Viva la clase media
Sinopsis de la película
Drama basado en la vida real de un grupo de personas de clase media y afiliadas al Partido Comunista de España, que estuvieron involucradas en actividades políticas clandestinas durante los años 60.
Detalles de la película
- Titulo Original: Viva la clase media
- Año: 1980
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
5.7
67 valoraciones en total
Como el PSOE, el PP o el PCE o el resto de partidos de la transición eres un difamador porque ganar dinero como abogado en la España franquista no es ningún delito, y dice mucho de la cabeza privilegiada de Trevijano que siendo un antifranquista declarado ganara dinero en aquella España franquista.
En todo caso, la crítica que tu criticas explica el trasfondo de la película, pero tu no no dices nada de la misma. Quizá deberías aplicarte tu propio cuento y criticar la película.
En todo caso, el arte siempre percibe antes que la reflexión intelectual la esencia de las situaciones históricas, aunque lo hace de manera intuitiva. Pues bien, la crítica que tu criticas no es más que esto segundo. Es la certificación que lo que algunos vislumbraban a finales de los 70 ,cuanto todo era movida madrileña y rosas y vino por venir, acabaría con la juventud expatriada per secula seculorum, gracias a esta izquierda progre de sujetos que practican el sexo pero que no se reproducen, y de esta derecha conservadora del vinagre y cardos en lo que ha desembocado la transición.
En una crítica de cine cabe de todo, porque el cine es la vida y, a veces, puede ser más interesante e importante. Este film ejemplifica perfectamente como la Partitocracia parida en la Transición, con los acuerdos de la Moncloa y el esperpento constitucional del 78, sabía que su auténtico enemigo no eran los franquistas, sino la sociedad civil salida de la dictadura que era la que, tomando la calle a base de octavillas, pedía la democracia. Los clandestinos oficiales , Isidoro y compañía, que no Vladimiro (José Luis Garci personaje), traicionaron las aspiraciones civiles, pactando con los franquistas a cambio de los despachos con moqueta y coche oficial. De haber prevalecido el sistema electoral inglés, hoy en día se habrían evitado las listas cerradas y el plegamiento total del legislativo al ejecutivo, lo que con gran probabilidad habría reforzado a la sociedad civil.
Finalmente prevaleció el sistema proporcional, la monarquía parlamentaria y la España de las autonomías, porque beneficiaba a la partitocracia y significaba pérdida total de influencia en política de la sociedad civil, que era reducida a un simple convidado de piedra, condenada a ratificar lo que la plutocracia de la banca y los partidos decidieran. Hay que ver el paisaje completo para captar la idea política subyacente, pues el exterminio industrial, la sucesivas reformas educativas, el Estado usado por los políticos como instrumento económico para crear lobbies y oligopolios privados no han tenido otro fin que cargarse la independencia del enemigo número uno de la partitocracia, que es la sociedad civil, corrompiéndola en lo ecónomico, confundiéndola en lo moral y acabando con su orgullo profesional, convirtiendo la educación en un estercolero.
Las amistades entre González Sinde y José Luis Garci son sobradamente conocidas y sus trabajos conjuntos forman parte de la historia del cine de la transición en la década de los setenta con películas que están en la mente de todos. Para algunos, entre los que me cuento, nos parece un cine testimonial aceptable, y para otros quizás se hayan quedado un tanto anticuado por los asuntos importantes para aquella generación de españoles de clase media, hoy afortunadamente superados. No se trata de una sátira política, más bien es la crónica nostálgica de unos sueños y expectativas que con el tiempo se fueron diluyendo en la memoria y el olvido, en cierto modo, un homenaje a aquellos modestos militantes de unas ideas demasiado ingenuas para convertirse en realidad. Unos jóvenes inquietos y el fondo soñadores de causas justas.
Con un cierto tono de sainete cariñoso y amable, en palabras textuales de su director, el cual había vivido en la clandestinidad algunas de las peripecias que aparecen en el film, por su declarada militancia, se trata de una comedia agridulce con situaciones entrañables, citas cinéfilas habitales en Garci y un discurso político, más intuido que explicitado, de rebeldía romántica y evocadora, Viva la clase media nos traslada a principios de los sesenta. La vida cotidiana y habitual de un grupo de jóvenes militantes de la izquierda política (una pequeña célula comunista), y su vidas clandestinas luchando desde la modestia por la libertad. La propaganda subversiva, la multicopista, las octavillas clandestinas, las carreras delante de los grises (la policía armada), en manifestaciones ilegales defendiendo la libertad y la democracia.
