Venganza personal
Sinopsis de la película
Paul Kersey (Charles Bronson) está a punto de casarse con una atractiva mujer que trabaja en el mundo de la moda, pero su prometida es la ex-mujer de un peligroso mafioso llamado Tommy OShea (Michael Parks) que controla su negocio y quiere a toda costa raptar a la hija de ambos. Ella quiere testificar en un juicio contra Tommy OShea pero sus letales matones las desfiguran primero su bonito rostro y mas adelante la asesinan y secuestran a su niña. Paul Kersey como ve que la ley es inútil contra esta organizacion mafiosa donde extorsionan, controlan los sindicatos, tienen los mejores abogados y hasta ratas de policías a su servicio, se tomará la justicia de su mano acabando uno por uno de la forma mas horrenda posible e intentará rescatar a la niña.
Detalles de la película
- Titulo Original: Death Wish 5: The Face of Death aka
- Año: 1994
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
4.3
48 valoraciones en total
Hará ya unos cuantos años, miro el País por la penúltima cara y miro que en el apartado en el
que el crítico comenta algunas de las películas televisadas ese día, tenía cabida para la mención esta, a pesar de que se emitía de madrugada en un canal secundario. La crítica era muy escueta y rezaba:
A sus 73 años, Charles Bronson sigue pegando tiros a todo lo que se pone en medio. El espectáculo es risible. Venía acompañada de un circulito.
Me inspiró curiosidad. Tiros, me dije. Hummm… tan mala no puede ser. Además este tipo ya puso a parir Asesinos de Stallone y Banderas y es un auténtico peliculón.
La vi y me pareció nefasta, muy cutre (años después pergreñaría un engendro de crítica que luego eliminaría) pero ya entonces me di cuenta de una cosa, que el tal Miguel Ángel Palomo la crítica se la había inventado con dos cojones. Porque es la película en la que Bronson menos tiros pega. De hecho emplea métodos más imaginativos y perversos que nunca para acabar con los malnacidos de turno (quizás sea una circunstancia que tenga relación directa con que Charles ya no estuviera para muchos trotes, pero bueno, no me importa demasiado).
Me refiero a esa escena en la que Charles echa cianuro en la deliciosa sopa que el mafioso de poca monta, engullía, ávido, en el restaurante de su madre. Otro habría hecho la jugarreta y se hubiera ido de ahí, pero Charles no es de esos, sino de los duros. Se queda ahí clavado en su sitio presenciado el pérfido viejo como la víctima se retuerce sobre el propio asiento y echa espumarajos hasta fenecer de muy mala manera, de una muerte espantosa. En medio del caos imperante que ha originado la escena, Charles, que ya ha presenciado la efectividad de su labor ahueca el ala.
Otra muerta digna ha sido la del juguetito. Ver a un hombre tan hecho ya manejar esa clase de artilugios con el semblante tan serio impacta, pero no os confundais amigos porque no es casualidad. Porque Charles planea cometer un atentado en toda regla, y una vez más se trata de un plan certero.
La segunda vez que vi esa peli me pareció entretenidísima. Es cutre pero la fotografía era ya nítida (en comparación con lo que Charles rodó), más moderna y los efectos son buenos. Incluso en mi plena fase de devaluación de obras vislumbradas mantengo mi 7 sobre todo por la mitificación que alcanza el héroe en su propia obra con ese final. Después de amasacrar a todos, Kersey abandona el escenario, al fin y al cabo ya estaba hace tiempo retirado. A modo de despedida dice, sin volverse: Eh, capitán, si algún día me necesita, llámeme . Y un resplandor blanco resalta la figura de Bronson en lo que la imagen se congela y da paso a los créditos. El héroe se despide por la puerta grande. A mí me parece muy bonito. Sabía que no iba a haber más películas de Death Wish y de hecho Charles no volvería a rodar nada más decente. Pocos adiós pueden llegar a ser tan sencillos y a la vez tan emotivos. Nunca moría en sus películas y en cierto modo su inmortalidad traspasa la gran pantalla porque se le sigue recordando.
Personalmente soy un gran fan de la saga Death Wish, pero aquí real y tristemente estamos ante una quinta entrega (‘Death Wish 5: The Face of Death’) de las aventuras de Paul Kersey absolutamente innecesaria, con un argumento trilladísimo, mal interpretada y peor rodada con una penosa filmación que le da a la cinta un terrible aire a telefilm barato y malo, y una pésima fotografía que intenta hacer pasar Toronto y Ontario por NY.
En definitiva, ‘Venganza personal (Death Wish 5)’ es una mala película que pone punto final de modo absolutamente inmerecido a las aventuras de un mito como Paul Kersey que realmente merecía un final infinitamente más digno. Lo mejor que podemos hacer es olvidarla y dedicarnos a recordar las cuatro películas anteriores.
-Lo mejor: Los nuevos métodos con los que Kersey despacha a los malvados para los que nunca puede haber paz.
-Lo peor: Casi todo lo demás, especialmente, enterrar el recuerdo de Kersey con un film tan mediocre como este.
-Más en: http://www.cineycine.com
20 años después del inicio de las aventuras del justiciero, llega el cierre con la quinta parte, llamada en España El rostro de la muerte (toma ya).
