Warrior
Sinopsis de la película
Un veterano de Vietnam (Nolte) abandona el mundo de las artes marciales mixtas para trabajar en una fundición de acero. Sus graves problemas con el alcohol han destrozado a su familia, pero llega un momento en que, arrepentido, deja la bebida y decide entrenar a su hijo más joven (Tom Hardy) para que participe en un torneo de artes marciales, en el que también participará su hermano mayor (Joel Edgerton).
Detalles de la película
- Titulo Original: Warrior
- Año: 2011
- Duración: 140
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Opinión de la crítica
Película
7.4
25 valoraciones en total
Apenas un año después del estreno de The Fighter tenemos otra película basada en peleas y en un drama familiar. Muchas son las similitudes con la obra de David O. Russell aunque las diferencias también son patentes. La primera sin duda es que Warrior no está basada en hechos reales lo que a priori aporta más interés a The Fighter . Aunque no queda ahí la cosa.
Aquí nos encontramos una familia hecha pedazos por sucesos del pasado, por culpa del alcoholismo del padre (Nolte) sus hijos se alejaron de él y a la vez se alejaron entre ellos. Ambos cuentan con un pasado en las artes marciales, pero no con un presente. Sin embargo los caprichos del destino harán que tengan que volver a ese mundo aunque con motivos bien diferentes.
Los dos hermanos son muy distintos entre sí. Tommy es un ser más solitario, más hosco, que decide luchar por una obligación que carga en se cabeza, una losa que no se puede quitar de encima. Brendan es un profesor de física con una familia y una hipoteca con la que cargar y de la que no puede hacerse cargo. Vidas diferentes, motivos diferentes, necesidades diferentes pero un nexo en común: son familia, pese a la nula relación que poseen. Y la familia siempre pesa.
Esas diferencias se pueden aplicar al ámbito de las artes marciales, con estilos de lucha bien diferenciados. Tommy más bruto, más bestia, con un físico asombroso que impresiona, y Brendan con su estilo del que nunca se rinde, el de que cada combate se pelea hasta el final sean cuales sean las consecuencias. Polos opuestos, sin duda.
La película posee una elevada carga dramática que se hace patente desde el principio, aunque a mitad de película cuando se hacen más frecuentes los combates se nota un descenso en ese aspecto, para resucitar con más fuerza en el tramo final. En este aspecto es muy superior a The Fighter a la que le faltaba un poquito más de alma, de emotividad. Se sostenía por sus magníficas interpretaciones. Aunque no sean del mismo nivel aquí las actuaciones son bastante correctas y la emotividad va in crescendo según se acerca el final, todo ello aderezado con una excelente banda sonora.
Warrior golpea de manera precisa, y sabe perfectamente dónde hacerlo.
Un fornido Tommy (Tom Hardy) acude a casa de su padre, Paddy (Nick Nolte), después de 14 años sin verse para someterse a un duro entrenamiento que le lleve a la cima del campeonato de MMA Esparta, donde combaten los 16 mejores luchadores de este tipo de artes marciales. Paralelo a este suceso, su hermano Brendan (Joel Edgerton), que trabaja como profesor de física, decide volver a pelear en la jaula para evitar que el banco le quite la casa de su familia debido a las deudas que le ocasiona la hipoteca. Paddy y sus dos hijos esconden un oscuro pasado, ya que Paddy era un borracho que maltrataba tanto a estos como a su esposa, causando así la huida de Tommy y su madre. Los tres vuelven a reunirse en el campeonato de MMA Esparta, donde se desarrolla prácticamente casi toda la trama de esta gran obra dramática sobre el deporte de las artes marciales.
Una película que estrena casi un año después de la aclamada obra The Fighter ( Ganadora de 2 Premios Óscar y candidata a 7 premios, incluyendo mejor película), caracterizada también por ser un drama sobre deportes de contacto tales como el boxeo o las artes marciales. Las comparaciones son por tanto inevitables ya que en ambas películas se le da mucha importancia no solo a los deportes de contacto sino también a las relaciones familiares, familias destrozadas o afectadas por ciertos problemas y que necesitan el dinero de las peleas para poder salir adelante.
Mientras que en The Fighter ambos hermanos unen sus fuerzas y su pasión por el boxeo, en Warrior cada uno esta un lado opuesto al otro, luchando así de forma individual. Además, el hecho de que ambos hermanos tengan un carácter diferente les separa mas todavía. Tommy es una persona solitaria,ruda, afectada por su pasado el cual le es difícil olvidar y por tanto perdonar. Lucha hecho una furia, como un animal, reventando todo lo que se le ponga por delante. Brendan es en cambio un gran padre de familia, que esta dispuesto a hacer lo que sea con tal de proteger a sus hijas y esposa, aunque tenga que pelear con hombres que parecen más bestias que humanos.
Sinceramente, se trata de una película la cual realmente he disfrutado viendo, la acción y el drama están bien compensados de forma que en ningún momento la obra se hace pesada pero tampoco te cansas de ver tantas peleas. Es una película que merece la pena ver.
Gavin O´Connor es un segundo James Gray. Directores con inquietudes parecidas, con intenciones de cine comprometido, independiente moderado pero sincero, sin malditismos, por tanto fiables.