Excelente reparto de actores carismáticos para el cine de González Sinde y Garci, encabezado por un gran Emilio Gutiérrez Caba que es el propio alter ego del director. Película sin grandes pretensiones artísticas, tiene reminiscencias de la comedia italiana de los sesenta, un costumbrismo amargo y desencantado, la música de Federico Chueca le otorga un carácter especial de un Madrid castizo, así como El cant dels Ocells, una bella melodía del violonchelo que el maestro Pau Casals compuso y que le otorga al film un aire poético y recuerdo nostálgico. Finalmente, me quedo con dos frases lapidarias: La puntualidad es una norma fundamental en la clandestinidad y esta otra, Seguir contando chistes de Franco, no es la solución. Da buena cuenta del tono de la propuesta.
Película de grandes virtudes, entre las cuales no destacan por cierto las dotes interpretativas de José Luis Garci, y un tanto peculiar desde el punto de vista ideológico. Pareciera como si más que evocar la lucha del Partido Comunista contra la tiranía franquista se quisiera, desde la autocomplacencia nostálgica, resaltar el protagonismo de unas difusas clases medias (¡vaya usted a saber qué demonios es eso!) en el seno de dicha organización y de la lucha antifranquista, frente al oscuro papel de la supuesta clase obrera que, como dicen en el filme, sólo sueña con un futuro bienestar material desdeñando la batalla política. Más allá de la falsedad que encierra esta visión del combate político antifranquista, parece que, a la vista de la trayectoria personal de Garci, a los dirigentes del partido que aparecen en pantalla no les faltaba razón al desconfiar de esos pequeño-burgueses, que de comunistas no tenían mucho, y que llenaron los archivadores del PCE con sus fichas de afiliación desdibujando el perfil marxista y obrero del mismo y empujándolo hacia la socialdemocracia pro-capitalista. Pero más allá de los perfiles ideológicos Viva la clase media resulta un retrato muy atinado de ese tipo de militante, de sus anhelos y sus miedos, de sus motivaciones y sus orígenes sociológicos, así como un reflejo nítido de la represión fría y eficaz del régimen de Patascortas. A destacar la declaración de amor que María Casanova (esta sí, perteneciente al parecer a las clases bajas, su personaje, claro está), le hace a Garci, declaración no exenta además de una crítica (en este caso autocrítica) hacia la soberbia intelectual de esa clase media frente a los proletarios ignorantes, y la espléndida actuación de Emilio Gutiérrez Caba en la escena de la declaración ante el juez: pone los pelos de punta, trabajo interpretativo que encuentra su perfecto contrapunto en el de Enriqueta Carballeira.
Apología nostálgica, mitológica, de los años en la lucha, en el Partido, con mayúsculas. Primeros sesenta, años de cambio, de esperanza, de pequeñas revueltas, de cierta apertura y relajo.
Podría haber sido carne de tópico y cursilería, de autobombo y gesta heroica. Y lo es solo de pasada. Ya que acierta en el tono, mucho, casi sorpresa inesperada y regalo.
Contada en sordina, en voz baja, con bastante gusto y educación, es un prodigio de economía narrativa y saber hacer formal, una delicia visual y un jugoso entretenimiento. Tantas virtudes humildes y atributos generosos para hablarnos del lado débil, no muy llamativo ni rimbombante, de la resistencia , ese sector campechano que procedía de la parte supuestamente reaccionaria de la sociedad y que apenas contaba, los pequeños comerciantes y empresarios, los no proletarios.
Buena definición de personajes, sutil y gradual, escalonada y muy interesante. Los dos protagonistas como agentes comerciales, uno tarambana y diletante (Garci-Vladimiro. Callado no está mal, bien más bien, su voz imposible, nasal y acelerada, hacia dentro, hace polvo su interpretación), el otro es más responsable y convencional (Caba está correcto), más la chica de origen humilde (la Casanova está estupenda), el de la Renault y el lechero (jefe y héroe verdadero) forman el grupo de los cinco magníficos. Se centran más en Emilio y su familia (fabulosa la madre) y algo menos en Garci (de pensión entrañable), el resto queda un tanto en la sombra.