La historia es tan poco innovadora como las anteriores, aunque a estas alturas tampoco es plan de ponerse rigurosos: ambientada en el mundo de la moda (lo que da pretexto para colar algún que otro semidesnudo) con Paul Kersey de nuevo desengañado de la justicia y vengando la muerte de la novia de turno. Y es que Charles Bronson se enfrenta a un grupo de mafiosillos liderados por el exmarido de su novia (un histriónico Michael Parks) y que se rodea de varios esbirros a cual más caricaturesco y ridículo: el majadero de la piruleta, su hermano del sombrero no mucho más inteligente que él o un desequilibrado con problemas de caspa. Personajes que bien podrían estar sacados de una historieta de Mortadelo y Filemón.
Flojilla y predecible, pero con muertes de lo más llamativas y espectaculares, por lo que no deja de ser recomendable para todos los fans de nuestro amigo. Un amigo que seguía pegando tiros con más de 70 tacos y que estaba, por desgracia, en el ocaso de carrera. Solo nos queda decir una cosa: GRACIAS POR TODO Mr. BRONSON.
Quinta y última parte de la saga Death Wish , que por cierto es también la más violenta de todas, pero que a pesar de ello me sigue gustando tanto o casi como las demás. Ya hace tiempo que la conozco, o sea poco después de que la hicieran, pero en todo este tiempo no me he olvidado de sus sangrientas escenas que como ya he dicho anteriormente, superan a las anteriores cuatro películas.
En cuanto a la calidad del filme no esta mal para ser la última de todas las de la saga, que no la mejor, no nos engañemos, pero que gustará igualmente a todos aquellos a los que les gustó las anteriores pelis de Death Wish por lo que sobra decir que es recomendable, sí señor.
Voy a aprovechar la última entrega de la pentalogía vengadora creada por Michael Winner y protagonizada por el semi-dios Charles Bronson, para comentar todas las partes de la saga, pues considero que todas ellas tienen la calidad suficiente como para tenerse en cuenta (como serie y como películas sueltas).
Yo me considero a mí mismo un tío alineado con las Fuerzas del bien . Es decir, quiero que ganen los buenos, y los malos pierdan. Pero también me defino como de la línea dura , o sea que, dado que todas las armas y artimañas viles están en poder de los otros y que juegan con muchísima ventaja, pues me parece encomiable que los buenos, en determinadas situaciones, tengan el valor de hacer uso de las propias técnicas de los malos para combatirlos.
Hace poco criticaba otra gran saga del cine de acción, SOLDADO UNIVERSAL, que la encuentro maravillosa y al mismo tiempo, muy muy pero que muy tétrica y siniestra (especialmente, en sus dos últimas entregas). EL VENGADOR ANóNIMO no es de ese tipo. Paul Kersey no es un tío oscuro, creo yo. De hecho, es un personaje de lo más entrañable: es educado, galante, caballeroso, responsable, diligente… Le encanta llevarse bien con los vecinos, trabajar en lo que le gusta, tener alguna novieta y hacer planes de futuro con ella… No es un ex-combatiente desquiciado con ansias de matar mafiosos, qué va. Él quiere vivir en paz, como cualquiera de nosotros querría. Es sólo que el destino le ha hecho víctima de estos nuevos tiempos, en los que a uno que va paseando tranquilamente por su calle, cuatro mal nacidos pueden darle una paliza y robarle sus bienes y su dignidad, y quedar tan impunes. Es así, por desgracia, lo hemos visto en las noticias, es algo que ocurre. Pero es que, al mismo tiempo que es un hombre pacífico, también es alguien que no se resigna. Y si un macarra le toca los cataplines más de la cuenta, o ve que está agrediendo a alguien que no se puede defender, coge y le mete dos tiros, ASÍ DE FáCIL, SEÑORES.
La existencia del señor Kersey se justifica como un sueño de la clase media. La clase media que no quiere follones, que no se mete en líos, que no cree en las drogas, que trabaja y ahorra, que cuida de su casa y de su familia, que le gusta entretenerse sin grandes pasiones, salvo el fútbol y cuatro pasatiempos inocentes más. Y cuya seguridad se ve amenazada por el aumento numérico de esa otra clase más conflictiva: la que no trabaja, la que busca pelea, la que trafica y abusa de las drogas, la que maltrata a su propia familia, la que vive con muy poco que perder. En una palabra, LA GENTUZA. Esa chusma que crece y crece cada día en todas las ciudades, y que cada vez está más chulita, y comen más terreno a los que son honrados, a los que son tranquilos… Y a los que son cobardes. Sí, en efecto. Charles Bronson sólo repartió justicia en la ficción. No existen tipos así. Y es algo vergonzoso, a mi parecer. Si un mierda te ataca, uno debería ser lo bastante entero y valiente como para plantarle cara, como mínimo.
En vez de eso, la clase media recurre a un sistema judicial que se manifiesta exasperantemente inútil contra estos individuos, demasiado astutos como para dejarse embaucar por él. Y si la policía, los jueces, los legisladores y todos aquellos que están en la obligación de darnos protección contra estas alimañas han decidido renunciar irresponsablemente a su cometido, que surja un Paul Kersey con una magnum para bajarles los humos, es algo que me parece no ya simpático, sino absolutamente comprensible y lícito.
De acuerdo que los macarrillas que salen en estas películas han debido tener una infancia muy dura, y que se han criado a lo mejor sin padre, o con una madre alcohólica y prostituta, y que un cabrón les hizo adictos cuando tenían doce años, y que abusaron sexualmente de ellos, y que han crecido en ambientes violentos y marginales. Pero ni yo, ni Kersey, ni la ancianita a la que le acaban de robar el bolso, ni el pobre tendero al que acaban de destrozar el escaparate tenemos ninguna culpa. Ahora bien, sí tenemos la solución… ¡ COMED PLOMO, MARICONES !*