dos bandos) deciden compensar la villa ayudando en la cosecha.
Del mismo modo que JSA, esta película coreana hace hincapié en lo salvaje y estúpida que es la guerra, donde el malo no siempre es el enemigo, a partir de un grupo pequeño de hombres que no saben bien porque combaten.
En resumen, una buena película con buenos actores y buenos momentos, con, por ponerle una pega, un desenlace (totalmente previsible, pero eso en realidad, da igual) demasiado largo.
Heroísmo, lírica, el valor de la amistad, el sinsentido de la guerra, mariposas contra paracaidistas, explosiones de granadas que resultan en una lluvia de palomitas, la belleza de cierta locura, un canto a la vida sencilla, al regreso a lo esencial de la existencia y muchos buenos sentimientos, todo esto y más es lo que nos propone una estancia de dos horas en Dongmakgol.
Poco después de declararse el fin de la 2ª Guerra Mundial estallaba la de Corea en 1950, con tropas estadounidenses lideradas por el general MacArthur liderando la contraofensiva de los surcoreanos contra el gobierno comunista del Norte, a su vez apadrinado por China y la URSS. En esta situación nos sumerge esta película de Park Kwang-hyun desde el inicio, con tres soldados norcoreanos huyendo de la masacre de su unidad y dos surcoreanos fugándose a su vez de los rigores del combate. Los cinco coincidirán con un piloto yankee cuyo avión se estrella en el minuto uno del filme, en la bucólica y aislada aldea de Dongmakgol, cuyos habitantes viven perfectamente al margen del mundo exterior, absolutamente ignorantes del conflicto bélico que les asecha y cuya máxima preocupación es cultivar patatas y maíz y su mayor enemigo los jabalíes que estropean la cosecha.
Una loca maravillosa con flores en el pelo, el venerable anciano que rige los destinos del poblado con sabiduría o el maestro local que es el único que conoce algo de lo que ocurre al otro lado de las montañas, son algunos de los personajes señeros de este pueblo fértil en campesinos inocentes y bienintencionados desconocedores siquiera de qué es un arma de fuego hasta que llegan los soldados. Mientras el único occidental se cura de sus heridas tras el aterrizaje forzoso, el primer impulso de los recién llegados será llevar la guerra que traen con ellos a este oasis de paz, sin contar con que será este quien invada sus corazones sin atender al color de los uniformes. La larga escena de encuentro entre las dos facciones, la actitud de los vecinos ante el enfrentamiento y su sorprendente resolución son una buena síntesis del espíritu que impregna la cinta.
Rica en recursos poéticos que aprovechan con destreza el hermoso paisaje en que se desarrolla, esta fábula antibelicista y apologeta de la humanidad consigue captar la atención y mantener el interés sin grandes altibajos añadiendo a la receta sabias dosis de sentido del humor, dramatismo y acción bélica. Según el momento, el espectador puede estallar en carcajadas, hacérsele un nudo en la garganta o tensarse en su asiento, pero lo que es casi seguro es que de un modo u otro resulte conmovido y se lleve consigo el deseo de visitar Dongmakgol y el recuerdo de haber conocido a una galería de personajes verdaderamente entrañables.
Soldados de ambos bandos terminan en un pueblo de la península coreana que no sabía nada de la guerra…
Y ahí empieza todo.
Así comienza una película de pirotecnia visual impresionante, única por como maneja los códigos de la realidad y la fantasía, de la maldad y del candor, un canto a la capacidad del hombre de crear belleza, cinematográfica, y en el mundo más allá del celuloide (que existe)
Una película rara, única e imprescindible.
Una gran protesta, al fin, sobre el horror y lo absurdo de la guerra y sobre la grandeza de la bondad humana que se impone, casi siempre, a la barbarie.