Vivo mi vida
Sinopsis de la película
Kay, una aburrida chica de la alta sociedad neoyorquina hace un viaje a Grecia donde conoce a Terry, un arqueólogo. Kay flirtea con Terry y él acaba enamorándose de Kay. La joven se vuelve a Nueva York, seguida de cerca por Terry, que tiene la intención de proponerle matrimonio. Cuando llega a la gran ciudad se da cuenta de que el estilo de vida de Kay no es para él, y decide irse, pero la abuela de la chica le convence para que se quede. A pocos días de la boda, la pareja se pelea…
Detalles de la película
- Titulo Original: I Live My Life
- Año: 1935
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
5.8
64 valoraciones en total
Una comedia que, desgraciadamente, no alcanza las expectativas que su espléndido reparto, unido con la autoría de un guion firmado por Manckievicz, ese gran autor conocido por los incisivos diálogos de, por ejemplo, la magistral Eva al desnudo , prometía.
La premisa casi, casi, parece una screwball.
Una rica y mimada hija de millonario ( Joan Crawford), en viaje a bordo de un yate, recala en una isla griega donde conocerá a un arqueólogo, con el cual flirteará un par de días.
A su estilo frívolo de pija de Nueva York, dejará al muchacho para regresar a su país, no sin antes haberle prometido su amor y dado esperanzas si la visitaba en su país.
El muchacho se lanzará de cabeza en el primer barco en dirección a Nueva York, solamente para descubrir que la chica, ya en su ambiente, vive en un mundo paralelo, al cual él no pertenece.
Pero aquí no se ha pretendido exactamente hacer una comedia. Aunque se plantea una lucha de sexos y los secundarios ( Frank Morgan, como el padre de la chica y Eric Blore como el mayordomo, hacen un gran trabajo, salpicando de humor la cinta), la película se pone un poco seria planteando la difícil e irreconciliable situación entre dos mundos opuestos, donde una pareja tan dispar, ha de hacer muchas concesiones para tratar de compatibilizar su relación.
Es interesante el planteamiento que hacen en aquella época, acerca de un modelo de mujer que se niega a abandonar su mundo, su entorno y sus millones, por el amor de un hombre.
Me parece significativo, en una escena de la película, en la cual el hombre relata a la muchacha el mito de Pygmalión. Si el chico pretendía encontrar a su Galatea, le saldrá rana.
Será ella la que tratará de adaptar a su chico a su mundo, negándose de plano a abandonar sus privilegios para seguir a su amor hasta el fin del mundo, tal y como la historia tradicional ha planteado siempre estos temas.
Pero, en mi opinión, la película pincha.
Si lo que pretendían era hacer una defensa del derecho de la mujer a no renunciar a nada por ninguna clase de amor, les sale el tiro por la culata.
El personaje de Crawford no provoca ninguna simpatía en el espectador. La vemos egoísta, frívola y manipuladora, mientras que a él, le vemos como hombre sensato, íntegro y trabajador que despierta todas nuestras simpatías.
Por lo tanto, queremos que sea él quien modele a la muchacha y no al revés, y así debieron comprenderlo los propios autores, que cierran con un brusco final convencional, que desautoriza todo lo que estábamos viendo hasta entonces.
Así, no funciona bien como comedia, no funciona bien como guerra de sexos, no funciona bien como crítica de lucha de clases, no funciona bien como empoderamiento de la mujer…Nada. No funciona.
Tampoco he visto la genialidad de los diálogos que caracteriza a Mankievicz, así que por este lado tampoco.
Sólo destacar las muy buenas interpretaciones de todo el reparto que salvan al film, con algunas buenas frases y una correcta narrativa y poco más.
Quizá si esta película la hubiera dirigido Hawks en vez de Van Dyke, se hubiera salvado. Quién sabe.