Warm Current
Sinopsis de la película
Un joven médico recibe el encargo de velar por la buena marcha de un endeudado hospital privado, al enfermar de cáncer el fundador y alma máter de la empresa, su tutor. A su vez, tiene que elegir entre dos mujeres: una dedicada enfermera o una niña rica.
Detalles de la película
- Titulo Original: Danryu
- Año: 1957
- Duración: 94
Opciones de descarga disponibles
Si quieres puedes conseguir una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te detallamos un listado de posibilidades de descarga disponibles:
Opinión de la crítica
Película
6.7
83 valoraciones en total
Se abren las puertas de un hospital invitándonos a entrar en su mundo de ficción, plagado de un sinfín de historias interesantes, curiosos personajes, romances turbulentos y negras intrigas…
Y todo de la mano de un Yasuzo Masumura de 33 años que da sus primeros pasos como cineasta mientras se gana una reputación tanto dentro de la Daiei como para muchos que no han tardado en profesar gran admiración por sus frescos y rompedores trabajos en una industria a la cual poco le falta para experimentar una serie de cambios drásticos. Su año de iniciación, 1.957, es realmente frenético, el bello (e irregular) cuento Aozora Musume le ha permitido unirse a dos longevos y queridos colaboradores: el guionista Yoshio Shirasaka y la portentosa y bella Ayako Wakao.
Por un momento deja a la actriz y regresa junto a Hitomi Nozoe, otra de sus habituales, en una obra donde también vuelve al color, esta vez provisto por la nívea fotografía de tonos índigos apagados de Hiroshi Murai, que básicamente es la revisión de Danryu , una de las novelas más aplaudidas del galardonado autor, dramaturgo y crítico Kunio Kishida, ya llevada al cine años antes por Kozaburo Yoshimura (y que gozaría de numerosas adaptaciones más para ese medio y la televisión). Por supuesto el enfoque de Shirasaka y Masumura es muy distinto del de la versión original.
Como he dicho, Masumura es consciente de la ficción que trata cuando las puertas del hospital privado Shima se abren cual tapa de una novela, ficción que ya empieza con una tragedia sirviendo de mal presagio: el suicidio de una de las enfermeras del lugar, alrededor del cual parece construirse algo de tensión aunque como después averiguamos su presencia en el argumento es poco menos que irrelevante. Y siendo consciente de que maneja uno ya anteriormente tratado, el director se sirve de algunas piruetas narrativas para resultar más fresco y original.
La situación de dicho hospital es mala, un jaqueca constante para la familia que lo sostiene y para su patriarca Yasuhide, quien le traspasa el grave problema a Yuzo, hijo de un viejo amigo dedicado a las empresariales, puede ser esta una decisión maliciosa, y es que nos iremos percatando a medida que avance la trama, de cómo la ambigüedad y el cinismo, además de una falta total de ética y una obstinada codicia, marcan la manera de actuar y proceder de muchos personajes, muy propios del cine de Masumura. Esta es la trama principal, donde el pobre Yuzo acaba siendo blanco de las pérfidas artimañas de los ejecutivos del centro que desean arrebatárselo a Yasuhide, aprovechándose de su incurable cáncer.
Este tipo de intrigas, ubicadas en escenarios laborales donde los conflictos por el interés desatan grandes dramas a base de traiciones, engaños y actos de espionaje y chantaje, formarán parte del universo del cineasta para la posteridad, quien suele situar en el epicentro de ellos a individuos (preferiblemente hombres) rectos, valientes y dominados por un gran sentimiento de deber hacia los demás y a sí mismos, lo que les lleva a verse acorralados por los seres ambiciosos y repulsivos de su entorno. En efecto el complot que se levanta alrededor de Yuzo, nombrado nuevo director, está expuesto con tal aspereza e insensibilidad que ahoga al espectador.
Un complot en el cual toma partido una enfermera, Gin, que enamorada de él le sirve de espía. Y aquí es donde encuentra el guión su hándicap, ya que Masumura se empeña en cruzar una historia de suspense con un romance de trazos melodramáticos aproximándose a las formas del cine europeo y americano (su principal influencia), así tenemos a Yuzo peleando contra los ejecutivos sinvergüenzas con total dedicación y debatiéndose por el amor de dos mujeres, Gin y la joven hija de Yasuhide, Keiko, ambas bien diferenciadas en la obra de Yoshimura (una como reflejo de la tradición, la otra de la modernidad) pero que aquí se muestran igual de rebeldes, impetuosas y valientes.
Esa es la gran diferencia entre el film original y éste, su profundización en el apartado romántico-trágico, su pretensión de elevar el nivel de melodrama e imprimirle más ritmo y color a la historia. Por tanto llega un momento en que Masumura se desubica entre ambos argumentos paralelos, donde el carácter y la personalidad de los personajes (neuróticos, irritantes, volátiles, nihilistas) va variando en una situación (la laboral) o en otra (la amorosa), haciéndose imposible el simpatizar con ellos, sobre todo con las protagonistas, encarnadas por una Sachiko Hidari desquiciada y esa Nozoe cuyo papel va perdiendo importancia al centrarse el guión más en la primera.
Aun siendo dos actrices muy vitales y resueltas no logran ponerse a la altura de sus antecesoras Mitsuko Mito y Mieko Takamine, como sucede con Jun Negami, que flojea ante la gran actuación de Shin Saburi en el papel de Yuzo, y Eiji Funakoshi (aquí seguramente más estrangulable que nunca), ridículo dando vida a Yasuhiko en comparación con Tatsuo Saito. Otras intenciones son también muy distintos y forman parte de la diferencia de ideales y visión dramática de una década y otra, hay más intensidad e ímpetu en la obra de Masumura, muy marcada por la velocidad gracias al montaje de Tatsuji Nakashizu.
Pero si de algo cojea esta Danryu es de no estar provista de un auténtico final, dejando miles de cabos sin atar y personajes que se merecían una conclusión mejor a sus propias historias. Y la intensidad dramática lograda por Yoshimura en la secuencia de la despedida en la playa (que cerraba aquélla) no está aquí por ninguna parte (sobre todo si se reemplazan lágrimas por risas…)
No se sabe muy bien cuando el film empieza a ir mal, pero una vez sucede te ves atrapado como Yuzo y no hay manera de solucionarlo, a pesar de poseer secuencias de gran tensión y mostrar ciertos detalles interesantes que serán mejor expuestos por Masumura en el futuro, también es su primera incursión en el mundo de la medicina, tema muy recurrente de su trabajo.