En O´Connor parece que el tema recurrente es la hermandad enfrentada. Ya había ensayado de manera fallida con cuestión de honor , los mecanismos dramáticos, de confrontación y expiación. Aquí los retoma de manera, en mi opinión mucho más acertado.
Pues esta Warrior , es una película completamente distinta a lo que uno cabía esperar. Siendo excepcional, parte de una rocambolesca historia, con una cantidad de tópicas y azares que se ven a distancia, como bien apunta el compañero Gilbert. Son 2 horas y 20 minutos de cine tipo James Gray, con lo que implica eso. A saber: cierta intencionalidad de ceñir la ciudad, conversaciones de cafeteria, ambientación urbanita, confrontación entre valores sociales y las amargas consecuencias de las libertades personales. En ambos director se plantea siempre la abdicación de la soledad como reino en favor de la integración social de primer grado (la integración familiar). Es cierto, por tanto, que la estructura célula(hombre)-tejido(familia)-órgano(sociedad), se plantea como única solución interpuesta a la naturaleza del hombre y sus problemas existenciales, y los héroes de estos dos autores, tratan de llegar a puerto. No es más que eso lo que O´Connor nos plantea, los escollos del perdón, la resilencia del agravio en la memoria en el retorno del hijo pródigo. Fíjense que atípica es esta pelea de pankratistas (boxeo y lucha), que con la larga duración del film, apenas se dedica 5 minutos al entrenamiento: atípica por la importancia dada a cada elemento dramático, pues por enumeración, la fórmula no cambia en demasía con otros títulos del noble arte y las películas de peleas.
La película funciona porque además de la más que correcta presentación-nudo, se corona con un magnífico final…Un final que si te pones a pensar dices …madre mía, madre mía , pero el cine siempre fue zalamero… O´Connor comprende lo que falló en Cuestión de honor y lo que no termina de cuajarle a James Gray. Que nos tienen que seducir, que engañar. Más cuando te presentas con semejante guión de juzgado guardia.
Pero O´Connor tiene una llave secreta para noquearnos, una canción… About Today de la banda The National. Y así, no sólo su trabajo de ilusionista funciona in situ, sino que además deja impronta duradera.
Me encantan estas películas que apelan al chantaje sentimental facilón. Sé que hay gente que prefieren un proceso más cerebral para que florezca la emotividad. Supongo que les hace sentir menos animales, o sea un autoengaño sentimental facilón.
Warrior es una especie de Street Fighter (subgénero que odio a muerte) pero con alma. Al principio es un festival de tópicos, bien hecho, pero un nifunifá de esos tan americanos. Pero a partir de que empiezan los mandobles uno se contagia de esa adrenalina y cae plácidamente en la trampa. Me chifla caer en las trampas que ves a la legua, eso es que están muy bien preparadas y no hay escapatoria.
Otra cosa que se agradece es que si los personajes de una película son garrulos, los actores lo sean también. Ya está bien de esos actores de método que actúan y sólo ves eso: que actúan . La actuación es como la paleta de pintura, hay que escoger los colores adecuados, no los más llamativos.
Si revisamos el cine de los últimos años no encontraremos ninguna película de boxeo. Obviamente la temática deportiva suele aparecer como contexto de la historia o explicación de los personajes, pero en ningún caso estamos ante verdaderas filmaciones de combates cuerpo a cuerpo. The Boxer era un thriller político, Huracan Carter una trama carcelaria, Cinderella Man un relato de la crisis económica del 29, The Fighter se imponía como retrato familiar antes que como espectáculo pugilístico, y nada que decir sobre el magno melodrama de superación y resistencia que es Million Dollar Baby. Pero señores: nada que se asemeje a la lucha carnívora de los contrincantes subidos al cuadrilátero.
Warrior se desmarca de todos estos títulos y ofrece durante su última hora una fiesta de testosterona, guantazos y bloqueos. Nos lleva hasta la lona del ring, sentimos el sudor que recorre los músculos magullados de los luchadores, incluso palpamos la tensión de los vestuarios, las ganas por llegar hasta el combate final y vencer en el último round. Warrior reproduce la parafernalia que rodea un torneo de boxeo, y lo hace llevando la cámara a escasos milímetros de los protagonistas, con una banda sonora potente y unas interpretaciones tan trabajadas como los cuerpos de los actores.
Y se preguntarán: ¿qué sucede en la primera hora? Pues muchos de los elementos ya vistos en las películas citadas. Aunque el guión se encarga de desvelar sus cartas poco a poco, de forma que nunca intuímos la relación de los dos protagonistas hasta bastante tarde. Nick Nolte oposita para el Oscar y Gavin O Connor suma una película manida, grandilocuente, con frases efectistas y un claro sentido de la justicia que premia a los personajes en la foto finish de su esfuerzo físico y acto heroico. No pasará a la historia, y por reflejar un deporte típicamente yanki tendrá difícil su consolidación entre nosotros. Pero que nadie le reste méritos a Warrior: juega limpio, pega de frente y sacude allá donde cierto cine academicista no se atreve a llegar, o sea, al espectáculo de técnica impecable y genial aportación actoral que no reniega de la épica de la victoria, del impossible is nothing o del happy ending. Muy recomendable.
Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities